El funeral por la víctima de un suceso que conmocionó a la ciudad

Oviedo despide a Francisco Vaca, el hombre atropellado en Llamaquique

"Era riguroso y peleón, pero también cariñoso y familiar", dicen los hijos del empresario jubilado, que hizo obras "en toda Asturias y media España"

Muere un hombre de 91 años en Oviedo al ser aplastado contra un muro por un coche en una calle peatonal

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: David Cabo

Un hombre "riguroso, exigente y peleón, pero al mismo tiempo cariñoso y familiar". A grandes rasgos, así describen sus dos hijos a Francisco Vaca Montes, el hombre de 91 años que falleció el pasado domingo tras ser víctima de un desgraciado atropello a escasos treinta metros de su casa, en la calle peatonal Carlos López-Otín, la antigua Comandante Caballero del barrio de Llamaquique. Amigos y familiares del difunto asistieron ayer al funeral celebrado por su eterno descanso en la parroquia del Corazón de María, muy cerca del lugar en el que se produjo un accidente que conmocionó a Oviedo la víspera del día de Reyes. "Dios nos ayuda a superar la angustia de una muerte inesperada y le pedimos que Francisco habite en su casa y goce de su dulzura para siempre", pidió el párroco Miguel Ángel Niño de la Fuente durante su homilía.

Francisco Vaca Montes nació en un pueblo de León y vino a Oviedo para cumplir con el servicio militar. En la capital asturiana comenzó a trabajar, se buscó la vida en varios sectores, pero después se centró en el de la escayola. La que después fue su mujer, la ovetense Isabel Fernández, fallecida hace ahora nueve años, también fue determinante para que Francisco se quedase en la ciudad, donde acabó montando una empresa ligada a los revestimientos. "Se dedicaba a los falsos techos, al pladur y los aislamientos acústicos y térmicos. Era un trabajador incansable, hizo obras en toda Asturias y en media España", explica su hijo Javier Vaca. "No hay edificio público en el que no haya trabajado. Estuvo en hospitales, en facultades de la Universidad, en la sede de Hacienda, en la Seguridad Social, en centros comerciales... Llegó a encargarse de reformas en el hotel de la Reconquista y hasta en la Catedral", relata orgulloso Javier, su otro hijo.

El fallecido tenía una empresa dedicada a los revestimientos y a aislamientos térmicos y acústicos

El fallecido se jubiló casi con 80 años. La sede de su empresa estaba en la misma calle en la que perdió la vida, en la antigua Comandante Caballero. "Siempre se esforzó para dárnoslo todo, para que tuviésemos una buena formación y para facilitarnos la progresión en la vida", señalan sus hijos, ambos economistas y con residencia en Madrid. Francisco Vaca Marcos vivía con una cuidadora que estaba interna en su casa. Hace poco más de un año había sufrido un ictus "muy severo", pero sus ganas de vivir y su empeño le hicieron luchar para recuperarse. "Su frase preferida era ‘Hay que tirar para adelante’. Trabajó mucho y ahora ya era capaz de caminar. Siempre fue muy deportista y miró mucho por su salud. Ya andaba en bicicleta cuando no lo hacía nadie", dice Javier.

El accidente

El dramático atropello que acabó con la vida de Francisco Vaca Montes se produjo alrededor de las seis menos diez de la tarde del pasado domingo. El fallecido había salido a pasear con una cuidadora sustituta de la habitual, que estaba disfrutando de cinco días de vacaciones e iba a incorporarse al trabajo al día siguiente. Francisco Vaca iba apoyado en una silla de ruedas que le facilitaba caminar y estaba a unos treinta metros del portal de su casa, en el número 9 de la calle Carlos López-Otín, cuando un Porsche Cayenne que estaba aparcado en la vía se lo llevó por delante y acabó aplastándolo contra el muro de la entrada de un garaje, una rampa descendente que da acceso a la puerta del aparcamiento.

El conductor del vehículo, que responde a las iniciales J. M. G. S. y tiene 77 años, tenía estacionado su coche, con el motor encendido, casi al lado de la rampa del citado garaje cuando, por causas que no sabe explicar, el coche dio un fuerte acelerón y salió disparado. J. M. G. S., que dio negativo en la prueba de alcoholemia, le explicó a la Policía que estaba "descansando" dentro del vehículo y esperando por su familia para irse a la cabalgata de Reyes. "¡No sé qué pasó, se me fue!", decía desesperado al darse cuenta de la dramática situación. Francisco Vaca Montes tenía una pierna amputada y la otra casi seccionada por completo, aunque los médicos certificaron que su muerte se produjo por aplastamiento del tórax. La mujer que lo acompañaba tuvo que ser ingresada y tiene tres costillas rotas.

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