Entrevista | Alfredo Canteli Candidato a la Alcaldía de Oviedo por el PP

"Si no se puede ir al ritmo que queremos hay que buscar una solución, Oviedo no puede parar"

"No dudé ni un momento en volver a ser candidato, me siento bien, con la cabeza muy limpia y tengo mucha fuerza; creo que se me nota"

Alfredo Canteli, en el Aguaducho del Campo San Francisco.

Alfredo Canteli, en el Aguaducho del Campo San Francisco. / LUISMA MURIAS

Chus Neira

Chus Neira

Alfredo Canteli (Prado, 1946) dice que está tan fuerte que el martes llegó a casa a las ocho y media después de todo el día haciendo campaña y se puso a trabajar, a cortar y arreglar el césped hasta que se hizo de noche. El candidato del PP intenta retener su puesto y gobernar la ciudad otros cuatro años.

–¿Por qué elige este jardín, el Campo San Francisco?

–Lo dice todo para mí. Crucé el Campo durante muchos años, para ir a trabajar al banco, cuando los críos eran pequeños... Y prueba de ese cariño es todo lo que hemos trabajado: recuperamos el kiosco de la música, el aguaducho, bordillos, iluminación... El Campo hay que tenerlo cuidado pero hay que permitir a los ovetenses disfrutar de él. Si se estropea un poco un día, al siguiente ya lo están arreglando Parques y Jardines, que lo hacen maravillosamente bien.

–¿En el jardín de la política?

–Te adaptas. La política es complicada porque hay gente que se empeña en que sea complicada. Lo primero que tuve que aprender fue a aguantar y escuchar mentiras. Se me recibió con insultos y me dio mucha pena cómo acabó el mandato, me hubiera gustado que los 27 nos hubiéramos podido ir a comer juntos y hacer una comida de despedida.

–Esto de "meterse en jardines" ¿es su especialidad?

–Me vino muy bien. Con lo de los suspiros, por ejemplo, se vio la calidad de lo que tuve en la oposición. Yo siempre viajé mucho a Madrid, y en ruta siempre como un pincho, una Coca-Cola y detrás un café, y un suspiro o algo que haya por ahí. En esta ocasión íbamos a presentar el Desarme y gastamos 47 euros, fueron dos tickets. Se me criticó por eso. Se llevó a televisión. Nunca creí que la política fuera tan rastrera. Yo soy una persona que no gasto dinero, y menos del Ayuntamiento. No paso ni los taxis.

–¿Se vuelve a presentar para acabar todo lo que...?

–No todo está hecho, pero prácticamente todo lo que habíamos hablado está en marcha. Y yo me siento bien, con la cabeza muy limpia, y no dudé ni un momento en volver a ser candidato. Tengo mucha fuerza y creo que se me nota.

–¿Prioridades para Oviedo en los próximos cuatro años?

–El Naranco es muy importante, hoy (por ayer) vengo de allí. Tenemos una pista de atletismo que va a ser un polideportivo abierto a todos, y hablamos de un teleférico que va a llevar a la cima con un gran restaurante. La Corredoria también es importantísima. Vamos a transformar la cancha de hockey, hacer varias pistas, abrir un mercadillo semanal. Vamos a llevar el campo de rugby a la Florida, donde ya estamos haciendo carriles bics que, también se equivocan, no son un juego de chiquillos, son muy serios, reglamentarios y separados de los coches aparcados. Porque una puerta abierta puede tirar a un ciclista. Está muy mirado

–También está el recinto ferial.

–Multiusos, que parece ser que lo de ferial ya no se le puede llamar. Iremos poco a poco poniéndolo en marcha. Esperamos tener alguna visita de algún circo para ir funcionando.

–¿No fue un error esa obra?

–Los que dicen eso son una minoría. Conté entre 6 y 8 pancartas. Ahora hay dos. Y cuando tengas una gran atracción esos estarán mirando. Son lo que llamo "el frente del no", que solo revuelven.

–¿En este mandato le ha faltado diálogo, otro talante?

–Eso dice la oposición. Pero no. Yo tengo muchos defectos, pero contamos siempre con la gente. Igual no con los que ellos dicen, pero siempre actuamos a petición de los barrios. En el colegio de Ventanielles, en la Florida, en todas partes.

