Un concierto "Marca" de la casa

El virtuoso chelista francés rinde a un gran nivel junto a la sinfónica ovetense durante un recital premiado con una ovación espléndida

En primer término, el chelista Christian-Pierre La Marca, con la orquesta Oviedo Filarmonía y el director López Reynoso (a la derecha), tras la interpretación del concierto de  Elgar, anoche, en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. | O. F.

En primer término, el chelista Christian-Pierre La Marca, con la orquesta Oviedo Filarmonía y el director López Reynoso (a la derecha), tras la interpretación del concierto de Elgar, anoche, en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. | O. F. / J. Mallada

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

Nueva cita del ciclo "Conciertos del Auditorio", organizado por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo que se salda con un brillante resultado artístico. Programa atractivo, solista de gran nivel y la Oviedo Filarmonía eran tan sólo algunos de los ingredientes que movieron al público ovetense a ocupar unas tres cuartas partes del Auditorio ovetense en la tarde noche del sábado.

Tal y como se efectúa a lo largo de este ciclo, la OFIL interpretó, en primer lugar, "Ciel d’hiver", de la compositora Kaija Saariaho, manteniendo de este modo el compromiso de ejecutar, en cada concierto, la pieza de alguna creadora. Misteriosa en sus inicios, "Ciel d’hiver" recrea una atmósfera muy cinematográfica, a través de las melodías del pícolo, el uso del arpa, el registro agudo de los violines o la constante percusión, con algún leve desajuste en entradas puntuales.

El "Concierto para violonchelo en mi menor" de Elgar tomaría el relevo. En las manos de Christian-Pierre La Marca, la célebre obra del compositor británico adquirió una expresividad notable. La sensibilidad de La Marca, su gusto por estirar cada frase y la atractiva sonoridad de su Jean-Baptiste Vuillaume, tiñeron de color cada recoveco del auditorio ovetense. Pleno en la proyección, matizando cada intervención y ciñéndose a la batuta de Reynoso, el solista de la velada musical se mostró capaz de encarar los pasajes más descarnados y violentos escritos por Elgar, exhibiéndose en la suavidad y el lirismo del segundo movimiento.

Particularmente destacado fue el uso del volumen y las intervenciones de la Oviedo Filarmonía, arropando con mimo a La Marca, respirando junto a él, confirmando la gran labor de Reynoso en la concertación y el buen trabajo que han llevado a cabo a lo largo de la semana.

Tras la pausa, la OFIL recogió el testigo del violonchelista y, junto a la batuta de su director principal invitado, Iván López Reynoso, demostró su crecimiento a lo largo de los cuatro números de que consta la "Sinfonía número 7 en re menor" de Dvorák. Compactos, con un sonido rotundo y bien timbrado, la Oviedo Filarmonía evidenció el poderío de una cuerda homogénea con unos metales brillantes y, dramáticos o más fluidos (según indicaba la batuta del director mexicano), ofrecieron una versión muy aseada de la sinfonía, destacando por un gran equilibrio y un sonido cuidado que pusieron el broche de oro a un concierto, de poco menos de dos horas, marca de la casa.

El público premió la exquisita velada mediante sonoros aplausos y una espléndida ovación coronada por gritos de "¡Bravo!" a la orquesta y su director, emplazándose al próximo sábado para disfrutar de una nueva entrega de los "Conciertos del Auditorio", en esta ocasión, de la mano de la orquesta sinfónica de la BBC de Londres, Imno Yang (violín) y Sakari Oramo (director).

Suscríbete para seguir leyendo