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La archivera municipal de Oviedo, Ana Herrero, se jubila tras 40 años de "rigor y excelencia profesional"

Investigadores y ediles alaban el talante colaborador de la técnico y lamentan que no llegara a montar el nuevo archivo, promesa incumplida desde el 2000 por los gobiernos locales

Ana Herrero en el archivo municipal. Miki López

La archivera municipal Ana María Herrero Montero ha dejado su "palomar". La jefa de Archivo y Documentación del Ayuntamiento de Oviedo llamaba así a las pequeñas estancias instaladas en el piso superior del edificio consistorial, con acceso a la torre del reloj, donde desarrolló su trabajo durante los últimos cuarenta años. El pasado día 18 de noviembre se jubiló. Con su salida de la casa, los investigadores, usuarios y políticos que durante todos estos años trabajaron a su lado han alabado con una sensación agridulce la trayectoria de esta madrileña convertida en autoridad en historia local y referente nacional en archivística y documentación. Su paso por el Ayuntamiento, coincide todos, fue un ejemplo de "rigor y excelencia profesional".

Ana Herrero con la histórica archivera Palmita Villa, a la que sustituyó.

La mezcla de sensaciones no viene solo de poner en la balanza lo merecido de la jubilación y la pérdida que supone para la ciudad. Se añaden, en la parte agraz de su salida, los reiterados incumplimientos de la promesa realizada por los sucesivos gobiernos locales, al menos desde el año 2000, de haber dado una nueva sede al archivo municipal que pusiera fin a los gravísimos problemas de espacio y seguridad que padece. Ana Herrero, heredera en el puesto de la histórica María Palmira "Palmita" Villa, estaba llamada a haber dirigido ese traslado y al diseño del nuevo archivo municipal. Con todo, su labor en el puesto, más allá de la eficacia, entrega, diligencia y pasión carbayona demostrada con los años, incluyó notables mejoras en el servicio, como el impulso a los procesos de digitalización.

Ana Herrero, en el archivo, en una fotografía de 2011.

El exalcalde Agustín Iglesias Caunedo incide en esa ambivalencia ante la jubilación de Ana Herrero. "Es una mala noticia para la ciudad que Ana Herrero se jubile, aunque se la merece porque se la ha ganado. Ella ha sido la responsable del archivo y lo convirtió en algo más que un archivo. Era un archivo vivo, donde se preocupó de mantener viva la historia de la ciudad. Es una persona muy rigurosa, con muchísimo prestigio y reconocida en toda España, es una pena que se haya jubilado con la asignatura pendiente de haber dotado al archivo de su sede del siglo XXI".

Además de su puesto como Jefa de Servicio de Archivo y Documentación en Oviedo, al que accedió en 1983 en sustitución de Palmita Villa, esta madrileña licenciada en Historia por la Complutense y diplomada en Archivística y Documentación por el Ministerio de Cultura, ha sido profesora del Máster de Archivística de la Carlos III, vocal de la Junta Superior de Archivos del Ministerio de Cultura entre 2005 y 2011, miembro del Comité Ejecutivo de la Sección para los Archivos Locales entre 2004-2007, secretaria de la Coordinadora de Asociaciones de Archivos de España entre 2003 y 2010, presidenta de la Asociación Asturiana de Bibliotecarios, Archiveros, Documentalistas y Museólogos entre 2002 y 2004 y presidenta de la Asociación de Archiveros y Gestores de documentos del Principado de Asturias, entre 2013 y 2016, ocupando en el siguiente mandato la vicepresidencia.

Con esa trayectoria que incluye innumerables ponencias en congresos y destacadas publicaciones sobre archivos, historia del papel y las filigranas, todos los investigadores consultados concluyen que fue "un lujo" trabajar a su lado. El erudito local Emilio Campos destacaba ayer que en 33 años visitando y filtrando los principales archivos de Oviedo y Asturias nunca encontró a nadie "tan inteligente como Ana Herrero". "A mí siempre me gustaba sacar alguna cosa un poco rara y planteársela a los responsables de los archivos en broma, eran engaños amistosos que conseguí realizar siempre, salvo con ella. A Ana Herrero no pude engañarla, tenía un conocimiento profundo e inteligente, siempre sabía más que yo de todas las cosas, fue algo increíble para Oviedo, que solo se puede parecer a la figura de Palmita Villa, fue un lujo tenerla".

La cronista oficial de Oviedo, Carmen Ruiz-Tilve, también quiso destacar su "extraordinaria labor". "La quiero muchísimo", explicaba ayer, "no sé quién vendrá en su lugar, pero en su labor, sin ser asturiana, funcionó de maravilla, y yo le debo muchísimo".

Discípulo de Ruiz-Tilve en la crónica de la historia local, Carlos Fernández Llaneza también destacó la "suerte" que ha tenido Oviedo de contar con Herrero. "Quienes acudimos con relativa frecuencia al archivo siempre encontramos en Ana esa mano conocedora de ese peculiar territorio en el que ella facilitaba ayuda, consejo y expertas directrices para marcar el rumbo de nuestra búsqueda. Su disponibilidad, discreción y vocación de servicio son rasgos incuestionables de su identidad. Ana Herrero puede irse orgullosa de su paso por el Archivo. Es una de esas personas que logran concitar en torno a sí un poco frecuente consenso".

Otro exalcalde, Wenceslao López, resumió ayer la figura de Ana Herrero como "una trabajadora totalmente entregada a su responsabilidad, siempre disponible y muy colaboradora". López destacó que ha sido un usuario constante del archivo y que la labor de Herrero le ha sido siempre de muchísima ayuda en cuestiones muy complejas, entre las que citó los expedientes de la calleja de La Gascona, la titularidad del Jardín de los Reyes Caudillos, el de los terrenos de la fábrica de armas que sirvió al anterior gobierno para lograr una cesión demanial de parte del recinto o para instruir el expediente de aplicación de la Ley de Memoria Histórica.

El concejal de Interior y Teniente de Alcalde, Mario Arias, también lamentó su jubilación y el sabor "agridulce" al no poderle haber ofrecido "un espacio mejor para el archivo". "Fue una suerte tener una funcionaria de su nivel, su trabajo en el archivo fue fantástico. El traslado del archivo no se nos cae en el olvido y espero cuando lo logremos ella tendrá que estar allí presente".

Durante su años de archivera municipal, Ana Herrero vio cómo se proyectaba el traslado a la Casona de Doña Urraca, luego convertida en Escuela Infantil, al edificio de Calatrava en el Vasco nunca realizado, al Sanatorio Miñor, a la fábrica de gas o, en los últimos años, a los restos del claustro barroco de La Vega, en la fábrica de armas. En ningún caso la propuesta del nuevo archivo fue más allá de una mera especulación. Con la salida de Ana Herrero, al frente del Archivo queda la jefa de servicio, Julia Piñera, y la auxiliar que trabajaba con Herrero, Luzdivina Magdalena, en tanto que se resuelven las oposiciones ya en marcha para cubrir su plaza. Hay 17 candidatos convocados para las pruebas, que se celebrarán a partir de marzo de 2023.

Además de su dedicación profesional en el campo de la archivística, Ana Herrero es también una destacada activista en Amnistía Internacional, organismo con el que lleva colaborando desde los años noventa en la ciudad, donde ha sido la presidenta de la entidad autonómica entre 2020 y 2021 y en el que en la actualidad ocupa el cargo de responsable de relaciones institucionales. Este mismo jueves fue la encargada de leer el manifiesto contra la pena de muerte en el acto que todos los años se organiza ante el Campoamor de las ciudades por la vida.

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