"Rusia no vencerá a Ucrania, pero aún es un enemigo muy poderoso"

Portavoces de los ucranianos en Asturias piden más ayuda occidental, "armarse hasta los dientes" y que "Europa despierte del sueño profundo"

Por la izquierda, Halyna Zhukovska, Javier González Vega y Olena Kosenko. | Luisma Murias

Por la izquierda, Halyna Zhukovska, Javier González Vega y Olena Kosenko. | Luisma Murias / T. P.

T. P.

Emociones a flor de piel. Y reflexiones cargadas de amor patriótico y reproches a las tropelías rusas. El conflicto que empapa de sangre la tierra ucraniana centró la mesa redonda "Un año de la guerra de Ucrania" que reunió en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA al catedrático de Derecho Internacional de la Universidad de Oviedo, Javier González Vega; la presidenta de la Asociación de ucranianos en Asturias, Olena Kosenko, y Halyna Zhukovska, portavoz de la Asociación de Ucranianos de Gijón. Tres visiones sobre la invasión rusa al país presidido por Volodímir Zelenski, dos de ellas muy personales por el dolor que no cesa. La conclusión está clara: aunque Rusia tiene un potencial aún enorme, nunca vencerá a un país que lucha por defender su tierra.

González Vega planteó un umbral contextualizador y advirtió: "La guerra se va a prolongar". Mal augurio para una operación "especial" que ha explotado en las manos a Putin convirtiéndose en una "operación trágica" que nada tiene que ver con un paseo militar y muestra las debilidades del gigante ruso. Y, además, ha perdido toda la credibilidad en el escenario global. Y "la respuesta internacional se ha ido fortaleciendo, con las inevitables cautelas hacia una potencia nuclear. La estrategia rusa es un absoluto fracaso".

Olena Kosenko lleva 21 años viviendo en Asturias, su español es tan fluido como su pensamiento: "Esta guerra ha traído muchos cambios en la sociedad ucraniana. Fuimos un país colonizado y no queremos volver a serlo". De ahí el arrollador interés que sus compatriotas tienen ahora por su propia historia, la real, no la escrita por Rusia: "Miramos atrás, recordamos el genocidio de Stalin con la hambruna en 1932 y 1933. Y lo siguen haciendo. Que hayamos sobrevivido tantos siglos explica por qué resistimos tanto ahora. Por eso Rusia no puede vencer. Somos la Cenicienta, nadie nos apoyó en los años 30. Agradecemos la ayuda actual, pero nos la merecemos. Ahora dicen que el Ejército ruso no es tan poderoso como se pensaba, pero no estoy segura. Sí, movilizan a miles de reclutas sin preparación, pero tienen a muchos soldados con ella. No es tan fácil ganar, queda mucho camino hasta la victoria".

Interpeló a la sociedad occidental y a quienes reprochan a Estados Unidos que "se meten donde no deben", y es que "nosotros vivimos la amenaza permanente de un invasor, no estamos en un paraíso como vosotros. Y los rusos que vienen a España u otros países es porque no quieren luchar, pero eso no significa que no apoyen la guerra. El 74 por ciento de la población rusa está a favor". El cansancio "es normal" que se extienda en Occidente, y más con las consecuencias económicas que provoca, pero el objetivo común debe ser "ganar a Rusia" y que no pueda resurgir otra vez su afán invasor. Hablamos de "armarse hasta los dientes" y que Europa despierte de un "sueño profundo".

Halyna Zhukovska reclamó "mucha más ayuda". Así se lo hace saber su familia desde Ucrania, un país "trabajador y pacífico. Seguiremos luchando porque no tenemos más remedio".

Kosenko reafirmó las raíces profundas de su pueblo: "Somos gente de la tierra, no de ciudad". Y puntualizó: "Esta no es una guerra civil". González Vega señaló que "hay algo más que nacionalismo aquí, las acciones de Putin desde hace años vienen animadas por un nacionalismo agresivo y envolvente destinado a recuperar el antiguo imperio soviético. Hay una componente sentimental de recuperación de la grandeza perdida".

Ucrania, recordó Kosenko, era la tercera potencia nuclear, "nos dieron garantías de integridad territorial a cambio de quedarnos sin nuestro arsenal, y no se ha cumplido. Si lo conserváramos, esta guerra no se habría producido". Aquí quiso matizar González Vega que la situación de Ucrania no era la más adecuada para negociar en los acuerdos para reducir las potencias nucleares. También Kazajistán se vio afectada en el memorándum sobre garantías de seguridad de Budapest en 1994. ¿Y cómo sería recibida una iniciativa de paz por parte de otro gigante como China?: "Sería bienvenida pero su credibilidad está minada".

Sobre el papel de la Iglesia ortodoxa, González Vega recordó que es "férreamente nacionalista, en Ucrania ha habido una paulatina emancipación que no reconoce al patriarca moscovita". Y existe un componente añadido: la existencia de la Iglesia católico-griega ucraniana, un escollo en las relaciones tanto con el Vaticano como con Rusia. La intervención de la Santa Sede sería vista como interesada.

Kosenko fue más allá al afirmar que la Iglesia ortodoxa "forma parte del Estado, no es independiente, incluso bendice las armas. La ucraniana es más europeísta".

Llegará el fin de la guerra algún día, tal vez, pero la convivencia con los rusos se antoja complicada teniendo en cuenta que, como subrayó Kosenko, "cómo convivir con quienes nos dicen que no existimos, que somos rusos pero de peor calidad. Y llevamos siglos así de historia sangrienta".

Una historia que, como explicó Zhukovska, ha estado marcada por los mordiscos de otros países: "Polonia, Rumanía, Turquía, Rusia... Ha habido muchos cambios de poder". Un llamamiento a respetar las fronteras siguiendo las normas de hoy: "Ucrania es independiente, tiene su propia política y su propia opinión sobre todo lo que nos afecta". El asunto de Crimea es complejo por la confluencia de intereses internacionales que hay en su historia, con muchos matices desde sus comienzos y con elementos que no se pueden soslayar tanto desde el punto de vista militar como sociológico. Un territorio de clima benigno que atrajo a muchos rusos (militares especialmente), pero con estepas con muy poca agua a las que no se podía sacar provecho: solo los ucranianos, hijos de la tierra, podían remediarlo.