Marino Pérez: "La soledad está en la base del uso abusivo de las redes sociales"

El psicólogo explica en "El individuo flotante" cómo la necesidad de estar conectados genera cada vez más desasosiego en la vida real

Roger Domingo, José Errasti y Marino Pérez, ayer, en un repleto Club Prensa Asturiana. | Irma Collín

Roger Domingo, José Errasti y Marino Pérez, ayer, en un repleto Club Prensa Asturiana. | Irma Collín / M. J. IglesiasM. J. I.

M. J. IglesiasM. J. I.

Niños y adolescentes que pelean con sus padres y madres por el uso del teléfono; adultos que necesitan su dosis diaria de "me gusta" para poder sobrevivir; jóvenes y no tan jóvenes que no soportan estar más de diez minutos desconectados y enfrentados a sus propios pensamientos; hombres y mujeres que acuden al cirujano con el "selfie" que más les gusta para hacerse esa cara y una sociedad "líquida" en la que las personas son una especie de veleta, con vaivenes que trasladan a sus relaciones y a su modo de estar en la vida.

Marino Pérez, durante la firma de libros en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, ayer. | Irma Collín

Marino Pérez, durante la firma de libros en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, ayer. | Irma Collín / M. J. IglesiasM. J. I.

De esta manera se describe, de forma simple, el panorama que presenta el psicólogo Marino Pérez en su nuevo libro: "El individuo flotante. La muchedumbre solitaria en los tiempos de las redes sociales" (Ediciones Deusto), en el que aborda el modo en el que las redes sociales tejidas en internet están cambiando la manera de entender la vida y las relaciones entre las personas.

La presentación del volumen, que salió a la calle este mismo miércoles, llenó el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA de público deseoso de recibir claridad acerca de esos comportamientos "digitales" que presentan cada vez con menor nitidez la barrera entre lo "real" y lo "virtual". El título ya es toda una declaración de intenciones; alude a ese "individuo flotante" que describió el filósofo Gustavo Bueno. "Una persona que adolece de falta de anclaje en algo sólido y duradero; que se encuentra a expensas de las modas, las tendencias y los influencer de turno. Esa ligereza y levedad pueden dar lugar a una insoportable levedad del ser, algo que sucede cuando uno es una veleta". Lo explicó Marino Pérez, hasta el pasado mes de septiembre catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo, que estuvo acompañado por su colega José Errasti –con el que prepara un nuevo libro y con quien escribió el best seller "Nadie nace en un cuerpo equivocado"– y por Roger Domingo Anzizu, su director editorial de Ediciones Deusto, que destacó la idoneidad de las cuestiones que aborda Pérez respecto al uso de las llamadas redes sociales y la adicción que pueden provocar. "Las redes sociales no son malas per se, el problema es su uso ya que están pensadas para generar dependencia y eso hace mella en los más indefensos que suelen ser los jóvenes", matizó el editor. Marino Pérez también llamó la atención sobre el peligro de estas redes para los niños. "Desde 2012 se viene observando un creciente deterioro en la salud mental de niños, adolescentes y jóvenes, así como un aumento de las adicciones asociadas a las redes sociales", recalcó. "Sentirse desconectado es la experiencia más común en los individuos adictos a las redes, aunque no quiere decir que los usuarios experimenten esa soledad en cada momento; cuando uno está conectado está centrifugado; la conexión produce ese alivio de la soledad".

"La envidia es el pecado capital que fomentan esas redes: lo típico es que cada uno acuda a ellas a lucir y mostrar su mejor versión, algo que provoca celos en los demás", señaló el psicólogo y escritor. También habló de la paradoja que supone que las redes traten de fomentar la comunicación, cuando cada uno interactúa en solitario. "La soledad es el gran factor que propicia el uso abusivo de las redes; ocurre muy a menudo que cuando uno se desconecta al final del día tiene una experiencia de desasosiego que le lleva a volver a engancharse, es como una necesidad imperiosa", aseguró Pérez para quien las redes "son una de las comunidades salvíficas de nuestros días, dispuestas a poner en contacto a conjuntos de personas unidas por los mismos intereses". Otra comunidad salvífica son, a juicio del profesor, las psicoterapias, cada vez más demandadas para todo tipo de cuestiones, "que se ofrecen a esos individuos flotantes que necesitan tratar sus malestares", indicó.

Todo este individualismo no es fruto de la casualidad y llega alimentado por el neoliberalismo acentuado en las últimas décadas. Así lo explicó José Errasti, profesor de Psicología de la Personalidad en la Universidad de Oviedo, que ligó la aparición de las redes a un largo proceso. "Esta tecnología surgió porque la sociedad capitalista ya estaba preadelantando la tendencia. Habría que plantearse hasta qué punto estamos ante un complemento de la vida cara a cara o es la vida real la que se ha convertido en un complemento de las redes sociales", aseguró.

"Las redes sociales son máquinas de narcisismo y enlazan con la construcción comercial del yo como un producto que también se vende", añadió Errasti. Las redes provocan el establecimiento de comparaciones continuas. "Nos da la impresión de los demás son más felices que nosotros; se proyecta yo ideal que muchas veces no coincide con la realidad". "Nuestro mundo ha cambiado por completo. Nuestros antepasados quedarían asombrados de vernos con un artilugio en las manos, mirando una pantalla y tecleando sin parar; nada es igual", concluyó Pérez, antes de pasar a una multitudinaria firma de libros.

Todo sobre "Ernani", de Verdi, esta tarde, a las 19.00 horas

"Ernani", de Verdi, es el título que cierra la presente temporada de ópera de Oviedo y con ese motivo el Club acoge esta tarde, a las 19.00 horas, una conferencia a cargo de María Sanhuesa Fonseca, profesora de Historia y Ciencias de la Música del Departamento de Historia del Arte y Musicología de la Universidad de Oviedo. La presentará Adolfo Domingo, responsable de Publicaciones de Ópera de Oviedo. "Ernani, o el honor castellano" es una ópera en cuatro actos con libreto de Francesco Maria Piave, sobre el drama Hernani de Victor Hugo. Fue estrenada en la Fenice, de Venecia, el 9 de marzo de 1844.

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