El sol multiplica los bollos en el Campo San Francisco de Oviedo: “La tradición está volviendo a coger fuerza”

La Balesquida reparte 4.000 bollos en una animada edición de la fiesta con público de todas las edades y procedencias

El Martes de Campo desborda el parque San Francisco: "Tuvimos que madrugar para coger sitio"

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Miki López

Abuelos, padres, hijos, ovetenses y forasteros. La clásica degustación del bollo preñao en el Campo San Francisco parece haber recuperado el empuje de antaño entre público de todas las edades y procedencias. Así lo defiende al menos el presidente de la Sociedad Protectora de La Balesquida, José Antonio Alonso, quien este martes recibió al Alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, con satisfacción, una amplia sonrisa y esgrimiendo estadísticas para demostrar el tirón de una celebración que echó a miles de personas a los parques de la capital. “La tradición está volviendo a coger fuerza”, sostuvo Alonso al concluir el reparto de 4.000 bollos en el paseo del Bombé, unos 200 más que la edición anterior, gracias, en gran medida al buen tiempo. “Si todos los días fueran así me iría menos a mi tierra”, explicó, bollo en mano Reyes Brenes, sevillana afincada en Oviedo desde hace nueve años.

Fue un Martes de Campo “de otra época”, según coincidieron varios veteranos de la celebración como Pilar Penedo, una vecina de Latores capaz de congregar a numerosos amigos en torno a una misma mesa cuidadosamente elegida frente al rehabilitado kiosco de la música. “Si no nos echa la nube, estaremos aquí hasta bien entrada la tarde”, se conjuraban una docena de comensales entrados en años entre gracietas, anécdotas y recuerdos para los que ya no están. Además, en este caso tampoco faltó la política. “Queremos felicitar a Canteli por su victoria”, comentaron en clave de resaca electoral.

Los más puristas todavía acuden con los pequeños de la casa ataviados con trajes tradicionales asturianos. Los hermanos Gabriela y Jorge Secades fueron claro ejemplo. Acompañados de sus padres, Rafael Secades y Tania Guillén, lo pasaron en grande tumbados sobre una toalla en una zona verde de la parte alta del Campo. “Somos muy carbayones y estamos inculcándoles algo muy nuestro”, sostuvo la tía abuela de los niños, María del Carmen Secades, en plena vorágine de apertura de bandejas y táperes con suculentos bocados para acompañar a los imprescindibles bollos.

Muchos abuelos ejercieron este Martes de Campo de guardianes de la tradición. Santiago Peña y Margarita García llegaron acompañados de sus nietas Marina y Carmen Cabañas, de ocho y cinco años, respectivamente, así como de su perro “Alf”, gozando en familia de un par de bollos para compartir y dos grandes refrescos de cola. “Luego se irán a jugar con sus amigos”, coincidieron los cabeza de familia con la satisfacción del deber cumplido por transmitir una costumbre ancestral. “El año que viene las haré socias de La Balesquida”, prometió el Abuelo, miembro número 385 de la Sociedad Protectora.

La pasión por el bollo comienza a calar también al otro lado del charco. Cristina Jaramillo, Martín Toapanta, Daniel Toapanta, Galo Jaramillo, Paola Jaramillo y Adolfo Renato, todos ellos originarios de Ecuador, celebraron un gran día de amigos y familia en los prados de la parte intermedia del parque. “Es una fiesta muy familiar que nos gusta y llevamos visitando varios años”, explicó Renato, admitiendo los encantos de una cita “pensada para disfrutar del día al aire libre”.

Unos metros más abajo, en el paseo de los Álamos, los juegos tradicionales y las animaciones servían de imán para atraer a un mayor público infantil que en lo años previos. “Esta vez hay más programación que nunca y por eso no dudamos en venir a pasar todo el día”, explicó Alba Martín mientras recogía en la barra de la Sociedad Protectora su pack de pan, chorizo y vino. “Mi tía abuela Queti me metió esta fiesta en las venas y sigo trasmitiéndola a las nuevas generaciones.

Ni siquiera los bebés recién nacidos faltaron. Marina Carnero, de solo siete meses, miraba sorprendida desde su sillita a una mesa repleta de familiares. “Acaba de nacer y ya está aquí”, dijo orgullosa su madre, Cristina García, junto a Carmen y Alba García, otras hermanas de tan solo 4 y 2 años. “En esta fiesta no hay edad, quizás los chavales son más de ir al Purificación Tomas, aunque también se pudo ver algún adolescente en edad de quedadas con los amigos. “Me invitaron a ir al Puri, pero mi abuelo no me lo perdonaría”, confesó Eduardo Gómez, de 15 años, que más tarde tenía previsto asomar al parque de Invierno para saludar a compañeros de instituto. “Soy deportista y no bebo”, aclaró el chaval, quien “mamó” en casa desde su nacimiento la fidelidad por la conmemoración de la fiesta creada por Velasquita Giráldez en el siglo XIII

Como suele ocurrir en estos casos, las mesas y toallas se quedaron pequeñas en diferentes rincones del parque para albergar tanta comida. “Mañana, si no llueve, volvemos”, bromeó Olga Romay, ovetense “de pedigrí”, quien animó a ovetenses, asturianos y el mundo entero a participar en 2024 en el Martes de Campo. “No lo hay más prestoso que comer un bollu con un vasín de vino”, proclamó. 

Suscríbete para seguir leyendo