"Aida" arrebata al Campoamor en el estreno más esperado de la temporada ovetense

La primera función cumplió anoche todas las expectativas de un público cautivado por el perfecto artefacto musical verdiano, la escena de Franco Zeffirelli y las grandes voces del reparto

El escenario del Campoamor, durante una de las escenas de la representación de "Aida". | IVÁN  MARTÍNEZ/ ÓPERA DE OVIEDO

El escenario del Campoamor, durante una de las escenas de la representación de "Aida". | IVÁN MARTÍNEZ/ ÓPERA DE OVIEDO

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Oviedo

Se veía venir. Que "Aida" iba a ser uno de los éxitos de esta temporada de ópera en el Campoamor se intuía. La incontestable ingeniería musical y argumental de Giuseppe Verdi y su libretista Antonio Ghislanzoni, el montaje sobradamente probado de Franco Zeffirelli, un buen desempeño orquestal y coral, y un reparto impecable, encabezado por tres voces de primerísima fila. Todo ello se alineó ayer y cristalizó en una función arrebatadora, que en sus mejores momentos mantuvo al público con el corazón en un puño y que fue premiada con largos aplausos y muchos bravos, repartidos entre todo el equipo, musical y escénico. Los más intensos y apasionados fueron se los llevaron los tres protagonistas: Jorge de León, Carmen Giannattasio y una fascinante Ketevan Kemoklidze.

Bastó con el primer acto para que el asunto quedara planteado. El tenor tinerfeño Jorge de León, un experimentado Radamés, salió a escena y se ganó los primeros aplausos de la velada con su aria de presentación, "Celeste Aida"; el triángulo que compone en esta ópera con Carmen Giannattasio, que debuta en Oviedo y en el papel de Aida, y Ketevan Kemoklidze, una Amneris con la que ya había coincidido antes en escena, demostró su buen hacer y su compenetración desde la primera escena en la que coincidieron, y los números corales, con el Coro Intermezzo dirigido por Pablo Moras, fueron épicos de principio a final. Las expectativas se estaban cumpliendo, desde el principio, y la ópera no cesó de crecer y crecer, hasta el clímax final.

El público, en el Campoamor, espera el inicio de la función. | LUISMA MURIAS

El público, en el Campoamor, esperando el inicio de la función. / LUISMA MURIAS

En el foso, la Orquesta Sinfónica del Principado se dejó llevar por el director italiano Gianluca Marcianò. Su notable desempeño fue recompensado con los aplausos del público al final de la representación. Lo mismo que el de la directora de escena, Vivien Hewitt, fiel al imaginario de su maestro Franco Zeffirelli. El dramaturgo y cineasta italiano recreó un Egipto de película, panorámico y en technicolor, con templos y pirámides, estatuas colosales, el extenso palmeral al fondo y el desierto en la lejanía. El vestuario de Anna Anni redondeo el efecto.

La iluminación, que corría a cargo de Gianni Mirenda, sacó buen partido a los recursos escénicos, brillante en los inicios, sugerente a medida que avanzaba el argumento, sofocante y oscura al final.

El público abonado a los estrenos líricos del teatro Campoamor es exigente y suele ser contenido, pero ayer se entregó pronto. Despidió la primera parte de la función, antes de la primera pausa, con una amplia ovación y recibió la siguiente entrega adelantando más aplausos. Se le notaba complacido con los pasajes más exaltados, como la popular marcha triunfal, el "hit" más popular de "Aida", y emocionado en los episodios dramáticos, como el encuentro de los trágicos enamorados a la orilla del río Nilo.

La mezzo Ketevan Kemoklidze, como Amneris, fascinó al público en el acto final

Los grandes momentos corales de "Aida", apabullantes, se fueron engarzando con los pasajes más íntimos. En la nostálgica aria "Oh patria mía" la soprano Carmen Giannattasio se lució y emocionó.

Ketevan Kemoklidze (Amneris), en el centro, durante el segundo acto de «Aida». | IVÁN  MARTÍNEZ/ ÓPERA DE OVIEDO

Ketevan Kemoklidze (Amneris), en el centro, durante el segundo acto de "Aida". / IVÁN MARTÍNEZ/ ÓPERA DE OVIEDO

En el último acto quien brilló con más intensidad fue la mezzo georgiana, Ketevan Kemoklidze, que interpretó prodigiosamente a una Amneris apesadumbrada por la culpa y la funesta suerte de su amante. Kemoklidze tuvo en vilo a los espectadores y los conmovió hasta tal punto que no pudieron evitar las exclamaciones de admiración.

La extensión de la obra y su complejidad escénica requirieron de un par de pausas, por lo que la función se alargó tres horas y cuarto. "Aida", tal y como fue concebida por Verdi y recreada por Zeffirelli, sirvió en el Campoamor un espectáculo total en el que conviven la grandilocuencia y la introspección, el patriotismo y los conflictos morales, la guerra y el amor. Hubo danza, hubo trompetas sobre el escenario y, sobre todo, una gran y sincera celebración de la lírica. Mañana, a las 19.30 horas, volverá a repetirse la magia en la segunda función.

"Hansel y Gretel", en la apertura del próximo ciclo

"Hansel y Gretel" de Humperdinck abrirá el próximo ciclo lírico ovetense, el del curso 2025-2026. El programa de la temporada se dio a conocer ayer, con ocasión del estreno de "Aida", y se completa con otros cuatro títulos: "Romeo y Julieta" de Gounod, "Orlando furioso" de Vivaldi, "Rigoletto" de Verdi y "Carmen" de Bizet.

El anuncio de la nueva programación aprovecha la proximidad de las fiestas para impulsar la campaña navideña de venta de abonos y de tarjetas regalo para la LXXVIII temporada, que se pueden adquirir a partir del lunes 16 de diciembre, en las oficinas de la Ópera de Oviedo (calle Milicias Nacionales, 3; 5.º izq.).

"Hansel y Gretel" es una ópera en tres actos con música de Engelbert Humperdinck, que la catalogaba como "una ópera de hadas", y libreto en alemán de su hermana Adelheide Wette.

En el cierre de la temporada, ya en 2026, la Ópera de Oviedo hace una apuesta segura, con la "Carmen" de Bizet.

Desde ayer, la Ópera de Oviedo entrega a cada asistente a sus funciones un tarjetón con el programa completo de su próximo ciclo lírico.

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