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Tormenta de ideas

Las carreteras de medio mundo se dibujan desde esta empresa de Oviedo

Vectio, con sede en la calle Uría, diseña infraestructuras para México, Chile, Panamá, Nueva Zelanda y Botsuana

Arriba, parte del equipo de Vectio, en su oficina de la calle Uría.

Arriba, parte del equipo de Vectio, en su oficina de la calle Uría. / Fernando Rodríguez

El sector de la ingeniería experimenta un auge notable en los últimos años y no son pocas las empresas con sede en la capital asturiana. Cada lunes, una de estas compañías muestra sus proyectos, su impacto en la sociedad y el papel que desempeña en el futuro de Oviedo. 

Del diseño preliminar de la turboglorieta de la calle Real Oviedo al plan de movilidad de la Expo 2027 en Serbia. Carlos Suárez, fundador de Vectio, asegura que la historia de la empresa está profundamente ligada a su vida personal. Desde su oficina en la calle Uría, con vistas privilegiadas al corazón de Oviedo, su equipo diseña infraestructuras para proyectos en todo el mundo. «Nuestra facturación se divide en un 60% nacional y un 40% internacional», explica, mencionando trabajos en lugares tan diversos como Madrid, Qatar, México, Chile, Panamá, Costa Rica, Nueva Zelanda o Egipto.

Que Vectio opere desde Oviedo es una decisión deliberada. Suárez nació en la capital asturiana en 1978 y siempre ha sentido un fuerte apego por su tierra. Sin embargo, su camino hacia la ingeniería no fue directo. Al principio eligió ingeniería industrial porque se le daban bien las matemáticas, pero después de tres años de estudios se dio cuenta de que no era lo suyo. «Con 22 años tenía las ideas más claras y decidí buscar algo relacionado con el transporte», cuenta. Su fascinación por los trenes y camiones –a pesar de no tener familiares ferroviarios– le llevó a hacer un máster en Edimburgo. Durante este periodo, su entonces novia, ahora esposa, trabajaba en Gante, Bélgica. Allí se trasladó Suárez, consiguiendo trabajo en un lobby relacionado con su sector. «Estuvimos un año en Bélgica, pero luego volvimos».

Datos

  • Fundación. Los orígenes de Vectio se remontan a 2007 cuando Carlos Suárez puso en marcha esta empresa cuya primera sede fue el vivero de empresas que la Cámara de Comercio tiene en Olloniego. Tras pasar por Manuel Pedregal, su sede está en la calle Uría. 
  • Trabajadores. Tienen 25 y están notando el problema e la falta de personal cualificado. 
  • Facturación. En 2022 alcanzaron dos millones de euros de facturación, una cantidad que se redujo el año pasado, aunque esperan remontar en 2024. 
  • Proyectos. El 60% de la facturación de nacional y el 40% restante internacional. Entre sus proyecto está Canalejas Madrid Centro para la construcción de un centro comercial; autopistas de Pago en México, Chile, Panamá, Casta Rica y Nueva Zelanda. También reordenaron el tráfico en Botsuana y parkings 3D en Egipto. 

Con solo 27 años, Suárez fundó Vectio. Eligió un nombre en latín que evocara movimiento y transporte. «Al principio estaba yo solo», recuerda, comenzando su andadura en el vivero de empresas de la Cámara de Comercio en Olloniego, donde pasó dos años antes de trasladarse al centro de Oviedo. Primero, en la calle Manuel Pedregal y, desde hace siete años, en la calle Uría. La oficina, distribuida en dos plantas, refleja claramente a qué se dedican. En la planta baja, una maqueta de una glorieta con seis accesos ilustra su trabajo; en la planta superior, planos de trazados de transporte urbano con árboles y autobuses adornan las paredes.

Aunque los proyectos de Vectio suelen tener un plazo de ejecución corto, de aproximadamente mes y medio, el flujo de trabajo es constante. «La ingeniería es un mercado complicado y cuesta mucho arrancar la rueda. Además, en años de elecciones, todo se paraliza en el ámbito urbanístico», explica Suárez. Sin embargo, su modelo ha demostrado ser sostenible. En 2022, lograron una facturación de dos millones de euros. Aunque el año pasado no fue tan positivo, esperan cerrar 2024 con cifras mejores.

Carlos Suárez, CEO dE Vectio.

Carlos Suárez, CEO de Vectio. / Fernando Rodríguez

Sin embargo, la mayor parte de su negocio no está en Asturias. Los proyectos locales de Vectio se cuentan con los dedos de una mano. En 2008 colaboraron en el diseño preliminar de la turboglorieta de la calle Real Oviedo, que transformó la circulación en la zona, y modernizaron las cámaras de acceso a calles peatonales. También fueron responsables de la redacción del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de Oviedo, bajo el gobierno del tripartito formado por PSOE, Somos e IU. Sin embargo, este contrato fue rescindido recientemente.

En otras localidades asturianas, su trabajo también ha generado impacto. En Grado, por ejemplo, proyectaron tres glorietas que, aunque inicialmente criticadas, han mejorado significativamente la seguridad vial. «Antes había un muerto cada dos o tres años a la altura del parque, pero estas glorietas obligan a los vehículos a frenar. No es lo mismo un atropello a 50 kilómetros por hora que a 20», explica. También han trabajado en planes de movilidad en Lugones, Gijón y Cabrales.

Fuera de Asturias, el abanico de proyectos es amplio. En España, destaca su intervención en el entorno de Canalejas Madrid Centro, donde instalaron estaciones de aforo para analizar flujos peatonales y realizaron encuestas para optimizar el diseño. A nivel internacional, han trabajado en proyectos como el plan de movilidad de la Expo 2027 en Serbia, el área logística de London Market en Reino Unido, estrategias para la integración de coches eléctricos en Qatar, y autopistas de pago en Nueva Zelanda. También han desarrollado soluciones en México, Chile, Panamá y Costa Rica, además de reorganizar el tráfico en Gaborone, la capital de Botsuana, y diseñar aparcamientos tridimensionales en Egipto.

Evolución constante

La expansión de Vectio ha llevado a la creación de Datfor, una empresa hermana que se especializa en el análisis de datos de tráfico. «Podemos proporcionar información sobre el volumen de vehículos en una variante de Berlín que aún no se ha construido», explica Suárez. Además, analizan flujos peatonales utilizando sensores en escaparates y tiendas. «Vendemos estos datos a administraciones y constructoras para ayudar en la toma de decisiones estratégicas, como determinar la ubicación de un restaurante o una gasolinera».

El crecimiento de la empresa ha sido notable, y actualmente emplea a 25 personas. No obstante, encontrar talento cualificado sigue siendo un desafío. «La ingeniería se percibe como un sector duro y falta vocación, pero los tiempos están cambiando. Ya no se trabaja de sol a sol y ofrecemos salarios competitivos. Aunque es un trabajo exigente, hemos logrado crear un ambiente laboral más equilibrado», concluye Suárez.

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