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La Perdonanza se despide con devoción por las reliquias y con rezos por el Arzobispo, convaleciente

El deán destaca, durante una misa con una veintena de sacerdotes, que el Jubileo convirtió la Catedral en "lugar privilegiado de peregrinación"

Un instante de la veneración del Santo Sudario. | Irma Collín

La devoción por el Santo Sudario, la curiosidad por ver la Cruz de los Ángeles y el deseo de obtener el perdón de todos los pecados confluyeron al mediodía de ayer en la Catedral en la despedida religiosa de las fiestas de San Mateo. La última misa del Jubileo de la Santa Cruz iniciado el pasado 14 de septiembre contó con la presencia de una veintena de sacerdotes de distintos puntos de la región y estuvo oficiada por el deán, Benito Gallego, quien aseguró que el Jubileo convirtió a la Catedral "en un lugar privilegiado de peregrinación" durante la última semana. Gallego excusó la ausencia del Arzobispo, Jesús Sanz Montes, por estar recuperándose de la operación de un quiste de riñón a la que fue sometido el pasado lunes y pidió rezar por su pronta recuperación.

Tanto los bancos como las sillas habilitadas a ambos lados de la nave central se llenaron de devotos y fieles. El Alcalde, Alfredo Canteli, encabezó en las primeras filas del lado izquierdo del altar mayor la representación municipal, conformada por los concejales populares Mario Arias, Gerardo Antuña, Conchita Méndez, Leticia González, Covadonga Díaz, José Ramón Prado, Alfredo García Quintana y Javier Cuesta. También los ediles de Ciudadanos Nacho Cuesta y Alfonso Pereira, y los concejales de Vox, Cristina Coto y Hugo Huerta. Junto a ellos, en tercera fila, se situó la mujer del regidor, Marta Suárez y en el lado derecho se colocaron "Mateín", la reina de las fiestas, Nadaya Villarino; las damas de honor, Mar Benito y Blanca Zarceño y los representantes de la Sociedad Oventese de Festejos (SOF), con Felipe Díaz-Miranda al frente.

El deán, Benito Gallego, durante la eucaristía junto a la Cruz de los Ángeles.

El Santo Sudario permaneció a un lado y cubierto durante la eucaristía, mientras que la Cruz de los Ángeles presidió la ceremonia, de algo más de una hora de duración, sobre el altar mayor. Al finalizar la misa, el Sudario fue descubierto y colocado delante del altar, dando paso a una multitudinaria veneración en la que cientos de personas tomaron fotos e hicieron colas entre constantes peticiones de silencio por parte de los religiosos. "La gente no sabe lo grande que es esta reliquia que tenemos en Oviedo", comentó con orgullo Margarita Pérez, una carbayona "de pura cepa" que desde que era una niña no se ha perdido ni un año de La Perdonanza.

La celebración religiosa fue cantada por la Schola Cantorum de la Catedral bajo la dirección del sacerdote y director del Seminario Metropolitano de Oviedo, Sergio Martínez, y a la hora de la comunión se vivió algún que otro momento anecdótico, como cuando uno de los concelebrantes afeó a uno de los fieles que se fuera con el pan eucarístico en la mano en vez de llevárselo a la boca frente al sacerdote que previamente se lo había entregado.

Los sacerdotes durante el descubrimiento del Santo Sudario.

Con esta celebración se puso punto y final a una intensa semana de actividad en la Sancta Ovetensis, que desde el día 14 había acogido misas diarias oficiadas este año por los sacerdotes titulares de las parroquias por las que discurre el Camino Primitivo, en un guiño más a las celebraciones del Año Xacobeo y la apuesta por reforzar la imagen de Oviedo como origen del Camino de Santiago.

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