La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La jura de bandera llena la plaza de la Catedral de Oviedo de patriotas, uniformes y memorias de la mili

"España está perdiendo el orden, los que mataban eligen a quien gobierna", alerta Canteli antes de participar en el acto con más de 800 jurandos

180

Así fue la jura de bandera civil de Oviedo y el posterior desfile militar Miki López

Aurelio Fernández tiene 73 años, pero este sábado se sacudió más de medio siglo en la plaza de la Catedral. Acompañado de su esposa, María José Fernández, ambos se desplazaron desde Teatinos al corazón de la ciudad para participar en la multitudinaria jura de bandera civil organizada a los pies de la Sancta Ovetensis. "Quería recordar la jura que hice en 1972 tras quince meses de mili en El Ferral (León)", confesó emocionado desde la fila de más de 800 jurandos formada en una plaza abarrotada de nostálgicos del servicio militar, patriotas y, sobre todo, uniformes, muchos uniformes.

El acto solemne, presidido por el general José Manuel Vivas Urieta, tuvo como punto álgido un paseo de tres cuartos de hora protagonizado por casi un millar de personas para besar las banderas de España del Regimiento Príncipe nº3, radicado en el acuartelamiento Cabo Noval de Siero, y del Regimiento Asturias, con sede en Madrid. A la cabeza estuvo el Alcalde, Alfredo Canteli, que minutos antes había mostrado su preocupación por la situación política del país. "España está perdiendo el orden en todos los sentidos. No puede ser que elijan el gobierno los que antes mataban y un prófugo de la justicia que no respetó nada y debería estar en la cárcel", alertó sobre la posible investidura de Pedro Sánchez con los votos de Bildu y el partido de Puigdemont.

Fue el propio Canteli quien invitó al ministerio de Defensa y al Regimiento Príncipe a organizar este acto castrense, cuyos principales fines, según el coronel jefe del Regimiento, Pedro Luis Gutiérrez, son "dar la oportunidad a los civiles de demostrar su compromiso con España y fomentar la cultura de defensa. No se aprecia la seguridad hasta que se pierde".

El discurso ofrecido por el coronel al final del acto resultó interrumpido por una sonora ovación cuando el militar hizo referencia a la obligación del ejército, contemplada por "nuestra Carta Magna" de "defender la integridad territorial y ordenamiento constitucional" de España.

Aunque los militares organizadores huyen de etiquetas, muchos de los jurandos dijeron acudir empujados por cuestiones políticas. "Es importante fortalecer el sentimiento de unidad de España descuidado por algunos políticos", decía el avilesino José Luis Sánchez, de solo 18 años, en la misma línea que las ovetenses Agatha Pidal y Paloma López-Acha. "Estamos aquí porque se necesita más patriotismo", añadieron.

La solemnidad reinó a lo largo de la aproximadamente una hora de escenificación en la plaza Alfonso II «El Casto», escenario que Gutiérrez Alcalá calificó de «emblemático». Pasadas las doce, las dos banderas de España utilizadas para la jura salieron de la Catedral hacia la plaza al son del himno nacional, interpretado por la Unidad de Música del Mando de Apoyo a la Maniobra de La Coruña. 

Previamente, la plaza se llenó de uniformes con un pequeño desfile en el que participaron, además de los músicos militares llegados desde Galicia, la Banda de Guerra del Regimiento Príncipe, la escuadra de gastadores, la Compañía de Honores del batallón Toledo II/III, así como soldados del Regimiento Príncipe y el Regimiento Asturias. 

Al finalizar el acto, tras el discurso de Gutiérrez Alcalá, tuvo lugar un homenaje a los caídos de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado que incluyó el depósito de una corona de laurel al son de la canción «La muerte no es el final» y un aplauso interminable del numeroso público agolpado en los alrededores de la explanada.

A continuación, el público se desplazó a toda prisa a la calle Uría. Allí tuvo lugar un espectacular desfile militar protagonizado por unos 16 vehículos de guerra, así como unos 140 soldados a pie, acompañados por otro medio centenar de efectivos encargados de completar la organización.

A pesar de que el calor apretaba, ambos márgenes de la calle se llenaron de gente. Muchos de ellos portaron banderines de España. En algunos balcones, como el de la sede del Centro Asturiano de Oviedo, pudieron verse también banderas nacionales de grandes dimensiones colgadas. «Esto es bueno para el comercio y la hostelería también, da gusto ver el ambiente», comentó Alfredo Canteli. 

La programación emocionó a algunos de los presentes. Es el caso de Jesús López, un gijonés de 80 años, recién operado de un cáncer, que no dudó en coger su bastón y hacer el esfuerzo de participar en la jura de bandera, como ya hiciera 69 años antes en Colmenar Viejo (Madrid) al terminar el servicio militar. «Quiero llevar en el corazón el amor por la patria y sacar un poco de fuerzas para el sacrificio que supone la enfermedad», indicó el octogenario, visiblemente emocionado por la compañía de dos hijos, y mostrando satisfacción por lo que consideró un deber cumplido. «Había que estar y se estuvo», concluyó.

Sanz Montes: «Con el gesto simbólico de esta jura se abraza la Historia»  

«La sociedad asturiana va a volver a escenificar con este gesto simbólico el abrazo a la Historia». Así se refirió el Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, a la jura de bandera civil de la plaza de la Catedral durante la misa que ofició a las diez de la mañana de ayer, dos horas antes de la jura, en la Sancta Ovetensis. El prelado aseguró haber modificado la agenda para poder celebrar la eucaristía de un acto en el que el año pasado participó como jurando cuando tuvo lugar en Covadonga. 

Sanz Montes, que ofició la misa con una bandera de España en el altar, aprovechó la homilía para recordar que los obispos españoles ya defendieron hace años con una carta que la «unidad de España es un valor moral».

Sin embargo, la anécdota del día llegó a la hora de la comunión. La escasez de obleas dejó a un grupo de personas sin poder comulgar. «Lo siento. Aunque acabo de llegar de Jerusalén, el Señor no me ha dado la fórmula para multiplicar los panes», bromeó el Arzobispo.  

El interior de la Catedral se llenó y en primera fila se situaron el Alcalde, Alfredo Canteli, casi la totalidad de su gobierno y los principales mandos militares que presidieron también el acto de la jura.

La representación de la oposición quedó limitada a las ediles de Vox Sonsoles Peralta y Elena Figaredo. No acudieron al acto ningún concejal del PSOE, ni de Izquierda Unida, como tampoco lo hicieron ningún representante del ejecutivo regional de Adrián Barbón. 

Compartir el artículo

stats