Policías y bomberos explican cómo sumaron fuerzas para salvar a un infartado en Oviedo

"Fueron minutos tensos, pero ayudó todo el mundo", explican los protagonistas que reanimaron a un deportista en Las Mazas

El agente Marcos Cureses y el bombero Alejandro Vallina muestran el desfibrilador automático con el que salvaron la vida a un varón que sufrió un paro cardiaco cuando practicaba deporte en Las Mazas. | Luisma Murias

El agente Marcos Cureses y el bombero Alejandro Vallina muestran el desfibrilador automático con el que salvaron la vida a un varón que sufrió un paro cardiaco cuando practicaba deporte en Las Mazas. | Luisma Murias / Lucas Blanco

"Fueron minutos tensos, pero ayudó todo el mundo". Una actuación colectiva obró el milagro en Las Mazas. Dos conductores anónimos, una anestesista que pasaba por allí, tres bomberos, dos policías locales y un desfibrilador semiautomático contribuyeron a que el hombre de 46 años que sufrió un infarto cuando practicaba deporte en la carretera a San Claudio salvara la vida, según explicaron este lunes en el cuartel del Rubín el agente Marcos Cureses y el bombero Alejandro Vallina, participantes en el operativo.

La fortuna jugó un papel primordial para que la víctima, avezado deportista corredor de maratones, pueda recuperarse en el HUCA. Fue en torno a las cinco de la tarde cuando bomberos y agentes se dirigían a San Claudio para atender otra llamada de emergencia. Se encontraron con un atasco, un hombre en el suelo y otros dos tratando de reanimarle. "Su papel practicando el masaje cardiaco fue fundamental", coincidieron Cureses y Vallina sobre el papel de estos dos héroes anónimos.

Una vez que se dieron cuenta de la gravedad del suceso, Cureses y su compañero sacaron del coche el desfibrilador semiautomático y colocaron sus dos grandes ventosas en el pecho del infartado, el cual permanecía inconsciente y con un golpe en la cabeza. "El hecho de que estuviera depilado ayudó a ponerle el dispositivo", relata Alejandro Vallina.

Mientras procedían a la reanimación llegó hasta el lugar otra mujer que se presentó como anestesista y dio el visto bueno a las maniobras. Una vez colocado el desfibrilador, el dispositivo dio esperanzas, instando con su voz robótica a los agentes a activar la descarga eléctrica con la que el afectado recuperó el pulso. "La satisfacción fue enorme", confiesan los policías municipales, incidiendo en la relevancia de la colaboración ciudadana para resolver una emergencia que a punto estuvo de costar una vida.

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