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El Campo, un bosque para druidas del píxel

Mid Studio presenta el sábado "Aura", una intervención en siete árboles del Campo

Por la izquierda, Xevi Bayona, Álex Posada y Emi Martínez, comienzan el montaje de «Aura» en el Campo.

El paseo que va de la fuente del Angelín al kiosco de la Chucha, en el Campo San Francisco, se convertirá este sábado en un espacio hipnótico, propicio a la meditación, de luces cambiantes y sonidos envolventes. Es una de las instalaciones más llamativas del programa de este año de La Noche Blanca, que llega a su décima edición, y se podrá ver a partir de las 21 horas en el Campo.

En "Aura", que es como se titula la intervención, Alex Posada y Xeve Bayona reproducen otra que ya estrenaron el año pasado en el festival Lluernia de Olot, dedicado a la luz y sus juegos artísticos.

Allí también les pilló una semana de lluvia como esta en medio de un contexto natural. Más natural incluso que el de los viejos árboles del Campo. En Olot actuaron directamente en un bosque, y para los creadores, que trabajan agrupados en MID Studio, fue un descubrimiento y una revelación. "Siempre hemos trabajado en espacios más urbanos, pero hacerlo en medio de la naturaleza nos gustó y nos mostró un camino para seguir trabajando con tecnología y naturaleza".

La pieza que se verá el sábado en Oviedo va por ese camino. Se trata de abrazar los árboles con grandes luminarias. De siete de estos ejemplares se colgarán unas luces circulares de píxels que se controlan a distancia e irán acompañadas de sonido. La música también la ha compuesto Alex Posada y con ella ha buscado trabajar con el movimiento que producen las luces.

El resultado son "como siete linternas", que alteran el espacio natural de estos árboles, entre los que el espectador puede pasear. La programación de luces hace que durante los siete minutos que dura la pieza el espacio se vaya modificando, con distinta proyección de sombras, encendido y apagado y hasta aparición de los podrían considerarse luciérnagas electrónicas.

Mientras el espacio se va bañando con distinta luz, la música ofrece otra capa "nada agresiva". A diferencia de otro tipo de instalaciones similares donde se utiliza la música electrónica para establecer un contexto agresivo, forzar al espectador, generar tensión, aquí se trabaja la armonía, el "ambient", pese a tratarse de herramientas digitales.

Los espectadores que lo disfrutaron el año pasado encontraban un momento para pasear y para relajarse, una especie de invocación druídica a través de la tecnología que les llevaba a permanecer durante varios pases seguidos hipnotizados bajo los árboles y su nueva luz.

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