El anhelo del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA) de contar con unas instalaciones mucho más amplias está muy cerca de hacerse realidad. La directora de la institución, ubicada actualmente en Villaviciosa, María Fernández, señaló este lunes que será durante el próximo enero cuando alcancen el final de las obras. La nueva sede se sitúa en La Corredoria junto al Instituto del Carbono (INCAR), gracias a una inversión estatal que finalmente rondará los diez millones de euros. Esta nueva sede, con una superficie que multiplica por cinco la actual, dará un impulso a la ya conocida como "Milla de la bata blanca", compuesta por las instalaciones del HUCA e instituciones como la FINBA, el IPLA o el propio Instituto del Carbón.
A pesar de la firmeza con la que las tres administraciones (Ayuntamiento, Principado y Estado) respaldaron el proyecto de habilitar este moderno edificio investigador, la pandemia primero y la escalada de precios agravada posteriormente por la invasión de Ucrania provocaron algunos contratiempos para unos trabajos cuya primera piedra fue colocada en enero de 2021. La obra fue adjudicada en 7,8 millones de euros con la previsión de que estuviera lista para mediados del presente año, pero la necesidad de adaptarse al contexto económico retrasó los trabajos acometidos por la empresa gallega construcciones Alea.
El Instituto de Lácteos contará en 2023 con más de 60 empleados, el mayor número desde su creación
Una vez superados estos problemas, el ambicioso proyecto encara ya su recta final. Los obreros trabajan en los remates del inmueble, impulsado durante la etapa de la científica asturiana Rosa Menéndez como directora del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ya deja ver entre la arboleda de su parcela de La Corredoria un gran edificio rectangular de 80 metros de largo y 25 de ancho, compuesto por sótanos, planta baja y dos alturas.
Si bien todo apunta a que el inmueble estará rematado a lo largo del mes de enero, el traslado de los más de 60 trabajadores con los que cuenta en estos momentos el IPLA –la plantilla más grande de su historia–, se demorará todavía durante algunos meses más. "Necesitaremos un tiempo para equipar las instalaciones, pero ya estamos con los papeleos para ello", apunta María Fernández, que no oculta su ilusión por la pronta inauguración del edificio que les permitirá disponer de 5.000 metros cuadrados de superficie útil.
El equipamiento del inmueble cuenta con una subvención de 800.000 euros de los fondos europeos Next Generation para montar la que será su planta piloto. El resto del equipamiento correrá a cargo de una nueva aportación estatal. El Gobierno de Pedro Sánchez incluye una partida de 1,5 millones de euros en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) del próximo año, que se está tramitando actualmente en el Congreso de los Diputados.
La intención del Instituto de Lácteos asturiano es aprovechar las que serán unas modernas y amplias instalaciones para seguir creciendo al albur de unos proyectos investigadores que se podrán intensificar al acercarse, con su traslado Oviedo, al HUCA y a otras instituciones investigadoras con las que abordar nuevos proyectos conjuntos.
Amplia plantilla
Si todo va según lo planeado, el IPLA se estrenará en territorio carbayón a mediados de 2023 con 18 investigadores en plantilla, a los que hay que sumar administrativos, personal auxiliar y otros trabajadores temporales que conformarían un grupo humano de unas 62 personas. Una cifra que podría variar dependiendo de la financiación pública y privada para realizar proyectos de investigación.
