Triturar residuos a tamaño confeti y transformarlos en gas sin contaminar: el proyecto pionero que se está probando en Olloniego

Dos asturianos, junto a un ucraniano y un húngaro, prueban una tecnología pionera para eliminar basuras y obtener productos útiles como el metano: "Se podría instalar hasta dentro de un hospital"

Por la izquierda, Miguel Ángel Martínez, Ángel Fernández y Arian Mamayenko, delante de la nave  industrial en la que construirán la planta piloto.   | IRMA COLLÍN

Por la izquierda, Miguel Ángel Martínez, Ángel Fernández y Arian Mamayenko, delante de la nave industrial en la que construirán la planta piloto. | IRMA COLLÍN / M. G. Salas

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

Dos asturianos, un ucraniano y un húngaro tienen entre manos un proyecto que puede revolucionar el mundo de los residuos. Se trata de eliminar las basuras emitiendo cero contaminantes y, encima, obteniendo productos útiles: desde metano hasta escoria basáltica. ¿Cómo? Primero triturando los desechos hasta dejarlos a tamaño de confeti y, después, utilizando la gasificación rápida por plasma, que con ayuda de altas temperaturas (hasta 15.000 grados centígrados) transforma la materia orgánica de estado sólido a gaseoso.

La tecnología fue patentada el año pasado por el físico ucraniano asentado en Asturias Arian Mamayenko y está probada en el laboratorio. Falta llevarlo a la práctica. Y eso es lo que harán ahora, con ayuda de Mamayenko, el arquitecto Miguel Ángel Martínez San Miguel y el industrial Ángel Fernández Fernández, que han constituido la empresa Ciencia y Energía en Estado Puro. En una nave industrial de Olloniego construirán "ya" una planta piloto, que estará en funcionamiento "a finales de este año o principios del que viene". "Esto no tiene nada que ver con lo que se hace ahora para tratar los residuos (clasificación, incineraciones, pirólisis...). Y no hay nada igual en otros países", garantiza Arian Mamayenko, que llegó a España hace 23 años y dirige la empresa Metaplasma.

La planta que impulsan es totalmente verde. Ni contamina ni genera malos olores. Tanto es así que no tiene "ni escapes, ni chimeneas ni desagües..." y "podría instalarse hasta dentro de un hospital" para destruir sus propios residuos, subraya Ángel Fernández, de 64 años y dedicado a la construcción. Hace tres años conoció a Arian Mamayenko y le entusiasmó su proyecto. "Los autónomos no nos jubilamos nunca y es una idea muy atractiva", apunta el arquitecto Miguel Ángel Martínez San Miguel, de 68 años, que también se unió a esta aventura por su amistad con Fernández y porque siempre le interesó el tema del reciclaje. El equipo lo completa el húngaro Lazar Potasnyik, director ejecutivo de la empresa Int-Energia Kft.

La planta piloto que entrará en funcionamiento en los próximos meses podrá gestionar unos 100 kilos de residuos a la hora y el objetivo es que empresas de todo el mundo vayan a verla a Olloniego. "Hay interés global", asegura Arian Mamayenko, porque el problema de las basuras es mundial. Sin ir más lejos, esta tecnología podría ser una solución a la falta de espacio que tiene el vertedero de Serín. "Enterrar los residuos es como meter la basura debajo de la cama", indica Mamayenko, que tampoco ve eficaz la separación. "Se recicla un 25%, pero queda el 75% restante", agrega.

¿Cómo funciona su tecnología? Para empezar, en la planta puede entrar todo tipo de residuos y sin separación previa: residuos sólidos urbanos, biomasa, desechos agrícolas, residuos industriales peligrosos, lodos de depuración, residuos farmacéuticos... Todos ellos se preparan, y ahí está la clave del éxito, antes de someterse al proceso de gasificación rápida por plasma. Esto es triturarlos primero (quedan a un tamaño de 3-5 centímetros) y secarlos al vacío después. "Así extraemos toda la humedad y los malos olores", puntualiza el físico ucraniano. Tras ello, se vuelve a triturar para dejar las basuras a "tamaño de confeti" y se introducen en el reactor de plasma, donde se someten a una operación de gasificación rápida a temperaturas de hasta 15.000 grados centígrados. Al ser la materia tan pequeña, su transformación en gas es muy rápida, se logra "en menos de dos segundos". "Otros intentaron este proceso sin esa preparación previa y por eso no funcionaba", señala Mamayenko.

Además de eliminar el residuo por completo, con esta tecnología de sello asturiano se obtienen productos comerciables. Es decir, se consigue una rentabilidad económica. Son oxígeno, metano, escoria basáltica, hidrógeno, agua purificada y fertilizantes potásicos. En concreto, el metano obtenido es de una gran pureza y sirve para autoabastecer el sistema, así como para suministrar el excedente a consumidores externos. A todo ello se suma que la planta no contamina y prueba de ello es que la piloto será instalada dentro de una nave industrial completamente cerrada.

"Estamos muy ilusionados con este proyecto. La idea es ponerlo a funcionar y vender luego la tecnología a las empresas", explica Ángel Fernández. Esta tecnología permitiría incluso que cada compañía tuviese su propia planta de tratamientos de residuos. "Yo lo tengo estudiado hasta una capacidad de 10 toneladas a la hora, pero se podría escalar todo lo que quisiésemos o hacer varias plantas en paralelo", detalla Arian Mamayenko. La planta que se construirá en Olloniego medirá unos 25 metros de largo y constará de cuatro estructuras, una para cada paso del proceso, más el reactor de plasma. Todo ello supondrá una inversión de 2 millones de euros. "Esto es a base recursos propios", confiesa Ángel Fernández. Y todo porque están convencidos de que será un éxito y que exportarán tecnología "made in Asturias" por el mundo entero.

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