La Asturias que más sorprende

El Palacio de los Deportes no era verde

La rehabilitación del pabellón de Sánchez del Río recupera la cubierta de aluminio

El Palacio de los Deportes, con su cubierta gris original. | LNE

El Palacio de los Deportes, con su cubierta gris original. | LNE / Carmen Adams

Carmen Adams

Carmen Adams

Cuando ya han comenzado las primeras intervenciones para acometer la rehabilitación del Palacio de los Deportes, el tema merece una reflexión. Y una explicación a los ovetenses sobre lo que allí va a ocurrir. Sobre todo, porque veremos que nuestro paisaje visual de los últimos años va a verse modificado. Y es que la cubierta, de ese extraño verde al que ya nos habíamos habituado, va a cambiar de aspecto. Y lo va a hacer recuperando lo que Ildefonso Sánchez del Río quiso para ese enorme paraguas.

Para empezar, hay que decir que la alusión al verde sólo la hemos encontrado en los archivos a partir de 1980, cuando hubo que realizar trabajos de reparación. Todas las referencias a ese color provienen de esta fase de reimpermeabilización. En la memoria original no hemos hallado ninguna alusión. Además, profesionales que trabajaban en Asturias durante la época de construcción nos han señalado que los materiales que se usaban para cubrir e impermeabilizar eran de diversos tonos, pero siempre grises.

Y si eso fuera poco, en las fotos originales de fin de obra, la tela asfáltica es de color gris oscuro, mismo tono que los perfiles verticales entre vanos de las fachadas. Es destacable que, en esas fotos de la construcción, se evidencia un tratamiento de bandas verdosas sobre el hormigón, bajo el acabado. Parece verosímil que pudiera haber emergido el verde ante el deterioro de la protección exterior original.

Arturo Gutiérrez de Terán, que fue consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente en el primer gobierno autonómico presidido por Rafael Fernández (1982-1983) y en el segundo encabezado por Pedro de Silva (1983-1987) lo corrobora. Gutiérrez de Terán recuerda gris la cubierta a principios de la década de los 70 y señala que, debido a una pintura previa bajo la cubierta, que era verde, pudo haber aparecido ese color por el deterioro de la protección exterior original. En esa época, según destaca, "los materiales que se usaban para cubrir e impermeabilizar eran de diversos tonos; pero siempre grises".

Esto además lo refuerza el hecho de que si bien Sánchez del Río dedica tiempo en su Memoria al acabado (porque le preocupaba la humedad, las lluvias de Oviedo y sus repercusiones sobre el edificio), nunca consideró un color concreto para su paraguas. De hecho, a Sánchez del Río no parecen interesarle ni policromías, ni elementos ornamentales. Su mentalidad de ingeniero le hace entroncar, si acaso, con planteamientos espaciales, del tipo que Bruno Zevi plantea en su "Saber ver la arquitectura"; tal como se evidencia en sus escritos sobre un potencial visitante del edificio, y su experiencia.

El Palacio de los Deportes no era verde

Página de LA NUEVA ESPAÑA de poco antes de su inauguración. | LNE / Carmen Adams

Críticas al revestimiento

Respecto al revestimiento, se refiere el ingeniero: "Recientemente han sido lanzados al mercado español láminas bituminosas que sirven de soporte a chapas de aluminio de 0,10 milímetros de espesor. Es indudable que esta solución es atrayente. Pero es lamentable que no se tenga gran experiencia acerca de su resultado. Sin embargo, ya existen críticas acerca de su comportamiento".

Concluye abriendo la posibilidad de un remate en aluminio: "No hemos decidido todavía el procedimiento que vamos a elegir para impermeabilizar la cubierta del Palacio de Deportes de Oviedo, pues hasta el último momento seguiremos estudiando esta cuestión. No obstante, se ha consignado una cifra en nuestro presupuesto y es la correspondiente a la solución más cara de 125,00 pesetas/m2. que sensiblemente es la del empleo con chapa de aluminio".

