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Pepe Monteserín Escritor

"Mi mejor concierto de San Mateo fue uno en el que se estropeó la megafonía"

"Saldría de copas con cualquier político que sepa comer y beber sin ponerse faltoso ni melancólico, hablar o cantar no se puede con el tumba-tumba"

Monteserín coloca el pañuelo de San Mateo a «Zapatones», una escultura de Guillermo Lourido. | Luisma Murias

Pepe Monteserín nació en Pravia y de praviano ejerce, pero vive en Oviedo y en la ciudad ha pasado muchos sanmateos. Empezó a escribir a los 42 años y desde entonces no ha parado de hacerlo, y con éxito. Con su último libro, "Donde convergen las paralelas", acaba de ganar un prestigioso premio de narrativa de viajes.

–Xente de Oviedo, ¿tambor o gaita?

–Más gaita que tambor, creo que nos gusta más el sople que el candombe y más el puntero que la baqueta y más el tiruliru que el rataplán.

–Cuál fue el mejor y el peor concierto que ha podido disfrutar en las fiestas de Oviedo.

–El mejor fue uno en la Catedral; fui forzado porque actuaban unos conocidos míos, y aunque detesto las multitudes tuve que asistir, con la suerte de que se estropeó la megafonía. El peor concierto sucedió poco después, cuando repararon el ecualizador y la puta que parió a los altavoces.

–San Mateo: ¿Un lugar propicio para el amor o para el desamor?

–Para el amor, el amor superficial, el amor a flor de piel; el amor inmediato, de caricias y besos, versos no; amor cursi no, amor descuidado, improvisado, el amor que sale al paso y siente uno que pasa el tiempo a toda velocidad y tiene que volver a casa, como Cenicienta, pero no va.

–Mejores lugares para comerse el bollu.

–En el prao que hay delante del palacio de Ramiro I, a la sombra de Santa María del Naranco, con una botella de vino blanco, bien frío (¡dije blanco, ya sé que con el chorizo pega el tinto, pero yo lo quiero blanco!), y, por favor, que el bollu esté caliente y que el chorizo tenga un pase.

–El mejor mojito que ha probado nunca en San Mateo fue…

–Una caipiriña (una tras otra) que me sirvió Toño Rodríguez "el Rojo" y tomé con él y con Miguelón, en el Pinón-Folixa, escuchando "Los Lobos": "La banda del coche rojo".

–¿Cuál fue su gran noche mateína?

–De adolescente, en los coches de choque de San Pedro Los Arcos; había ganado un premio literario en el Colegio Loyola por una redacción sobre el Palacio de Ramiro I, me dieron 200 pesetas y las fundí una tras otra con una moza que entonces me gustaba y pude demostrarle mis habilidades haciendo slalom por la pista; luego la invité a manzanas caramelizadas y luego a churros y luego fuimos al prao que rodea Santa María del Naranco, a comer regaliz y yo a cantarle "Le meteque".

–¿Vio a Slash en el Pinón?

–Por supuesto, creo que en 1992; apareció protegido por un grupo de negros muy grandes, entró en el Pinón, subió al escenario (ahora no hay tal), y unido a un grupo que interpretaba canciones de Dylan, tocó hasta que se fundieron los plomos. Había venido de Nueva York ex profeso para cantar una canción con Michael Jackson en el Carlos Tartiere.

–Si pudiera recuperar un chiringuito de los de antes, uno solo, sería:

–No me apetece ejercer hoy la nostalgia; de poner algo en danza, si fuera consejero de Cultura, llenaría todos los días el Palacio de Ramiro I y su entorno, con todo tipo de actividades y conciertos de grupos modestos. Si acaso añadiría al Palacio la crujía meridional que le falta, aunque fuera con un material diferenciador, para evitar los falsos históricos.

–¿Es de celebrar en la calle (casetas, chiringuitos…) o se refugia en los bares de siempre?

–Yo soy lobo de bar. Estaría en los chiringuitos, de pie, estropeándome la espalda si pusieran la música más bajo. Los decibelios me matan. Pero soy mucho más de los buenos hosteleros que de los diletantes de temporada.

