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Salir al patio a ritmo de Gardel: así guió el violinista Daniel Arnaldo García a los alumnos del Gesta de Oviedo al recreo

El músico sustituye el timbre del recreo y toca en directo para los escolares de infantil y primaria

El violinista Daniel Arnaldo García, con los alumnos de 5.º de primaria en un momento del concierto Fernando Rodríguez

"Nunca hubo tanto silencio en una actividad. Es maravilloso lo que consigue la música", exclama Beatriz Tuñón, orientadora del Colegio Público Gesta y una de las asistentes al improvisado concierto que este miércoles tuvo lugar en los pasillos del centro. Un recital a cargo del violinista cubano Daniel Arnaldo García en el que, "Por una cabeza", de Carlos Gardel, "Habanera" de la ópera Carmen de Bizet o "God Save the King" de Paganini, sustituyeron el clásico timbre que marca el inicio del recreo.

La melodía del violín se oía por todos los rincones del centro: por los pasillos de las aulas de infantil, de 4.º y 5.º de primaria... con todos los niños en fila escuchando atentamente el concierto de García, a quien este pequeño pero exigente público logró poner "nervioso porque no estoy acostumbrado; no es lo mismo un escenario en el que tú miras hacia delante y ves una masa, aquí estás al lado de los niños, ves cómo te miran con esa inocencia e ilusión. Es mágico compartir algo así con ellos", indica.

Romper con la estructura habitual de las clases y hacer partícipe al alumnado es el objetivo del proyecto "Somos música", iniciativa en la que se inserta la actividad que despertó en los niños sonrisas y asombro. "No quería que fuera algo previsible, quería que los tutores abrieran las puertas antes del recreo y que los niños si escuchaban alguna sorpresa, salieran en silencio a los pasillos", explica Ramsés García, profesor de música e impulsor de la actividad.

Que la música sea el camino y no la meta es el enfoque desde el que el docente aborda la asignatura, un camino que ayer recorrieron alumnos y profesores, que no dudaban en sacar sus móviles para inmortalizar el momento. Disfrutar descubriendo nuevos estilos, géneros e historias es el objetivo de una asignatura que cuenta incluso con su particular talent show. "Para ellos es un regalo. Es una actividad con la que pretendemos promover la empatía y la asertividad. Es un espacio donde los niños cantan, ríen, generan espectáculo, crean ellos mismos y al final los resultados son óptimos porque niños super introvertidos de repente se atreven a participar. Está resultando muy satisfactorio", añade el maestro. Un evento en el que los alumnos son estrellas, jurado y presentadores y que sirve de hilo conductor para trabajar la expresión oral, vencer el miedo a enfrentarse al público y respetar a los demás.

El violinista Daniel Arnaldo García, a la izquierda, con el profesor de música del colegio, Ramsés García. Fernando Rodríguez

Evitar generar frustraciones en los menores y hacer de la música el camino y no la meta ayuda a los alumnos a disfrutar de una asignatura que va más allá de la flauta dulce. "Con esta iniciativa lo que hago es acercarles artistas de edades, procedencias y estilos diferentes. Es el camino de llevarlos a otros lugares, que conozcan historias. No me interesa que acaben imitando lo que hacen las personas que vienen, sino que descubran y se interesen", destaca el docente que esta vez decidió contar con el talento de Daniel Arnaldo García para revolucionar el recreo. "Cuando Ramsés me lo propuso enseguida le dije que sí. Es una forma de enseñar a los niños que la música es algo que va con nosotros y despertar ese gusto en los niños es algo fundamental", subraya García, alumno del violinista ruso Boris Belkin y admirador del recientemente fallecido Pablo Milanés. "Es un referente, un icono en mi país. Llegué a conocerlo en persona y me emociono solo de recordarlo".

Libertad para cantar, bailar y acercarse a la música sin prejuicios es el objetivo de una asignatura gracias a la que los alumnos han podido disfrutar del cantante y compositor estadounidense, Michael Lee Wolfe, o el músico y director de la Escuela de Música de Llanera Alfonso Vega. "Una actividad de este tipo te hace cambiar el chip totalmente y valorar las artes. Imagina que estás haciendo un problema de matemáticas y de repente escuchas esto. Lo valoras infinitamente más", destaca Elisa Fernández, directora del colegio.

El futuro pasa por seguir mejorando una disciplina "abierta y flexible, que solo busca que los niños se hagan preguntas y sean curiosos. Es la mejor forma de aprender y de que saquen de la asignatura algo que les llene", recalca el maestro.

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