Entrevista | Yolanda Auyanet Soprano, interpreta a Pepita Tudó en la zarzuela «Pan y toros», que mañana abre el XXX Festival de Teatro Lírico Español

"Deberíamos publicitar nuestra música en el mundo igual que hacemos con nuestras playas"

"Barbieri recoge nuestras raíces musicales: ‘Pan y toros’ es una zarzuela muy española, bien hecha y elegante" | "Goya es la inspiración de esta producción, todo está en función de su visión tan tremenda de la vida"

Yolanda Auyanet, con su perrita "Daisy" en la plaza del Carbayón de Oviedo.

Yolanda Auyanet, con su perrita "Daisy" en la plaza del Carbayón de Oviedo. / Luisma Murias

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Yolanda Auyanet (Las Palmas de Gran Canaria, 1970) regresa al Campoamor. En la anterior temporada de ópera, en 2021, interpretó a Lucrezia en la "Lucrezia Borgia", de Donizetti; vuelve con la Pepita Tudó del "Pan y toros", de Francisco Asenjo Barbieri, con el que mañana, a partir de las 20.00 horas, se inaugura en el Campoamor el XXX Festival de Teatro Lírico Español, que patrocina LA NUEVA ESPAÑA. El sábado 25 habrá una segunda función, a la misma hora.

–¿Qué puede contar del personaje que interpreta en "Pan y toros"?

–Pepita Tudó, que era la amante y después mujer de Godoy, valido y mano derecha de Carlos IV, es una mujer muy calculadora y metida en política, todo lo contrario a lo que ella era en realidad, que nunca se metió en esas cosas. Aquí es enredadora, con muchas ansías de poder, quiere mantener sus privilegios, mantener las cosas como están. Ella se posiciona con el corregidor, con la duquesa de Alba, con la parte noble, con la que tiene el dinero, y todo lo que hace es para que el influjo de la Revolución francesa no llegue a España.

–¿Ella es quien empuja la acción?

–Sí, es el motor de la historia junto con el corregidor. Pepita es mala, mala mala, e intenta quitarse de en medio a sus adversarios, en este caso a la princesa de Luzán, su rival en todos los sentidos: por belleza, por inteligencia, por bondad, por honestidad... Pepita envidia todas esas cosas que ella no tiene y quiere quitar a la princesa de en medio. Lo dice claramente: "Hay que hundirla".

–¿Cómo se traduce todo eso musicalmente?

–Esta es una zarzuela coral. La única que tiene una romanza y muy cortita es la princesa de Luzán. De los demás, ninguno tenemos romanza, cantamos siempre juntos. Yo tengo dos dúos, uno con el barítono, el capitán Peñaranda, y otro con la princesa, dificilísimos, pero sola no canto nada. La maldad de Pepita se traduce en dificultad técnica, porque su parte vocal está llena de coloraturas, hay muchísima palabra, mucha sílaba, no hay momentos cantábile, ella siempre está chinchando.

–No se relaja.

–Jamás, y luego tiene momentos en que se ríe, cuando piensa que las cosas le han salido bien, cuando acusan a la princesa de un delito que no ha cometido... Y eso se refleja muy bien en la música.

–Es una cantante versátil, la temporada pasada estuvo en el Campoamor cantando ópera y ahora regresa con una zarzuela. ¿Usted piensa que es un género menor?

–Es nuestro género y ya está bien de tenerlo como la hermana pobre, que no lo es en absoluto. Son nuestras raíces y nuestra historia, y es nuestra música. En "Pan y toros" Barbieri recoge nuestras raíces musicales, es una zarzuela muy española, bien hecha y elegante.

–Goya es un personaje y también la inspiración escénica de la obra.

–Absolutamente, la inspiración de esta producción es Goya, su vida y su obra. Está muy bien plasmado el universo de Goya, sobre todo hacia el final de su vida. Todo está en función de su visión tan tremenda de la vida.

–¿Conecta con la España contemporánea?

–Sí, somos de donde venimos, de esa España dividida en dos, pero más que con España diría que conecta con el mundo en general. Trata de la lucha entre los poderosos que quieren mantener los privilegios y el pueblo que querría vivir un poco mejor, tener todos un mínimo de bienestar. Es la lucha de siempre. El fulcro de esta zarzuela es la capacidad que tienen los poderosos de distraer al pueblo para que no se ocupe de las cosas importantes, pan y toros como antes pan y circo, y como siempre se ha hecho.

