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Curso de escalada en la torre de la Catedral de Oviedo para ganar el jubileo

Dos montañeros instalan las cinco banderas de la Perdonanza en la aguja del templo, una tradición que no se cumplía desde hace trece años

Las banderas de la Perdonanza vuelven a ondear en la torre de la Catedral

Las banderas de la Perdonanza vuelven a ondear en la torre de la Catedral VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín

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Las banderas de la Perdonanza vuelven a ondear en la torre de la Catedral Lorena Landázuri

"Al final todo salió sin incidencias y el tiempo respetó. En cuanto a la escalada, no era muy difícil lo que había que hacer, pero técnicamente, en cuanto a asegurar y demás, para no dañar la estructura había que tener mucho cuidado". Son las palabras de Eduardo de Deus, uno de los montañeros que coronó ayer la cima de la Catedral de Oviedo para colocar las banderas rojas que indican el inicio de la Perdonanza. La tradición, que estuvo suspendida durante 13 años por el mal estado de la estructura, se retomó esta vez, restauración mediante, y con el objetivo de mantenerla durante los próximos años.

Algún que otro curioso se dejó caer por los alrededores, alzando la cabeza para contemplar el imponente templo, pero sin mucha idea de lo que estaba a punto de suceder. "No sabía que se iban a colocar banderas ni nada", cuenta una vecina de Oviedo. Una impresión compartida por las pocas personas que a esas horas paseaban por la ciudad.

Víctor García comprueba la cuerda para la escalada con Eduardo de Deus tras él.

Entre los que conocen y bien esta práctica destaca Juan Rionda, presidente de la Federación de Montaña del Principado de Asturias, quien aprovechó para recordar anécdotas. "Esto es volver a casa. Yo pasé mi infancia, desde los 11 a los 20 años en la Catedral", exclama con añoranza quien en su día compartió carrera en el Seminario con José María Hevia, sacerdote y canónigo de la Catedral. La vida los llevó por caminos diferentes pero el reencuentro con motivo de la Perdonanza sienta aún mejor.

Para Eduardo de Deus también es una especie de vuelta a casa. Escalar 13 años después hasta lo más alto del templo se presentaba como una oportunidad de "hacer algo especial. Estamos acostumbrados a desenvolvernos en el medio natural, a hacer otro tipo de trabajos y esto es algo fuera de lo habitual". En la aventura tuvo de compañero de cordada a Víctor García, miembro de la Federación de Montaña, que momentos antes de subir afirmaba estar "tranquilo" a pesar de ser la primera vez que participa del acto. Para dos montañeros avezados, trepar a la cima de Oviedo puede resultar especial pero asequible, no obstante, García confiesa que "ahí arriba la sensación de vacío es lo que más impresiona. Ves a la gente chiquitita y parece que estemos a más de 80 metros de altura".

Viandantes presenciando la subida a la torre.

Para acometer la aventura, los escaladores fueron provistos de cuerda de 10 mm, casco, arnés, calzado, ropa específica para la ocasión y mucha concentración, todo para poder llevar a cabo el acto sin complicaciones, una tarea en la que emplearon algo más de dos horas y que se dio por terminada alrededor del mediodía, cuando de Deus y García alcanzaron la cima con cinco banderas que ondearon al viento 13 años después. La hazaña , esta vez, duró más de lo esperado debido la renovación de amarres deteriorados con el tiempo. Todo con el objetivo de poder "repetir la tradición cada año", explica Hevia. A ras de suelo, los rostros de alivio daban muestra de un trabajo bien hecho. "Estar ahí arriba es un privilegio", se escuchó.

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