Ribera de Arriba reúne 1.200 topónimos en "El legado", un libro fruto de la colaboración vecinal

El grupo "Vestigia" ha coordinado el estudio que ahonda en la memoria del concejo, paso estratégico repleto de huellas históricas

Por la izquierda, Xulio Concepción, Eulalia Vázquez, Tomás Fernández, María del Mar Suárez, José Tuñón, Ana Rúa, Natividad Torres y José Manuel  Vaquero. | |  IRMA COLLÍN

Por la izquierda, Xulio Concepción, Eulalia Vázquez, Tomás Fernández, María del Mar Suárez, José Tuñón, Ana Rúa, Natividad Torres y José Manuel Vaquero. | | IRMA COLLÍN / M. J. Iglesias

María José Iglesias

María José Iglesias

Ribera de Arriba ya tiene un legado escrito para las generaciones futuras. Se trata de un libro-diccionario con 1.200 topónimos documentados con su etimología. En él han trabajado más de cien vecinos que han colaborado recopilando información. A ellos se ha unido el apoyo incondicional del Ayuntamiento que preside Tomás Fernández, el entusiasmo laborioso del historiador lenense Xulio Concepción y el Grupo de Investigación morciniego "Vestigia", que coordina Ana Rúa y que ha dirigido los trabajos.

"El legado, ecos y pasos. Toponimia de La Ribera", que se presentó ayer en un repleto Club Prensa Asturiana, recorre con mimo los rincones de La Ribera, el concejo donde confluyen los ríos Nalón y Caudal, que también recibe las aguas del Gafo y el Barrea y que a lo largo de los siglos ha sido enclave estratégico de paso, y por ende, guardián de numerosas historias con vestigios arqueológicos de relieve como el castillo de Doña Urraca. Prologa el volumen el periodista José Manuel Vaquero, que fue director de LA NUEVA ESPAÑA y consejero delegado de Prensa Ibérica, grupo editor de este diario. Nacido en Bueño y miembro de honor del Real Instituto de Estudios Asturianos, destacó que el libro "es un rendido homenaje a la memoria, porque aunque se trata de marginarla en la educación, es imprescindible. Esta obra va a contrapelo de modas como la llamada ‘cultura de la cancelación’, como si tratando de borrar la historia se consiguiera cambiar el pasado".

"El libro abre un camino luminoso, está hecho sin prejuicios y permite comprender lo que hoy somos en La Ribera, a través de los testimonios de generaciones anteriores; es el resultado de mezclar lo nuevo con lo viejo y lo viejo con lo nuevo", resaltó José Manuel Vaquero, que mencionó momentos tan especiales a lo largo del proceso de investigación, como una reunión celebrada en el Centro Social La Caballería de Soto de Ribera, el pasado octubre, a la que acudieron los colaboradores, entre ellos María del Mar Suárez y José Tuñón, que ayer dejaron testimonio en el Club del orgullo que sienten de haber podido contribuir a que todo ese conocimiento ancestral que transmite la toponimia, no quede en el olvido. "En la portada están los escudos antiguo y actual del concejo, es todo un símbolo para nosotros; agradezco mucho todo este trabajo que habéis realizado", aseguró el Alcalde. Eulalia Vázquez, concejala de Servicios Sociales, destacó la trascendencia de un proyecto "realizado con el máximo rigor". "En Ribera de Arriba, el agua tiene una gran importancia, de hecho es parte fundamental de la identidad del concejo", señaló la historiadora Natividad Torres, de "Vestigia". "La toponimia forma parte del patrimonio inmaterial de los europeos, y esta es una obra admirable", indicó. La labor de investigación ha dado lugar a estudios como el del Picu Castiellos, donde hubo un asentamiento castreño. El libro recoge desde la Edad Media la correspondencia diplomática de La Ribera, recopilada con la ayuda de Agustín Hevia Ballina, archivero de la Catedral de Oviedo. Los documentos dan testimonio de abundantes referencias a Bueño y Ferreros en los siglos X y XI. "Muchos topónimos se nos están yendo, y más con desgracias como los incendios porque el fuego lo uniforma todo y hace desaparecer los lugares", lamentó Xulio Concepción, que prefiere hablar de "lenguaje toponímico", el que a su juicio, "contiene la verdadera historia de los pueblos". "Los nombres los pusieron los paisanos cuando trabajaban en el terreno", señaló el historiador, empeñado en averiguar cómo cruzaban el Nalón y el Caudal en tiempos de los romanos. La curiosidad en torno a Ribera de Arriba es inagotable y, aunque se ha recopilado un amplio elenco de materia, aún queda mucho por investigar, por ejemplo, los lavaderos o las coplas populares.