–¿El género cuenta con respaldo institucional suficiente? Usted se ha manifestado a favor de crear algo así como una escuela nacional de zarzuela.

–Tenemos un maravilloso teatro nacional que es el de la Zarzuela, tenemos este Festival que es uno de los más importantes, si no el más importante después del teatro de la Zarzuela... y hay otras realidades más modestas, por ejemplo en mi tierra, Las Palmas, donde hay una pequeña temporada que ahora ha perdido un poco por cuestiones económicas. Como siempre, todo es cuestión de dotación económica. Los apasionados intentan seguir programando pero a veces con pobres resultados, porque no hay dinero para decorados, para vestuario... Ahora se está moviendo mucho la zarzuela a nivel internacional, por Latinoamérica...

–¿Se programa zarzuela en otros países? ¿Interesa?

–Interés hay, muchísimo, sobre todo en países de lengua hispana. Cuando el Teatro de la Zarzuela ponía las zarzuelas en streaming tenía un éxito increíble, con comentarios de todo el mundo. Igual que en las temporadas de ópera a veces se programa una opereta –"El murciélago", de Strauss, por ejemplo– se podía programar una zarzuela, una "Doña Francisquita", pero por parte de las instituciones no hay mucha voluntad de apoyar.

–En Italia, donde usted vive, ¿se sabe qué es la zarzuela?

–Se sabe poco. Se ha hecho alguna zarzuela, en la Scala, si no recuerdo mal, una "Luisa Fernanda", pero no hay mucho conocimiento, porque no se programa. Por nuestra parte debería haber una voluntad de darla a conocer. Yo intento siempre, cuando hago un recital, meter música española, y siempre hay quien se sorprende, te dice que qué bonito y te pregunta por qué no se hace más, pero ahí queda todo. Debería haber una publicidad constante, igual que hacemos publicidad en el mundo de nuestras playas deberíamos hacerla de nuestra música.

–¿Qué compromisos tiene por delante?

–Cuando acabe aquí me voy a Alemania, a Essen, a hacer una "Norma", y el proyecto que más me ocupa mentalmente ahora es el debut de "Tosca", en el teatro de la Maestranza de Sevilla en junio, estoy metida de cabeza en ello. La "Norma" ya la he hecho muchas veces y solo tengo que quitarle el polvo y ponerme en situación.

–¿Hay personajes que es mejor hacer con cierto recorrido vital?

–Necesitas experiencia y Floria Tosca es uno de ellos. Cantar "Tosca" cuando tienes 25 años no es nada saludable. Puedes tener la voz, hay chicas que tienen la voz desde muy jovencitas, pero lo más probable es que acaben pronto su carrera. El problema es el mercado: si tú haces eso de entrada y lo haces bien es difícil que luego te ofrezcan otro tipo de repertorio que puede ser para ti más saludable. Sería mejor ir combinando una "Tosca" con un poco de belcanto. No hacer siempre Puccini y verismo, que es lo que te ofrecen después de algo como "Tosca" y que cuando tienes 25 años es un repertorio en el que te puedes destrozar la voz en poco tiempo.

–¿Sacar adelante una carrera es cuestión de inteligencia, no solo de voz y técnica?

–Hay gente que lo tiene clarísimo desde el principio: "Yo canto diez años y después a otra cosa", pero si quieres durar en este trabajo, y yo llevo 30 años...

–¿Lo va a celebrar?

–Cantando, supongo. Si quieres durar tienes que conocer muy bien tu voz y si ves que algo no es para ti, al menos en ese momento, dejarlo reposar y retomarlo más adelante. Tienes que tener alrededor personas que te apoyen, un agente, un profesor y por supuesto la familia ayudan mucho. Y hay otra cosa: decir que no a un teatro es muy difícil, porque es muy tentador y porque a veces no se lo toman bien.

–¿Se plantea la docencia?

–Yo no soy muy buena enseñando, no tengo mucha paciencia y no sé cómo hacerlo, no sabría enseñar a alguien a cantar desde cero. Lo que sé es que puedo ayudar a personas que ya cantan a mejorar algunos aspectos, sobre todo en el repertorio, en el belcanto sobre todo, que es mi especialidad, y he hecho algunas masterclass en Madrid y en Italia, en Como.

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