Oviedo Filarmonía brilla "bajo la lluvia"

La orquesta ovetense se adapta a la perfección y pone música con éxito al cine-concierto de la Semana del Audiovisual Contemporáneo

Los prolegómenos de la proyección de «Cantando bajo la lluvia», con la orquesta Oviedo Filarmonía en el foso. | Luisma Murias

Los prolegómenos de la proyección de «Cantando bajo la lluvia», con la orquesta Oviedo Filarmonía en el foso. | Luisma Murias / J. Mallada

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

No era 24 de marzo, ese día feliz como aparece recogido en el film de Gene Kelly y Stanley Donen, "Cantando bajo la lluvia". Esta vez, la celebración se adelantó una semana y vino en forma de aguacero musical que los asistentes, público heterogéneo y de todas las edades que abarrotó el Campoamor pese a que a escasos metros había cita importante de la OSPA, esperaban como agua de mayo para disfrutar de uno de los musicales por antonomasia de la historia del cine.

La novena edición de la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO), organizada por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, contaba como uno de sus platos fuertes con el "cine-concierto" de anoche, que tuvo, a cargo del musicólogo Alejandro González Villalibre, una pequeña introducción para poner en antecedentes al público y comentar aspectos relevantes de la película.

Las luces se apagaron, se hizo el más absoluto de los silencios y a Gene Kelly, Jane Hagen y Debbie Reynolds se unió otro protagonista que brilló con luz propia: la orquesta "Oviedo Filarmonía". Bajo la batuta de Timothy Henty, los músicos de la OFIL se sincronizaron a la perfección con las imágenes proyectadas en la pantalla.

Y no era una labor sencilla. Una película de estas características, con una música de gran riqueza y una sonoridad que abarca toda una extensa variedad de ritmos combinada con situaciones o gags de cierta comicidad propios del séptimo arte, implica una concentración y una solvencia que ponen de manifiesto el crecimiento de la agrupación ovetense durante los últimos años.

El público, entregado desde el primer momento, aplaudió tras cada uno de los doce temas que vertebran este film inmortal, con un énfasis especial en el célebre "Singin’ in the Rain". La icónica escena se potenció todavía más gracias a la atmósfera cálida e intimista del Campoamor, algo a lo que contribuía el sonido cuidado y dulce que emergía desde el foso.

Prácticamente dos horas de espectáculo donde, aunque los asistentes no sacaron sus paraguas, llovió a gusto de todos.

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