"Vivimos aterrorizados, llevamos años sufriendo su comportamiento. Es muy violento, pero nadie hace nada". Con la voz entrecortada y totalmente indignada "por la impotencia", una vecina del piso superior a la vivienda de la calle Río Sella de Ventanielles incendiada este domingo por su inquilino, un varón de 55 años que aseguró haber dado fuego a un cojín "porque tenía frío", asegura que el de este fin de semana fue solo "uno más" de los escándalos a los que este individuo les tiene casi acostumbrados. "Siempre que le denunciamos nos dicen que está tutelado por el Principado y este nos dice que no sabe nada", alerta.
Este domingo, el hombre despertó a varios de los habitantes de su portal y los bloques colindantes con una desagradable sorpresa. El incendio, originado en el interior de la vivienda, hizo que saliera de la misma abundante humo, provocando que algunos de los propietarios del edificio tuvieran que pasar la noche en un hotel. "Dijeron que había riesgo de que nos intoxicáramos", declara una vecina y expresidenta de la comunidad de vecinos con problemas de movilidad, que afirma haber vivido en sus propias carnes el efecto de los brotes psicóticos del hombre, detenido por la Policía Nacional y acusado de provocar el aparatoso incendio.
Uno de los episodios más sonados fue cuando, siempre según la versión de los vecinos, el varón arremetió contra una trabajadora de la Cruz Roja y una vecina. Además de enfrentarse a ellas, llegó incluso a amenazarlas con provocar una explosión. "Una vez nos puso bombonas a la puerta y dijo que iba a volar la casa con nosotras dentro", relata la mujer.
A este caso se sumaron otros puntuales de intimidaciones por las escaleras y los rellanos, que en alguna ocasión terminaron con llamadas a la Policía Nacional o al teléfono 016. "No sabemos ya ni a quién recurrir porque al final no pueden hacerle nada", comenta la misma residente del bloque, poniendo como ejemplo un día en el que fue detenido a las diez de la mañana y dos horas más tarde ya estaba de vuelta en el bloque "dando coces y aporreando las paredes de la casa".
Este último suceso ha provocado que varios vecinos intercambiasen sus experiencias, dejando al descubierto que los incordios del hombre acusado de conflictivo son muy habituales. "Estuvimos hablando y a todos nos ha hecho alguna", comenta la expresidenta de la comunidad de vecinos, poco esperanzada en que las autoridades o algún familiar del detenido tome cartas en el asunto para poner freno a la delicada situación. "No matamos a nadie para tener que aguantar esto a diario y vivir con miedo a sufrir una desgracia", indica esta mujer aquejada de varias minusvalías físicas.