En el campo de la iglesia de San Pedro de los Arcos, dos niñas de 7 años juegan al escondite. Son Inés Rodríguez y Marina Campa. Aunque comparten barrio y edad, no coinciden en el día a día, ni siquiera van al mismo colegio, pero son buenas amigas. Su nexo en común, el origen de su relación, es la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, la Borriquilla, de la que ambas son cofrades, como sus familias.
"Se conocieron aquí, en la cofradía. Y ahora se esperan una a la otra, Marina siempre me pregunta si estará Inés cuando venimos a la iglesia", señala Noelia San Millán, la madre de Marina y cofrade desde la misma fundación de la Borriquilla, en 2012. De hecho, Noelia San Millán fue la primera hermana mayor de la cofradía, un cargo que ejerció hasta 2018. Fueron en total dos mandatos, el máximo que permiten los estatutos. Cuando se hizo con las riendas de la Borriquilla, solo había otras dos mujeres en toda España ocupando un cargo similar.
"La Borriquilla nació por la inquietud de un grupo de amigos. Yo estaba y estoy en otra cofradía, la del Santo Entierro, en la que llevo más de veinte años, y allá por 2010 con mi marido, Roberto Campa, y un amigo, Juanjo Castro, empezamos a hablar de formar una cofradía en el barrio. Así que fuimos a hablar con el párroco de entonces, don Jorge Fernández Cortés, empezamos a prepararlo", relata Noelia San Millán.
Noelia San Millán: "Somos una cofradía de barrio y de familias, humilde y pequeña"
La imagen de la Borriquilla llegó a San Pedro de los Arcos en 1955, cuando su propietario, Argimiro Llamas, la trasladó desde la iglesia de la Corte. En los años cincuenta del pasado siglo, la imagen procesionaba en un camión. "En la década de los noventa le instalaron unas ruedas para poderla procesionar con facilidad alrededor de la iglesia parroquial", relata Ana Méndez, la abuela de Inés Rodríguez, y cofrade también de la Borriquilla, donde ejerce además como diputada de Culto y Caridad dentro del cabildo de la cofradía.
Con la creación de la cofradía, cuya constitución oficial se firmó el 29 de junio de 2012, la imagen se comenzó a sacar a hombros por el barrio. "Al principio tuvimos mucho apoyo de las otras cofradías. Nos prestaron hasta los enseres, porque no teníamos nada. Después, poco a poco, fuimos adquiriendo los nuestros y haciendo pequeñas obras y mejoras. Nosotros somos una cofradía pequeña, pero no paramos, vamos poco a poco", explica Noelia San Millán. Ya en los meses previos a su constitución, los cofrades reformaron el trono de la venerada imagen. Pero la hermandad no se limita a ese tipo de actos, y en estos años también se ha destacado por organizar diversas actividades solidarias en el barrio.
El nacimiento y la evolución de la Borriquilla refleja también el interés renovado por la Semana Santa en la capital. "Se ha reactivado poco a poco, estos años se ve más actividad, se han recuperado cofradías y ahora vemos que pueden nacer otras, lo que está muy bien", señala Ana Méndez en relación a la Cofradía de Jesús Resucitado, que se está gestando en el barrio de Teatinos, en torno a la parroquia de Nuestra Señora de Covadonga.
El pasado año, coincidiendo la extensión del año santo Xacobeo con el 1.200.º aniversario de la consagración de la Catedral de Oviedo, la procesión de la Borriquilla, como también hicieron el resto de cofradías, modificó su recorrido para pasar por delante de la Sancta Ovetensis. "Fue una experiencia impresionante para nosotros", afirma Noelia San Millán. Tan especial resultó para los cofrades salir de Ciudad Naranco y atravesar Oviedo con la Borriquilla que han acordado convertirlo en tradición, aunque no para todos los años. "Lo haremos cada cinco años", revela Ana Méndez.
La Borriquilla quiere instaurar una procesión a la Catedral cada cinco años, tras la "impresionante" experiencia de 2022
Pese a esta gratificante experiencia, los miembros de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén tienen muy clara cuál es la naturaleza de su hermandad, y no aspiran a impulsar un crecimiento desproporcionado del número de cofrades, estabilizado desde hace años en torno a los 180.
"La Borriquilla es una cofradía humilde y pequeña, una cofradía de barrio. Pero, sobre todo, es una cofradía de familias", explica Noelia San Millán. Esta precisión es clave para entender la naturaleza de la Borriquilla, y está también alimentada por un cabildo de oficiales que trata de fomentar que los núcleos familiares se sumen a la cofradía.
"Desde un primer momento tuvimos claro que no queríamos que estar o no estar en la cofradía pudiese marcar diferencias en una familia, ni que la cuota fuese exagerada si había muchos miembros en una misma familia", señala San Millán. Por eso, la cofradía maneja dos cuotas: una para cofrades a título individual y otra para familias, que otorga la condición de cofrade a todos los miembros, y que supone apenas un pequeño desembolso adicional, sin diferencia por número de miembros, respecto a la cuota individual. "Somos la única cofradía que hace eso", destaca San Millán.
Otra singularidad de la Borriquilla, y una muestra más de esa vocación por hacer barrio, es el gesto que tienen cada año con los niños que hacen la catequesis y los que asisten a misa el día de la procesión. "Les entregamos una medalla para que ellos también participen en la procesión, y para que conozcan la cofradía", señala Noelia San Millán.
Los miembros de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén están ya en plenos preparativos para la procesión. No es para menos: es la primera hermandad que saldrá con su imagen a hombros, este mismo Domingo de Ramos. La procesión comenzará en San Pedro de los Arcos a las 11.00 horas, y descenderá por la avenida de San Pedro de los Arcos hasta Peña Santa de Enol. Seguirá por Tito Bustillo y después por la calle Naranjo de Bulnes, antes de retornar al templo parroquial.