Las primeras sidras pasan la Preba con buena nota en Oviedo

Trabanco y Viuda de Angelón triunfan entre el jurado y el numeroso público del concurso, que desbordó Gascona

J. L. S.

Cuando Jonas Beyens salió caminando de un pequeño pueblo del norte de Bélgica aún era invierno y los primeros días tuvo que andar apartando la nieve del camino. El objetivo era llegar a Santiago de Compostela, más o menos para el verano. Con calma. Con lo que no contaba era con la parada técnica que por casualidad iba a hacer en Oviedo ya remangado y con un sombrero para protegerse del calor. De esa guisa estaba ayer Beyens, a mitad de su ruta, y probando por primera vez la sidra asturiana. Junto a él, otras 6.000 personas cataban los primeros caldos de la temporada de la tradicional bebida regional, en una multitudinaria Preba del bulevar de Gascona, que este año, ante la previsión de llenazo tomó también las calles aledañas. La valoración general fue de un aprobado muy alto para estas primeras sidras. Este año la sidra viene buena, pese a los vaivenes del tiempo. 

A Beyenes le acompañan en esta parada del viaje otro belga, Robbert De Troij, y una alemana Helen Ostermann. Esta última asegura que en su país también hay una bebida parecida «pero allí se sirve directamente de un gran barril», matiza. A Beyenes lo que más le llama la atención es el escanciado. «Es alucinante la habilidad que tienen», apunta. 

Y ayer en Gascona hubo mucho escanciado. En este Preba de la sidra participaron 19 lagares asturianos con una difícil doble misión. Por un lado, tenían que ganarse el favor del público que estuvo probando la sidra y votando durante dos horas y media. Y, por el otro, tenían que dar con el gusto de un exigente jurado de profesionales formado por Sabino Pérez, Loreto García, Sindo Martínez, Maximino Villarrica, Agustín Rodríguez, David Hevia Vallina y María José Hevia González. Todos de paladar muy fino. Aunque el presidente del jurado, Villarrica, aseguró que el olfato es también un buen aliado a la hora de tomar una decisión. «Cuando la sidra huele bien es difícil que sepa mal», aseguró. También señaló que los caldos estaban aún un pelín «jóvenes», les falta madurar. Hay tiempo. Wilkins Aquiles, ganador del premio a Mejor Escanciador del Mundo, fue el encargado de servir con presteza los culines a los miembros del jurado. 

Al final, el público y el jurado no coincidieron. Hay gustos para todas las sidras. Tras una numerosísima votación, los asistentes a la Preba eligieron al caldo del lagar naveto de Viuda de Angelón como el mejor de la temporada. El reconocimiento, con forma de placa y acompañado de un diploma, lo recogió Fran Ordóñez, que agradeció emocionado el reconocimiento y dio las gracias a Oviedo «por la promoción de la sidra». 

En cambio, el jurado eligió la sidra de Trabanco como la mejor de esta incipiente temporada. Al escenario subió Samuel Trabanco a recoger el galardón, un viejo conocido. «Este es nuestro concurso fetiche», aseguró, «somos como el Sevilla, cuando llegamos a la final es para ganarla». Y terminó su intervención con un «Viva Gascona», muy jaleado por los cientos de personas que seguían la final desde la calle, la mayoría vaso en mano y con el pañuelo verde del festejo al cuello. Durante la ronda de premios también hubo un reconocimiento a la «etiqueta más guapina» que se llevó el llagar de Cortina. 

El ambiente durante la mañana fue de fiesta, con las calles aledañas a Gascona repletas y teñidas del verde de esos pañuelos. Hubo gaitas, la banda «Ciudad de Oviedo», recorrió durante varias horas esas mismas calles amenizando la jornada. Hubo puestos de comida, no todo iba a ser beber sidra. Y también de venta de juguetes infantiles. Tanta gente que al final era complicado encontrar un sitio libre en las terrazas de este bulevar sidrero.

El presidente de la asociación de hosteleros del bulevar, Pedro Caramés, hizo un llamamiento a cuidar la cultura sidrera porque «es algo nuestro que tenemos» y se mostró convencido de que su declaración como Patrimonio Mundial Inmaterial de la Unesco será un empujón definitivo para que el caldo gane en popularidad. Precisamente, durante el acto se rindió homenaje al historiador Luis Benito García, impulsor de la cátedra sidrera, que agradeció el reconocimiento «porque viene del sector».

Fue, además, una fiesta muy internacional. En un grupo en mitad de la calle prueban la sidra, Estefanía Perada, de Argentina, Amanda Oliveira, de Brasil, Matías Agustoni, también de Argentina. Con ellos, Íñigo Hernández, de algo más cerca, San Sebastián. Encontraron la fiesta por pura casualidad, buscando en «Google» cosas para hacer este fin de semana en Asturias. «Pero felices, esto nos encanta», asegura Agustoni. La otra argentina del grupo lo tiene bastante claro. «La fiesta es hermosa y Oviedo hermosísimo», asegura Perada, que es nueva con la sidra. No la había probado nunca. «Me encanta», dice. El vasco tira para su tierra, «yo vengo para probar». Amanda Oliveira está entre dos aguas, había probado la vasca. «Las dos me perecen muy bien», asegura políticamente correcta. 

Al final, entre todos los que estaban en Gascona se bebieron con gusto unos 6.000 litros de sidra. Al menos ese era el cargamento inicial que traían los 19 lagares. Y no sobró casi nada. La nota generalizada fue de un aprobado muy alto. Un notable. Todos destacaban que esta añada de sidra viene, como mínimo, igual de buena que la del año pasado, pese a que las condiciones meteorológicas han sido más complicadas. Así que, ¡Preba superada!

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