–El Día de América en Asturias, ¿va al desfile "haiga" o lo que "haiga"?

–Iba de niño, cuando vivía en Pravia, y volví sólo una vez porque desfilaban como Reinas del Día de América, las hispano-mexicanas María Covadonga y Raquel Pérez, hará unos diez años, casi sobrinas mías por parte de mi amigo Faustino Pérez, que fue embajador oficioso de Asturias en Ciudad de México, donde lo conocí, a él y a su esposa Raquel y sus bellas hijas.

–Carrozas de San Mateo. Un par de ejemplos:

–Todo lo que hace el grupo Carroces de Valdesoto, que durante 22 años participó en el desfile, excepto este año. Me gustó muchísimo la que dedicaron al Cine mudo, y a Charlot, en 2015; la que titularon "Mujeres", en homenaje a los trabajos de las mujeres en el campo, que desfiló en 2014, y otra dedicada a México, en 2011. Nótese que trabajé en México, que quiero mucho a esa tierra y que mi mujer es jarocha, es decir, veracruzana.

–Qué pinta en San Mateo la Romería del Cristo

–Pinta mucho porque, si no estoy mal informado, San Mateo antes que evangelista y santo, con todas las prebendas que ello conlleva (es el autor de la Biblia más leído), fue un modesto publicano y recaudador de impuestos en Cafarnaúm, y Cristo lo sacó de esa miseria. Si San Mateo alcanzó la gloria fue, pues, gracias a Cristo.

–Si yo le digo paxarina…

–Pues no sé, me resulta chocante la pregunta, perdona mi despiste, pero diría que hablamos de pirulinas. Ahora no me preguntes lo que significa pirulina.

–El mejor lugar para ver los fuegos era siempre…

–Para mí el mejor lugar es desde esos prados que rodean el Palacio de Ramiro I, o sea, Santa María del Naranco. En ese respaldo prerrománico se ganan las perdonanzas al tiempo que se goza de la pirotecnia. ¡Viva el mito y la fantasía!

–¿Es más fácil ganarse la perdonanza o evitarse una buena resaca en San Mateo?

–Creo que el rezo de maitines en la madrugada muy bien puede compaginarse con el "iubilum", el júbilo que proporciona la caipiriña o un Cacique con Cocacola.

–¿Es de la temporada de teatro en el Filarmónica o de inaugurar la de Ópera en el Campoamor?

–No me gusta esa pregunta, es el dilema del tercero excluido, falsa dicotomía, cuando se presentan dos puntos de vista como únicas opciones posibles, sin considerar que existen otras alternativas e incluso que éstas son compatibles. Adoro el teatro y me apasiona la ópera. Con la obra de teatro "Salomé", de Oscar Wilde, o "El rey Lear" o "Mucho ruido y pocas nueces", de Shakespeare, o "Luces de Bohemia", de Valle-Inclán, o "El diario de un loco", de Gógol, y un par de arias, "Nessun dorma" de Turandot, de Giacomo Puccini, y "Casta diva" de "Norma", de Vincenzo Bellini, daría por muy bien empleado San Mateo.

–¿De dónde sale Mateín?

–Sale de debajo de una boina, desde luego, no de debajo de un birrete. Puestos, prefiero a Pinón.

–¿Para salir en San Mateo es mejor por semana o el fin de semana?

–De nuevo el falso dilema. Yo creo que si alcanzan las perras hay que salir cuando a uno le plazca. Pero, en fin, antes que las fiestas de guardar prefiero las fiestas donde no se guarde nada, es decir, los días laborables.

–El pregonero ideal que todavía no ha visto nunca en el balcón del Ayuntamiento es…

–Me gustaría mucho que fuera uno de largo alcance, por ejemplo Hernán Cortés, para callar mucha ignorancia, para cerrar la boca a los pseudohistoriadores que sirven, sin saberlo, a los intereses de la cultura británica y la americana. Pero ya digo que no quiero ponerme nostálgico.

–¿Con qué político ovetense se iría de juerga en una noche mateína?

–Con cualquiera que sepa comer y beber sin ponerse faltoso ni melancólico, porque hablar o cantar es imposible con lo alto que ponen el tumba-tumba en todas partes.

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