–¿Cómo va a conseguir que despegue el empleo, la economía?

–Quiero un Oviedo lleno de gente para que haya consumo, que genera empleo y otra vez consumo. Hay que mantener esa rueda. Crecemos en visitantes, el saldo de licencias de comercio es positivo, las grandes obras también generan mucho empleo, se venden pisos. Y tenemos ahí La Vega que tiene que generar empleo y futuro. Oviedo tiene un atractivo, es la ciudad más limpia, más segura, con una de las mejores jardinerías...

–Pero el concejal de esas áreas, Gerardo Antuña, no está en su lista.

–Fue una decisión mía, hay que renovarse o morir, y le toco a él, y a Javier Cuesta. Pero hizo un buen trabajo, es mi amigo y está colaborando muy bien hasta el último día.

–¿También quiere renovar el área de Infraestructuras?

–No podemos estar esperando a que se haga un proyecto y salgan los pliegos. La gran carga de trabajo que estamos generando necesita un apoyo externo. Es un apoyo al funcionariado y externalizar la redacción de pliegos no es algo que nos hayamos inventado. Los funcionarios me conocen y saben que les apoyo a muerte, pero las cosas no se pueden retrasar más de lo debido. Si no hay capacidad para ir al ritmo que nosotros queremos, que no la hay, hay que buscar una solución. Esta es buena, bonita y barata. No se puede parar Oviedo y Oviedo no va a parar. Pero en ningún caso les falto al respeto.

–Con alguno no se lleva tan bien.

–Soy muy impulsivo, quiero las cosas ya, pero en general la relación es magnífica. Vengo de la banca donde dirigí a cuatrocientos y pico. No te querían todos, pero la mayoría, sí. Aquí espero que guarden el recuerdo de una persona cercana y buena que les apoyó.

–¿Se gestionó bien el paso de concejales de Cs a su lista?

–No lo sé. Actuamos con mucha nobleza, tratando de no romper el partido antes de tiempo. Nacho (Cuesta) tampoco lo tenía decidido totalmente. Fue un respeto total a Ciudadanos que algunos no entendieron, posiblemente porque no venían en mi equipo.

–La Vega, un bocado muy grande.

–Una vez vino al banco un americano a darnos un curso de marketing. Nos pintaba un elefante. y nos decía que si teníamos que comérnoslo entero, que no nos echásemos atrás, que fuéramos pegándole mordiscos. Así te comerás al elefante entero. Aquí, lo mismo, queremos empezar lo cultural cuanto antes. ¿Alguien imagina lo que supondría 60 conciertos al año del máximo nivel para Oviedo?

–Con la Ronda Norte parece que el PP se va a quedar solo.

–Era buena para Cs hace cuatro días, también para Vox. Oviedo la necesita y lucharemos por ella. Espero y deseo que el PP gobierne pronto en Madrid y que esa obra arranque y que no dañe el Naranco.

–¿Qué pasa con el Cristo?

–Ha surgido este proyecto de la Universidad, que lleva los juzgados a Llamaquique. Me parece bien, pero esto fulmina el plan estratégico de la Universidad. ¿Y qué queda de ese plan? El traslado de la Escuela de Minas a Mieres. Es una obsesión, una operación sectaria del Rector protegido por el Principado. No hay autonomía universitaria si necesita el dinero del gobierno regional. Es como ese chaval que quiere marcharse de casa, vivir autónomo, pero viene todo los días a comer con la madre y al final de mes pide los 500 euros para pagar el piso. Estoy dolido. Tengo una relación magnífica con Adrián (Barbón) pero tenía que haber paralizado ese sinsentido. Espero que todavía lo hagan los juzgados.

–¿Es incómoda su amistad con Barbón?

–Para nada. Adrián me entiende, es buena gente pero mal presidente, y yo deseo que Diego Canga llegue a la presidencia. Y que luego Núñez Feijoo llegue a la de España.

–¿Qué pasa con el PP regional?

–No debo opinar de eso, pero creo que después de las elecciones habrá congreso, y creo que tiene que haber algo de renovación. Pero renovarse con los mismos no es renovarse.

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