Primera hipótesis sobre los restos arqueológicos hallados en el centro de Oviedo: un puente de hace al menos 300 años

El tráfico permanecerá cortado por la calle Padre Suárez y será desviado por Postigo

Chus Neira

Chus Neira

Los restos arqueológicos descubiertos en Padre Suárez al reparar un socavón en la carretera por filtraciones de una acometida de saneamiento ya han vuelto a quedar al descubierto. Con el inicio de los trabajos de la arqueóloga María Noval, contratada de urgencia por el Ayuntamiento, se ha vuelto a retirar la zahorra, se ha excavado incluso un poco más y las primeras hipótesis van situando el arco y los sillares que lo rodean como parte de un posible puente o pontón de hace al menos 300 años sobre la vieja carretera de Santo Domingo.

Los trabajos se centraron ayer en destapar lo que se había empezado a cubrir, avanzar un poco más en algunas esquinas y perfilar y limpiar los límites de los sillares que han salido a la luz. En ese espacio un poco más ordenado, por más que se trate del fondo de un socavón de unos seis metros de profundidad, María Noval empezará a trabajar ayer minuciosamente para documentar el hallazgo, estableciendo las medidas de los elementos, coordenadas y disposición de los elementos. Todavía es pronto para saber de qué se trata, pues el trabajo vendrá después, rastreando documentación, pero de momento la arqueóloga considera que hay varias cosas claras. El diálogo constante con el goteo de vecinos y curiosos que durante todo el día pasa junto al agujero, saca el móvil y pregunta no deja lugar a dudas:

–¿Esto lo hicieron los romanos?

–No, ni los romanos ni los que hicieron la muralla medieval esa de ahí al fondo.

A pesar de que el arco de medio punto halla aparecido a escasos cincuenta metros de uno de los paños que se conversan de los viejos muros de Oviedo, en Postigo Alto, su datación apunta a una época posterior. De forma muy genérica todos los expertos consultados hablan de Edad Moderna, un arco temporal muy amplio que va del XVI al XVIII y que, en este caso, se situaría más bien en torno al 1.700, es decir, hace, al menos 300 años.

Sigue presente en estas primeras hipótesis la idea del agua, pero no exactamente de la forma en que se planteó inicialmente. María Noval y los expertos que se han asomado al hallazgo han ido dejando aparcada la idea de que pudiera tratarse de una fuente.

Pero lo que sigue presente, y lo que apoya toda la documentación que existe sobre esta zona de la ciudad, es que son terrenos por los que siempre discurrieron vías de agua que bajaban a la zonas de huertos próximos a este punto, como en Regla. Con esa idea en la cabeza, se puede suponer que se trataría de un puente para salvar una vía de agua en un paso de cierta importancia, pues lo que hoy se conoce como Padre Suárez fue durante mucho tiempo la carretera de Santo Domingo, que formaba parte de la vieja carretera de Castilla que cubría el recorrido desde Adanero hasta Gijón.

Los coches tienen que desviarse por el pasaje de Luis Muñiz y salir por la calle Regla

Para rematar la hipótesis del puente quedan algunas incógnitas. Una es la de su tamaño. Por lo que se ve de momento, la altura de la bóveda es de más de dos metros, pero lo excavado en el extremo izquierdo del pilar que había quedado a la vista no llega a la base del mismo. Es decir, hay más puente hacia abajo. Pero la disposición de los sillares hace pensar que también hay más puente en dirección al Campillín, y que posiblemente si se excavara en esa dirección aparecería otra arcada.

Otro de los elementos más llamativos se encuentran a la derecha. Debajo de una amalgama de restos modernos, donde se ve una arqueta elaborada con ladrillo y una capa inferior donde se mezclan piedra y cemento, se aprecia, más abajo, unos grandes sillares que parecen apoyarse sobre la estructura. ¿Un contrafuerte del puente? ¿Una estructura anterior? Las piezas parecen bien trabajadas y su tamaño apunta hacia una obra de cierta envergardura, pero por ahora no existe ninguna certeza sobre el conjunto de la estructura.

En el ir y venir de vecinos también se sumaban las distintas sensibilidades que un hallazgo de este tipo ha despertado en la ciudad. No todo el mundo ve con buenos ojos la interrupción del tráfico. Un vecino, en tono jocoso, se lamentaba ayer: "Bueno, esto ya nos empieza a costar, la historia es la historia y ahora habrá que seguir excavando, y a pagarlo con nuestros impuestos".

Otros vienen incluso con los deberes hechos, como un ciudadano que aporta la pista del plano de 1853 de Joaquín María Fernández, en el que aparece, en el punto exacto donde han aparecido estos restos cuatro mojones o marcas negras que parecen separar los límites de las huertas con el inicio del casco viejo, al otro lado de la calle.

Con toda esa documentación tendrá que sentarse a trabajar ahora la arqueóloga María Noval, pero antes su trabajo es otro: "Hay que documentarlo todo bien, pero rápido". Queda saber ahora si el Principado, una vez informado del hallazgo, planteará avanzar algo más en las excavaciones. Está previsto que técnicos de la Consejería de Cultura se desplacen hoy a la zona y tomen alguna decisión al respecto.

En principio, si se decide que no hay que avanzar hacia uno u otro lado con las excavaciones, de forma bastante rápida se procedería a cerrar con protección los restos, a rellenar todo el agujero y a volver a reponer el firme de la carretera.

Los vecinos del número siete ya preguntaban ayer con cierta inquietud cuándo volverán a tener la calle abierta. Los trabajos han obligado a cortar el tráfico en ese punto de Padre Suárez, de forma que los coches que suben por el Postigo tienen ahora que desviarse por el pasaje Luis Muñiz y seguir por la calle Regla. Los vecinos de Padre Suárez tienen estos días que dirigirse hacia el Postigo en dirección contraria y buscar esa misma salida.

Aunque no parece que se trate de un hallazgo que vaya a revolucionar la historia de la ciudad, los expertos se muestran interesados en saber más detalles. La cronista de Oviedo, Carmen Ruiz Tilve, autora de un libro sobre fuentes y caños en Oviedo, decía ayer que le gustaría que se excavara algo más para poder tener mejor idea. De la misma opinión es el arqueólogo Rogelio Estrada, que considera aceptable la hipótesis de un puente de hace 300 años en una época en que esta zona de la ciudad conservaba más desnivel. "Con todas las surgencias que pasan por allí", explicaba ayer, "podría haber un riachuelo o una corriente discontinua y que se construyera algún tipo de paso para salvarlo".

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