A. F. H., el joven de 20 años y con 30 antecedentes policiales, detenido por provocar un grave accidente tras circular dos kilómetros en sentido contrario por la «Y» cuando huía de la Policía Local, ya está en su casa. El juez decretó la libertad provisional del acusado, que recibió el alta hospitalaria a la una de la madrugada del viernes tras varias horas de constantes quejas por el trato hospitalario. «Si no me quitáis los dolores, rompo los cristales», llegó a gritar a los sanitarios durante su ingreso. Aunque libre, está investigado por un delito de conducción temeraria y otro de resistencia a la autoridad y deberá presentarse todas las semanas en el juzgado hasta que se resuelva el proceso judicial. El conductor del vehículo al que se llevó por delante, que resultó herido leve, también está ya recuperándose en su domicilio de los daños sufridos. Una vez libre, el hombre no dudó en presumir de su hazaña en las redes sociales, donde mostraba sus heridas y lamentaba los daños en su coche.
Como el acusado carece de permiso para conducir, el magistrado tomó la decisión de prohibirle presentarse al examen para obtener el carné de forma cautelar hasta la finalización de la instrucción del caso. De todos modos, se deja constancia de que estas condiciones podría modificarse según vayan avanzando las diligencias tramitadas por la Guardia Civil, la cual procedió al arresto del varón minutos después del accidente que provocó en la autopista.
El kamikaze llegó esposado en la camilla al HUCA en torno a las siete de la tarde con traumatismos faciales y de tórax.
Permaneció en Urgencias unas seis horas hasta recibir el alta pero, según fuentes próximas al hospital, ese periodo se hizo eterno para algunos trabajadores. «No paraba de protestar y trataba de manera airada a todo el personal; incluso tuvieron que pedir refuerzos porque cuando entró a visitarle la mujer se puso muy agresivo», apuntó un testigo.
Desde el centro hospitalario fue trasladado al cuartel del Rubín, donde Atestados de la Guardia Civil instruyó las diligencias. De allí se lo llevaron ante el juez. A. F. H. trató de justificar su huida aduciendo que los agentes de paisano de la Policía Local le dieron el alto pistola en mano. A partir de ahí, se produjo una persecución por calles de La Monxina, La Corredoria y Prado de la Vega. Cuando llegó a la glorieta de Cerdeño entró en la Autopista por dirección prohibida para tratar de despistar a sus perseguidores, pero sus planes de escapar se truncaron en el momento en que su Seat Toledo se llevó por delante al Citröen DS en el que viajaba el otro conductor trasladado al HUCA con lesiones que no revisten gravedad.
Según ha podido saber este periódico, el investigado, cuya defensa corre a cargo del letrado José García Ovies, es vecino del mismo barrio de La Corredoria. Si bien cuenta con una treintena de antecedentes policiales, la mayoría corresponden a robos de poca enjundia que apenas le han supuesto castigos penales a pesar de sus continuas reincidencias.
El origen de la fallida fuga tuvo lugar en la calle Carlos Prieto de La Corredoria. Según algunos presentes, el conductor comenzó a dar pasadas con su Seat de manera temeraria por esa vía y otras calles colindantes, atemorizando a numerosos niños que en ese momento estaban jugando en una amplia plaza cercana. «Mi hijo se metió en casa porque estaba muerto de miedo», declara una mujer sobre una manera de conducir que llevó a varios vecinos a poner los hechos en conocimiento de agentes de la Policía Local.
Fue entonces cuando se desplazaron a la zona los agentes de paisano de la Policía Local. Una vez que certificaron lo denunciado por los vecinos, decidieron darle el alto en Carlos Prieto. Lejos de entregarse, el acusado decidió jugársela con una arriesgada huida que dejó boquiabiertos a numerosos conductores y peatones. «Se subía por las aceras y parecía que se iba a estrellar en cualquier momento», apuntan las mismas fuentes, quienes nada más ver en LA NUEVA ESPAÑA la noticia sobre la presencia de un kamikaze en la «Y» pensaron en este conductor. «Todo apuntaba muy mal cuando lo vimos marchar a toda velocidad», añaden.
Esos malos presagios se confirmaron cuando, pasadas las seis de la tarde, A. F. H., decidió entrar en la autopista y, después de dos kilómetros de fuga en dirección contraria, intentó cruzar la calzada hacia la salida de la Ronda Sur chocando contra un conductor que circulaba en sentido a Gijón. Ambos conductores acabaron en el HUCA, donde el kamikaze, además de reconocerse como autor del desaguisado, no tuvo reparos en cuestionar la profesionalidad de los sanitarios.