Entrevista | Juan Echanove Director artístico de "Pan y toros", zarzuela que abre el día 23 el ciclo de Oviedo
Juan Echanove: "Con ‘Pan y toros’ quiero devolver al público asturiano todo lo que me ha dado"
"Será una puesta en escena a lo grande: hemos ocupado todo el espacio escénico, no cabe un alfiler, y daría media vida por tener un metro más"
Juan Echanove (Madrid, 1961) se confiesa feliz por regresar a Asturias. "Noto cada día que estoy en casa, me encanta pasear por Oviedo. Por toda Asturias en realidad, porque además Avilés tiene mucho sentido dentro de mi carrera, y también Gijón", señala. El actor y director teatral está en Oviedo preparando el montaje de "Pan y toros", la zarzuela de Francisco Asenjo Barbieri. Esta producción, estrenada con gran éxito el pasado mes de octubre en el Teatro de la Zarzuela y en la que Echanove ejerce como director de escena, abrirá el próximo 23 de febrero (20.00 horas, teatro Campoamor) la trigésima edición del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo, que organiza la Fundación Municipal de Cultura y patrocina LA NUEVA ESPAÑA.
–Vuelve a Oviedo año y medio después de representar aquí "La fiesta del chivo". Dirigía Carlos Saura, fallecido días atrás.
–Sabía que estaba muy delicado de salud desde hace un tiempo, y era un hombre con una edad avanzada. Pero lo que más pena me da es que estaba en plena actividad creativa: no es que hubiera pasado un período del último año o año y medio de nula actividad. Tiene por estrenar una obra de teatro, quería hacer otra... estaba en continua creación. Me da mucha pena porque, aparte de lo que significa profesionalmente, era una persona muy afable, muy amable y educada, un sabio y un artista multidisciplinar. Tenía tanto que enseñar, y nosotros tanto que aprender, que cuando se va un genio como Saura deja una sensación de vacío que intentamos siempre, a través del recuerdo, llenar. Pero era un gran hombre.
–Falleció un día antes de recibir el "Goya" de honor, pero al menos el homenaje en la gala fue emocionante, ¿no cree?
–No he visto la gala de los "Goya" porque estaba en el Campoamor, trabajando en el montaje, pero me imagino que la Academia habrá hecho lo que tenía que hacer, un homenaje en el gran sentido a un genio. Saura tenía una familia maravillosa, tengo la suerte de conocerles prácticamente a todos, sobre todo a Antonio y Carlos, que los conozco casi desde niños porque tenemos edades parecidas, y a Anna, que fue siempre una motivación y un apoyo para su padre, con el que mantenía una relación preciosa. Y con Lali (se refiere a Eulàlia Ramón, la viuda de Saura) lo mismo, somos actores y actrices que hemos compartido tanto que me emociona muchísimo todo esto.
–Ha sido un año espectacular para el cine español, y también parece que vivimos un buen momento en las artes escénicas, ¿no cree?
–Es muy esperanzador. La cosecha de este año de películas es una cosecha interesantísima, en número, porque ha habido muchas producciones interesantes, y en la calidad de esas producciones. Y en lo referente a las artes escénicas también: el público tiene necesidad de teatro y nosotros estamos preparados para dárselo.
–Hablemos de "Pan y toros". ¿Qué se puede esperar el público asturiano?
–"Pan y toros" es una de las grandes obras de Barbieri: están "El barberillo de Lavapiés" y ésta. Es una pieza musicalmente muy bella, muy grande, muy "donizettiana", a veces con tintes "beethovenianos". Es una historia de intrigas palaciegas, de conspiraciones, de cambio, de una monarquía indolente y del triunfo de la razón sobre la tradición más inmovilista. Y eso es lo que va a ver el público, con una puesta en escena a lo grande, porque es una de las zarzuelas de gran formato. Estamos trabajando para que el público de las dos representaciones de Oviedo sientan lo mismo que en Madrid. Es una zarzuela que te envuelve, que te habla de Goya, de la tortura mental de Goya. Yo lo he centrado muchísimo en el personaje de Goya, era el pintor que estaba allí y, de la misma manera que pintaba los retratos palaciegos y sabía estar en medio de la gente, nos dejó un legado de lo que era la España profunda de la época en sus pinturas y sus grabados.
–Dado su bagaje como actor, ¿piensa en las necesidades o la comodidad de los intérpretes a la hora de diseñar la escena?
–Uno no piensa en esas cosas. Tienes un elenco que ya conoces y sabes que es muy solvente, cantantes de primera apoyados por actores y bailarines de primera. Hemos conseguido construir un equipo de alto nivel. Como en todas las direcciones artísticas que he hecho, pienso en qué es lo que emociona al público, qué debemos trasmitir para que lo reciban con una emoción verdadera. Pero por el hecho de ser actor no dirijo desde el prisma del actor.
–El público del Campoamor está acostumbrado al caviar: viene a la casa de Emilio Sagi.
–Tengo la suerte, también, de haber conocido a Sagi desde siempre, es una persona a la que quiero y admiro, y por encima de todo es una pieza clave en la lírica española. Y no solo en la española. Al saber que estoy en su casa voy con seguridad, porque sé el montaje que tengo entre manos y porque el propio Sagi se entusiasmó cuando lo vio.
–Estrenó "Pan y toros" en el Teatro de la Zarzuela, ¿cuesta adaptar la obra a un escenario más limitado, como el del Campoamor?
–Como con todo lo que se hace en gira y que sale del teatro madre, hay algunos problemas de espacio que los hemos compensado con el equipo técnico del Campoamor, que es maravilloso. Pero ya no cabe un alfiler en escena, hemos ocupado todo el espacio escénico. Dicho esto, el Campoamor es un teatro que conozco perfectamente, en el que he tenido grandes noches, y esto no me supone un reto: lo que quiero con este montaje es devolver a este teatro y a este público todo lo que me ha dado.
–El director general de la Ópera, Celestino Varela, instaba recientemente, en una entrevista con LA NUEVA ESPAÑA, a afrontar una reforma del Campoamor. ¿Cree que es necesaria?
–Todos los teatros lo necesitan, un teatro que no se reforma acaba cayéndose, no físicamente pero sí que puede dejar de acoger montajes tecnológicamente avanzados o no puede asumir determinadas tecnologías. Si la Ópera de Oviedo dice que es necesaria una reforma seguramente sea así. Sí que es verdad que el foso es pequeño, y la caja escénica... Pero claro, hablamos de montajes en los que tiene que albergar a cien personas. A mí el escenario del Campoamor siempre me había parecido enorme porque lo tenía que llenar yo solo, y ahora me pasa todo lo contrario: daría media vida por un metro más de corbata.
–La de Oviedo es, junto a la del Teatro de la Zarzuela, la única temporada estable de zarzuela en España. ¿Debería prestarse más atención al género?
–Debería, pero la zarzuela tiene problemas hasta para ser declarada Patrimonio Cultural Inmaterial. No se acaba de comprender que la zarzuela es un género único: el género lírico en español no existe más que en la zarzuela, que tiene un mundo creativo y visual tan potente como el de la ópera. Sería importante atenderlo muchísimo más.
–Usted apoyó la multitudinaria manifestación en defensa de la sanidad pública que se celebró este fin de semana en Madrid.
–No pude acudir precisamente porque estaba preparando esta obra en Oviedo. También me pasó con la anterior, que me cogió trabajando. Pero la sanidad pública y de calidad es absolutamente necesaria y se la está maltratando de una manera muy injusta. En Madrid, la situación es tremenda.
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