Mónica Dixon, bajo una nueva luz

Mónica Dixon (New Jersey, Estados Unidos, 1971) no deja de perseguir la luz. "Espacio, luz, soledad y silencio siguen siendo el nexo común de mi trabajo", admite la artista, que desde su estudio en Oviedo ha forjado una carrera de proyección internacional y que esta tarde, en la Galería Caicoya, en la misma ciudad en la que vive y crea, presenta "Luz distante", la exposición que recoge el fruto de dos años de indagación artística, en los que ha ido "un paso más allá".

No es que Dixon reniegue de los temas que la identifican, al contrario. Ha profundizado en ellos. Entre la veintena de cuadros de la exposición que inaugura esta tarde, a las 19.00 horas, están sus reconocibles interiores, con los planos imposibles, las luces y las sombras; también los exteriores, con las casitas y los horizontes diáfanos, pero en los primeros ha introducido pinceladas de colores nuevos, dorados y verdes azulados, y en los paisajes los cielos son distintos, más densos. "Siempre estoy investigando, innovando, yendo un poco más allá", insiste.

A los cuadros ha añadido, "como una curiosidad", puntualiza, cinco pequeñas piezas tridimensionales, realizadas con material reciclado y pintadas a mano. "Hago alguna esculturita de vez en cuando, desde hace años, no las he mostrado demasiado", comenta. Su forma es la de las casitas que aparecen en sus cuadros, pero advierte que no las utiliza "como referencia para pintar". Sus paisajes, explica, "van de mi cabeza al lienzo", y lo mismo sucede con sus pequeñas esculturas: "Las hago de la nada".

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