Los problemas de la zona este de la ciudad

"De vulnerables no tenemos nada", se quejan los vecinos del Grupo José Antonio

En el "Tocote" de Pumarín compensan los pisos viejos y sin ascensor con alquileres a partir de 200 euros, tranquilidad y proximidad al centro

Juan Ángel Moreno, vecino del Grupo José Antonio de Pumarín, escucha música sentado en un banco del barrio. | Fernando Rodríguez

Juan Ángel Moreno, vecino del Grupo José Antonio de Pumarín, escucha música sentado en un banco del barrio. | Fernando Rodríguez / L. Landázuri

L. Landázuri

"Llevo 20 años viviendo aquí. Es un barrio tranquilo y cómodo". Juan Ángel Moreno, vecino del Grupo José Antonio de Pumarín, escucha música mientras fuma, tranquilo, un puro en un banco de la zona. Es su barrio y de aquí, insiste, "no se mueve". Aunque un estudio encargado por el Ayuntamiento sitúa al vecindario ovetense, junto con Ventanielles, entre los más vulnerables de la ciudad, atendiendo a la tipología de los edificios y a las características socioeconómicas, Moreno se desmarca. "De barrio vulnerable, nada. Eso es señalarnos". Luego recuerda cómo era el barrio hace unos años. "Cuando empecé a vivir aquí, era la gente del barrio, de toda la vida, con una calidad de vida buena. Ahora, lo que noto es que hay más inseguridad", puntualiza.

María Concepción Díaz, a sus 74 años, presume de ser "gemela del tocote" y, a pesar de vivir en un cuarto piso sin ascensor y de arrastrar numerosas dolencias, no cambiaría su barrio por "nada del mundo", exclama desde su ventana. Tras una temporada en Bruselas, Díaz volvió a Oviedo al enfermar su padre, momento en el que empezó a vivir en "el piso de mi vida".

Precisamente, la falta de ascensor es uno de los principales inconvenientes que señalan algunos de los vecinos, población, en su gran mayoría, envejecida. "Hay muchas viviendas deshabitadas porque las personas mayores o con movilidad reducida no pueden vivir aquí", cuenta Patricia Navas, que lleva 12 años viviendo en el barrio.

Mousa Leye delante del portal de su casa. | Fernando Rodríguez

Mousa Leye delante del portal de su casa. | Fernando Rodríguez / L. Landázuri

Construidas en 1954, las 417 viviendas del Grupo José Antonio, evidencian el paso de los años. Algunas no han sido objeto de mejoras; otras han sido reformadas, como en la que vive Álvaro Fernández. "Son viviendas viejas, pero hay pisos que sí están reformados, como el mío. De hecho, mi portal está arreglado; las escaleras son antiguas pero el portal lo han mejorado", indica, mientras invita a comprobar las pequeñas dimensiones del descansillo.

Aparte de las dificultades de acceso a las viviendas, Fernández da cuenta de las quejas que manifiestan algunos vecinos ante la falta de suministro de gas para hacer uso de la calefacción. "Esas tuberías son para el gas, pero no todas lo tienen. Depende de si el propietario habilita o no el servicio. En mi caso, mi casera no puso gas, sino radiadores eléctricos y, al precio que está la luz, no los uso".

Tras dos años en el barrio, viviendo en 45 metros cuadrados, piensa mudarse a una vivienda más grande. "Para una persona sola está bien, pero yo vivo con mis dos hijos y se nos queda corto. Por lo demás, es una zona tranquila, en la que se vive bien", añade Fernández.

Álvaro Fernández, en el descansillo de su portal. | Fernando Rodríguez

Álvaro Fernández, en el descansillo de su portal. | Fernando Rodríguez / L. Landázuri

Moussa Leye llega a casa con una bufanda del Real Oviedo al cuello. "Voy ahora al campo", explica. Antes, pasa por casa, un piso en el Grupo José Antonio en el que reside desde hace cinco años. "Los pisos son lo que son. Vienen de la época de Franco. Conozco la historia del tocote y demás, y sé que no son pisos aptos para que viva mucha gente. Yo vivo solo y pago 260 euros, así que no tengo problema", señala. La tranquilidad del barrio es uno de los puntos fuertes que hizo a Leye decantarse por la zona. "Hay buenos vecinos y me gusta vivir aquí. Hay lo mismo que en cualquier barrio, no está tan mal como dicen". A lo largo de los 17 años que lleva viviendo en Oviedo, ciudad a la que llegó desde Senegal, ha vivido en San Lázaro, Costa Verde y, ahora, en Pumarín. "Desde que me mudé aquí, no me puedo quejar", asegura.

Los alquileres asequibles son uno de los principales atractivos del barrio. Las rentas oscilan entre los 200 y los 500 euros al mes, y su proximidad al centro de Oviedo hace que muchos se decanten por alquilar en esa zona de Pumarín. "Los precios no están mal y estás muy cerca del centro, por eso la gente alquila aquí", indica una vecina de la zona.

María Concepción Díaz se asoma a la ventana de su piso. | F. Rodríguez

María Concepción Díaz se asoma a la ventana de su piso. | F. Rodríguez / L. Landázuri

La tranquilidad es, sin duda, una de las constantes que todos los vecinos se apresuran a destacar entre las características del barrio. José María López lleva toda la vida viviendo en un bloque del Grupo José Antonio y no tarda en mencionar lo tranquila que es la zona. "Aquí se vive sin problemas. El problema es, sobre todo, para la gente mayor, son pisos sin ascensor y las casas están un poco decrépitas y, como la población está envejecida, pues se nota más. Igualmente, ahora hay una población migrante que se está incorporando porque son viviendas baratas en el núcleo urbano y luego, el grueso es la gente mayor, para los que las escaleras son un problema".

La baja eficiencia energética y la baja calidad constructiva son aspectos mencionados en el estudio encargado por el Ayuntamiento de Oviedo para atribuir al Grupo José Antonio de Pumarín la categoría de vulnerable, algo que López constata. "A mí el frío no me preocupa, pero, evidentemente, las casas no están acondicionadas, ni están provistas de aislamiento".

José María López, ante uno de los bloques del Grupo José Antonio. |  F. Rodríguez

José María López, ante uno de los bloques del Grupo José Antonio. | F. Rodríguez / L. Landázuri

El carácter asociativo, la unión vecinal y la condición de ser un barrio de toda la vida hacen que algunos de sus vecinos se queden con lo bueno que tiene vivir cerca del centro sin dejar tu casa de siempre.

"Yo estoy muy a gusto. Lo tenemos todo como queremos y vivimos muy bien. Para el concepto de comodidad que tiene la gente de ahora, es cierto que son viviendas bastante limitadas, pero, si buscas algo básico, sin grandes pretensiones, se vive muy bien. Por 400 euros no se puede pedir más", añade una vecina del barrio.

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