Y ahora, un nuevo proyecto de la empresa Villanueva Antuña, Arquitectos, SL, en colaboración con Estudio de Arquitectura Desmonts SLP busca adecuar el edificio a las necesidades de eficiencia energética del siglo XXI, sin afectar el valioso patrimonio que supone para la ciudad el legado de Sánchez del Río. En lo referente al aislamiento térmico de la cubierta, que se realizará por el exterior (con el fin de no alterar el aspecto interior de la estructura) se llevará a cabo mediante el uso de una cubrición de paneles de aluminio, siguiendo la propuesta de Sánchez del Río, que ahora sí es factible.

Así, este edificio, emblema del Oviedo más moderno, que apareció en las principales revistas de ingeniería del mundo, recupera lo que Sánchez del Río soñó para la ciudad. Fue una de las figuras más importantes de la construcción en Asturias durante el siglo XX y marcará, de hecho, la imagen moderna de Oviedo, donde fue ingeniero municipal. Si De La Guardia definió lo que es el Oviedo burgués, Sánchez del Río introducirá en la ciudad hitos de modernidad y alardes constructivos.

Porque Oviedo es poliédrico. Es Alfonso II y el inicio del Camino. Es Ramiro I y el Prerrománico del Naranco. Es la vieja Vetusta de Clarín, que De la Guardia transforma en urbe moderna, desarrollada, cosmopolita, con inmuebles afrancesados y nuevas calles y paseos burgueses, junto a lugares de esparcimiento y recreo: teatros, circos y cómo no, plaza de toros. Pero también es el Oviedo industrial: el de Sánchez del Río, la ciudad de los paraguas, depósitos de aguas, la cubierta de aquel estadio de Buenavista, las naves de la Fábrica de La Vega…

Todo eso es Oviedo. Y precisamente ahí reside su valor y su atractivo.

Centrándonos en la obra de Sánchez del Río en la ciudad, y del Palacio de Deportes en particular, referir que su bóveda de dovelas-onda alcanza los 100 metros de luz, superando las realizaciones de por ejemplo Eladio Dieste, en este sentido. O sea, una pequeña ciudad del norte de España se ubica en el mapa de la construcción mundial, gracias a este ingeniero riojano, asturiano de adopción.

Una obra símbolo

Al respecto, hay que señalar que la región, ya desde el XIX, estaba a la cabeza de España en técnica e ingeniería, a causa de su papel motor en la industrialización española. Valga como ejemplo, la amplia participación de empresas asturianas en la Exposición de Minería y Artes Metalúrgicas de Madrid en 1883, que supuso un escaparate privilegiado para el sector.

Y precisamente la gran obra, que condensó la trayectoria y se erigió en símbolo de la carrera de Ildefonso Sánchez del Río, fue sin duda el Palacio de los Deportes de Oviedo. En su construcción colaboraron además los arquitectos Fernando Cavanilles, Joaquín Suárez y Florencio Muñiz Uribe.

Tal como señala la experta en Sánchez del Río Pepa Casiniello: "No se trata únicamente de la cubierta de mayor tamaño que llegó a construir, y que alcanzó una luz de vano libre de 100 metros, sino también de la culminación de su obra, en la que, de manera magistral, concilió su innovador sistema estructural de cubiertas onduladas con la composición formal del espacio arquitectónico contenido".

Ahora se plantea su rehabilitación para adecuarla a las necesidades funcionales y de eficiencia energética del siglo XXI. Manteniendo tanto el gran elemento singular que es la cubierta, como el diáfano recinto que ideó Sánchez del Río. Y perdiendo ese verde que se nos había hecho familiar de tanto verlo; pero que siempre nos pareció tan raro.

Carmen Adams es catedrática de Patrimonio Cultural para Turismo en la Universidad de Oviedo. Integrante del equipo directivo de la Cátedra Concepción Arenal de Agenda 2030. Autora de la Memoria Histórica del Palacio de los Deportes de Oviedo (junio 2022)

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