Entrevista | Ariel Brínguez Saxofonista cubano, actúa el viernes en Oviedo

"Hay una Cuba musical cercana a la poesía, no tan masculina y visceral"

"Acepto la muerte como parte de la vida, pero la de Pablo Milanés me ha zarandeado; compartí escenario con él y era espléndido"

Ariel Brínguez. | Edu Alonso

Ariel Brínguez. | Edu Alonso / Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Ariel Brínguez promete llenar con su "Nostalgia cubana" el teatro Filarmónica, este próximo viernes, 9 de diciembre, a partir de las 20.30 horas. El saxofonista cubano, afincado en Madrid desde hace quince años, ha versionado temas y canciones clásicas de su tierra natal y las ha pasado por el filtro del jazz, recreando la atmósfera de La Habana cosmopolita de los años 40 y 50 del pasado siglo.

–¿En "Nostalgia cubana" pesa más la música cubana o el jazz?

–"Nostalgia cubana", que es uno de mis álbumes, es una mirada retrospectiva a Cuba. Llevo muchos años viviendo en Madrid, y este álbum está hecho pensando de dónde vengo, desde dónde ofrecer mi arte, desde un sitio más cercano. Es como mirar a Cuba y preguntarme de dónde soy, de dónde vengo y qué traigo. Eso sí, es una Cuba más intimista. Me gusta la poesía y escribo desde niño, hay poética dentro del musical. Está en un punto medio, entre Cuba y el jazz. Toma la tradición de la música cubana y la mezcla con el jazz americano, la estética de los años 40 o 50, aquellas canciones de Nat King Cole o de "Buena Vista Social Club".

–Usted ha colaborado con muchos músicos.

–En España he trabajado con Javier Colina, uno de los grandes contrabajistas del mundo. Yo estuve tocando en su proyecto y él es una inspiración y un estímulo. Él tocó con Bebo Valdés y con El Cigala. Mi abuelo fue un saxofonista muy notable, y yo crecí escuchando muchas canciones. No solo me enseñaba las canciones sino la forma de abordarlas. Cuba es un país muy musical, entendiendo la música como cultura y como modo de vida y compartir. Quise hacer un disco que tuviera esos vínculos.

–Con la pandemia, se ha alargado el tiempo de rodaje con este trabajo.

–Una de las asturianas que más yo quiero, Nuria Becerra, me hizo retomar este proyecto. El álbum estaba y a partir de trabajar con ella retomé el proyecto y empecé a presentarlo en muchos lugares. Nos vamos a Bulgaria en una semana, acabamos de llegar de Alemania, ahora tocaremos en el Festival de jazz de Madrid…

–¿Cómo ha conjugado el jazz y las melodías y ritmos cubanos?

–El jazz que yo uso es conceptual, tiene la improvisación y lo que hemos hecho es coger canciones de Cuba, que tuvieran ese punto susurrante e intimista y hacer pequeños arreglos. Yo he cogido las raíces cubanas y les he dado un baño de jazz. Hay una Cuba musical cercana a la poesía, no es la del estallido tan masculino y visceral.

–Su abuelo fue un gran saxofonista también.

–Mi abuelo fue director de una banda mítica en el centro de Cuba, una banda de son atípica, y crearon un nuevo sonido del son cubano. Viajaron un montón por el mundo. Fue como una segunda camada de "Buena Vista Social Club". Mi abuelo es un referente del saxo cubano. Esos viejitos están llenos de historias.

–Y toco alguna vez en Asturias.

–Sí. Hay mucha gente ahí de Santa Clara, de donde es mi familia. Tengo ganas de beber la sidra y comer la fabada. A nivel artístico mi formación ha sido en Cuba, la Cuba que yo voy a enseñar es lo que ya traigo de mis viajes por el mundo, una Cuba que aboga por un sentimiento universal, muy influenciada por la música de todo el mundo. El mestizaje en Cuba es infinito: llegaron africanos, empezaron a pasar chinos, europeos que se quedaban en la isla... A nivel biológico cuando nos mezclamos se fortalecen la especie y el arte es reflejo del ser humano. La música pasa a través del ser humano.

–Pablo Milanés, un gran músico cubano y universal, ha fallecido hace unos días.

–Tengo varios arreglos de Pablo Milanés, por admiración y por respeto, y lo potente que me parece ahora su música. Acepto la muerte como parte de la vida, pero esta muerte me ha zarandeado. En persona compartí una vez con él escenario y era espléndido y superamoroso.

–A Oviedo llega con una banda con la que lleva tiempo trabajando.

–Y el concierto de Oviedo nos coge en un momento álgido de compenetración. Soy superafortunado de compartir mi vida con estos músicos.

–¿Cómo se recibe la música cubana en el norte de Europa, donde también están tocando?

–El recibimiento que tenemos en países como Alemania es una demostración de que la música es un lenguaje universal. Si dices la verdad y haces un trabajo honesto, se siente. Nosotros subimos al escenario y aquello es una ceremonia. La semana previa al concierto de Bulgaria estaba todo vendido.

–¿Qué música le gusta escuchar cuando no está trabajando?

–Me alimenta la música folclórica de todos los lugares del mundo, estoy obsesionado con ese punto étnico, y jazz, percusión, canto...

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