El sacerdote Ignacio María Doñoro de los Ríos, (Bilbao, 1964), lucha desde el año 2002 contra diversas formas de vulneración de los derechos de los menores. Es el fundador del Hogar Nazaret, en el Amazonas peruano, donde recoge a niños esclavizados y abandonados, que han sufrido todo tipo de vejaciones. Doñoro fue capellán en cuarteles como Inchaurrondo (Guipúzcoa), y participó en misiones especiales de ayuda humanitaria internacional con el ejército español. Así tomó contacto con la terrible realidad que le hizo dejarlo todo para darse a los más débiles entre los débiles.

–¿Cómo llegó al convencimiento de que debía entregar su vida a estos niños?

–Es difícil razonar cuando estás enamorado. El amor te atrapa, te acorrala, y cuando te ha cogido, no puedes decirle que no. Esto, que pasa a nivel humano y ya es difícil de explicar, imagínate si de lo que hablamos es del amor de Dios. Yo vi claramente que Dios está en los últimos de la tierra, en los que más sufren. Entendí que no son palabras poéticas ni simbólicas, sino reales. Cuando estás profundamente enamorado y ves que Cristo está en los niños crucificados, ya no bastan las razones; el corazón te domina y te lanzas al vacío.

–¿Por qué el Hogar Nazaret, en la Amazonía peruana?

–El Hogar Nazaret es un lugar donde los más pobres de la tierra, unos niños que han vivido historias absolutamente escalofriantes, se curan. Es Jesús el que los atrae, el que es el centro de sus vidas, el que los sana. No tiene explicación humana, pero los frutos están ahí. Hay niñas que saco de la antesala del infierno y que luego se gradúan como ingenieras, o médicos. En ese sentido, el Hogar Nazaret está siendo un gran factor de cambio en la sociedad.

–En este mundo individualista del quiérete a ti mismo y ponte por delante, ¿cómo se explica la entrega a los demás sin esperar nada a cambio?

–Esas teorías del individualismo son el gran error. Cuando nos miramos a nosotros mismos fracasamos, pero cuando miramos el dolor de los demás, crecemos. La obra del Hogar Nazaret, que en realidad surgió hace muchos años entre las víctimas del terrorismo que habían entrado en un bucle, encerrados en sus casas y vivían su duelo con depresiones, tragedias y enfermedades, nació como una apuesta para sacar a los más débiles de su dolor. Cuando ves un dolor superior al tuyo, te olvidas de ti, y cuando te das a los demás, siempre recibes mucho más de lo que das.

–¿El secreto es Jesús?

–Ese es el secreto de los niños y niñas del Hogar Nazaret, porque es Dios el que está pendiente de ellos, el que les abraza, el que sana sus heridas físicas y también sus corazones. Es cierto que el libro «El secreto es Jesús», tiene algunas historias duras pero cuando esa dureza de la vida y esa cruz que todos llevamos la ponemos en manos de Dios, entonces se transforma en una alegría indescriptible.

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–La alegría que usted transmite es contagiosa

–Invito a todos a ayudar al Hogar Nazaret y a visitar nuestra página web, www.hogarnazaret.es. Cualquiera puede formar parte de este sueño de Dios y colaborar.