"El periodista nunca se jubila", afirma Alberto Menéndez en el homenaje de sus compañeros

El exsubdirector de LA NUEVA ESPAÑA recibe el título de honor de la Asociación de la Prensa de Oviedo y del Colegio de profesionales

Los periodistas reunidos en un salón del hotel Reconquista. | Fernando Rodríguez / Asociación de la Prensa

Los periodistas reunidos en un salón del hotel Reconquista. | Fernando Rodríguez / Asociación de la Prensa / T. Pertierra

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Los periodistas asturianos cambiaron ayer durante unas horas los papeles y pasaron a ser protagonistas de la noticia. La Asociación de la Prensa de Oviedo y el Colegio de Periodistas de Asturias mantuvieron el tradicional encuentro anual en las cercanías de la festividad de San Francisco de Sales (24 de enero), patrono de la profesión. Una forma distendida y amena de aunar esfuerzos, compartir confidencias y encontrarse con nuevos o antiguos compañeros de todos los medios para llevar a portada recuerdos y vicisitudes. Todos unidos por la pasión por su oficio, en otro orden de cosas.

"El periodista nunca se jubila", afirma Alberto Menéndez en el homenaje de sus compañeros

Alberto Menéndez, entre Melchor Fernández y Ceferino Vallina. / T. Pertierra

La de ayer, además, tuvo un momento especialmente emotivo al entregar el título de honor a Alberto Menéndez, periodista de LA NUEVA ESPAÑA durante décadas (entró en 1982) y durante décadas directivo de la Asociación.

Y nadie mejor para glosar su figura que otro periodista que tampoco se jubilará: Melchor Fernández Díaz. Quien fuera director de este diario comenzó con una revelación: Menéndez "nació en Caracas. No se le nota el acento, ¿verdad?" Cuando tenía 5 años sus padres, ambos emigrantes, "decidieron regresar a Asturias". Tras estudiar Periodismo en Madrid, decidió ejercerlo "cuanto antes como profesión, que a fin de cuentas es su verdadera razón de ser. Y eligió para ello su tierra".

Tras su paso por "Región" y la "Hoja del Lunes", Menéndez recaló en LA NUEVA ESPAÑA cuando, "con el nombramiento de José Manuel Vaquero como director, el periódico iniciaría una nueva etapa que se convertiría en el preámbulo de gran salto adelante que supuso su adquisición por Prensa Ibérica".

Comenzó como redactor, ascendió a jefe de sección y luego a redactor jefe, antes de pasar 25 años como subdirector. Lejos de encasillarse en la información política, donde era un referente, "no dudó en cultivar otras temáticas", como la deportiva. "Brillante profesional" y también defensor de los derechos de los periodistas. Sus méritos llevan sello de calidad y calidez humana. Por su "bonhomía, su carácter conciliador y el autodominio como expresión de saber estar", argumentó Fernández Díaz.

Titular a cinco columnas: "Alberto ha sabido ser jefe sin dejar de ser compañero".

El protagonista repasó su experiencia profesional. Y recordó los esfuerzos para poner en pie el Colegio de Periodistas –presidido por Ceferino Vallina, que presentó el acto y repasó la actualidad de la profesión–, y que es "una realidad de la que ahora estamos orgullosos". La Asociación significa mucho para él: "Soy asociado desde 1982, con el carné número treinta. Éramos más, pero no sé por qué a mí me correspondió un número tan bajo. Éramos más, pero no en exceso, y eso que había bastantes más medios de comunicación que ahora". Tiró de humor para reconocer que "me van las relaciones largas. Por un lado, la Asociación y, por otro, claro, LA NUEVA ESPAÑA, periódico en el que "entré en febrero de 1982 y en el que permanecí hasta agosto de 2017". Ante la mirada emocionada de su esposa, Felisa Conejero, Menéndez afirmó que "ya no estoy en plantilla. Bueno, no, permanezco en una: en la de la Asociación".

Abrir comillas: "Porque periodista es uno siempre. Nunca se jubila. Al menos, la mayoría no lo hacemos". Cerrar comillas.

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