El acicalado a toda máquina del Campo San Francisco de cara al aluvión turístico

El Ayuntamiento resiembra, rebachea, limpia y estrena placas informativas en el parque a punto de comenzar la temporada alta

Operarios corriendo de arriba a abajo con montones de tierra vegetal para repoblar las zonas verdes; equipos de limpieza sacando brillo a la Fuentona vacia; personal rebacheando el paseo de los Álamos o trabajadores colocando unas placas informativas de bronce sobre la historia de las estatuas de "Los Angelinos". Todo eso y mucho más puede verse estos días en el Campo San Francisco, tomado por decenas de operarios, con la finalidad de presentar la mejor cara del pulmón de la ciudad de cara al 1 de abril, cuando da inicio oficialmente la temporada alta turística.

Los trabajos sorprendieron en la mañana de este martes a los habituales del parque, que se encontraron varios paseos cerrados con la finalidad de facilitar el intenso riego necesario para dar de beber al césped recién plantado por la contrata municipal de jardinería. "Son labores que solemos realizar por el cambio de estación y hacen que aumente la presencia de trabajadores en el parque durante unos días", explicó el concejal de Servicios Básicos, el popular Gerardo Antuña al referirse a unos trabajos que incluso obligaron a acordonar temporalmente el parque canino para impedir que tanto perros como dueños se llevasen algún chaparrón inesperado.

El trajín se extendió no obstante más allá del verde. En el paseo de los Álamos, unos conos indicaban varias zonas recién rebacheadas con hormigón a la espera del proyecto de rehabilitación integral del mosaico de Antonio Suárez en el que ya están trabajando los arquitectos Leopoldo Escobedo y Ana Piquero. A escasos metros de los parques, la iniciativa privada ponía su granito de arena para poner guapo el céntrico espacio natural. "Estamos limpiando las pintadas y el puesto para abrir a partir del día 1 de abril", indica Remedios López, de la Heladería Diego Verdú, sobre la presencia de dos operarios que ayer hacían desaparecer a brochazos los grafitis el punto de venta cerrado durante la temporada invernal.

El cuidado de las esculturas es igualmente patente estos días. Una pareja de operarios se encargó de colocar las planchas de bronce donde se explica la historia de los "Angelines", repartidos entre las inmediaciones del paseo de Los Álamos y la parte baja del estanque de Covadonga. En ambas inscripciones se refleja que las dos estatuas idénticas que representan a un pequeño tritón, mitad niño, mitad pez, sentado sobre una tortuga fueron adquiridas por el Ayuntamiento en París, en 1881. En la última se cuenta que perdió un brazo, pero fue restaurada en 1995. Del primer Angelín, ahora ubicado muy cerca del monumento a José Tartiere, se explica que se desapareció al eliminar su fuente, pero fue rescatado de un almacén de chatarra en 1995 por Carlos Casaprima Collera, del que se deja constancia que donó la escultura recuperada al Ayuntamiento.

Todos estos trabajos, que en gran medida continuarán en los próximos días, recibieron el visto bueno de algunos de los paseantes, a pesar de las molestias ocasionadas por los cierres de paseos, obstruidos también algunos de ellos por tierra vegetal amontonada. "Merece la pena cambiar de ruta si es para que lo dejen más guapo", comentó Avelino Sordo, un "franciscano" de pro que cada día sale a dar un paseo por el Bombé y los Álamos tras "tomar el café y leer LA NUEVA ESPAÑA" en su cafetería de cabecera del centro de la ciudad.

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