La ley para la Igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI (Ley Trans), aprobada el pasado junio, que reconoce la libre autodeterminación de género y permite, entre otras cosas, el cambio de sexo desde los 12 años, puede llevar aparejada una irreversibilidad de las transformaciones que se lleven a cabo que pueden generar problemas posteriores a quienes las han realizado. Así se pronunciaron ayer la mayoría de los participantes en la mesa redonda, moderara por María Jesús Suárez, presidenta de la Asociación de Mujeres Asturianas Progresistas "Pura Tomás", que organizó un acto que, como era de esperar, generó un vivo debate.

La ley prohíbe las llamadas "terapias de conversión" y deja de considerar el cambio de sexo como una enfermedad. Javier Fernández Teruelo, decano de la Facultad de Derecho y Catedrático de Derecho Penal, aseguró que "casi nadie hará un cambio de sexo para tener ventajas o eludir desventajas, pero la ley tiene que contar con una serie de garantías, por ejemplo sobre cuestiones del pasado, desde una condena por violencia de género a una pensión de alimentos", indicó.

José Fernández Díaz, presidente de Médicos del Mundo y médico jubilado, rememoró el conflicto ético que siempre le generó este asunto durante su ejercicio profesional. "He escuchado historias humanas impactantes y también me ha tocado lidiar con la frustración de las secuelas de unas intervenciones muy agresivas que tienen un impacto muy alto en la salud de las personas. Lo que se espera resolver no se alcanza, al final", aseguró. "Estamos ante un problema social importante, para muchas personas no habrá retorno y esa es una de las cuestiones que nos preocupa". Paloma Pulgar, representante de la Asociación Amanda, de Madres y Padres de Hijas e Hijos con disforia, lamentó que en su opinión, ley se olvida de la disforia, que se define como la sensación de incomodidad o angustia que pueden sentir las personas cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer o de las características físicas relacionadas con el sexo.

"Se están prescribiendo medicamentos fuera de ficha técnica y se hormona a menores desde la primera consulta. Cuando descubren que no quieren seguir adelante, necesitan apoyo psicológico. Nos encontramos con chicas que ya no tienen pechos ni útero, o chicos que se han quedado sin pene. La probabilidad de suicidio aumenta tras la transición médica", indicó Pulgar. Luisa Álvarez, exatleta, primera mujer olímpica en piragüismo, dejó claro que, "inevitablemente, el deporte de competición se verá abocado a una nueva categoría para personas trans. La política del COI establece que los atletas trans no queden excluidos de las competiciones; es necesario buscar una solución justa; si no, muchas mujeres desaparecerán de la competición", señaló.

Carjul García-Bernardo, técnica Superior de Igualdad e integradora social de Disex Asturias, denunció que muchas de las cosas que se dicen no son exactas. "Se dice que muchos hombres van a hacerse pasar por mujeres trans para aprovecharse de cuotas o de beneficios en condenas y eso no es así, precisamente esta ley protege a los menores", recalcó. "En rasgos generales yo estoy a favor de esta ley, entre otras cosas porque ayuda a muchas personas con las que trato a diario", remarcó.

Imperio y nación en el siglo XXI, esta tarde

"Filosofía del Imperio y la Nación del siglo XXI" es el título del libro que presenta esta tarde a las 19:30 horas José Ramón Bravo, licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona (España), máster en Economía Política Internacional por el King’s College London (Reino Unido) e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Le presentará Pablo Huerga Melcón, filósofo y profesor. Bravo bucea en un asunto que despierta hoy especiales controversias, con la guerra de Ucrania como telón de fondo.