Una tarde de colas fue la antesala de la Noche Blanca. Ayer, desde bien temprano, empezaron a formarse a las puertas de las sedes en las que había restricciones de aforo. Hacia las cinco llegaron las primeras familias a las inmediaciones del Auditorio para asistir al pase del primer largometraje de animación infantil de la historia, "Las aventuras del Príncipe Ahmed". La proyección, con música en directo, comenzó una hora después. La cola dio la vuelta al edificio y a partir de ahí el goteo de gente continuó, primero para el concierto de la Sinfónica del Principado, la OSPA, y luego para el videodrome "El sueño de Macbeth".

Gran expectación a las puertas de la Catedral, el Bellas Artes y el Auditorio

La del Auditorio fue la primera cola pero las hubo mayores. En la Catedral, sin ir más lejos, la fila alcanzó los 300 metros invadiendo gran parte de la calle Mon, para ver el concierto de gospel de la soprano Bridget Bazile y el pianista Vicent Balse. La espera valió la pena. En el interior, 850 personas, según la organización, se dejaron llevar por el ritmo de los espirituales negros, de pie, aplaudiendo, bailando los más atrevidos. En primera fila, el deán Benito Gallego y el maestro de obras de la Catedral, el arquitecto Jorge Hevia, y a las puertas del edificio, tras la reja, decenas de personas sin perder la fe en sus posibilidades de acceder al interior.

Gran expectación a las puertas de la Catedral, el Bellas Artes y el Auditorio

Larga cola ante el Bellas Artes, que solo abrió el edificio de la ampliación y mantuvo cerrada la recién inaugurada exposición de bodegones de la Colección Masaveu. En la pinacoteca regional hubo actividad desde media tarde, con un taller para niños en los jardines, pero la afluencia masiva de gente llegó de noche, con la representación de Teatro Norte de varias obras del Museo. También hubo colas en las Pelayas, para escuchar el canto de las monjas y visitar su monasterio.