Alfonso Palacio presenta su última programación y se despide del Bellas Artes: "Fue un privilegio tripular esta nave"

Con el pie en el estribo para iniciar rumbo al museo del Prado, Alfonso Palacio hizo ayer su antepenúltima aparición en público como director del Bellas Artes en la presentación de la nueva programación de la pinacoteca regional cuyo desarrollo él ya no comandará. El acto, con presencia del director general de Cultura, Pablo León, con la mayoría del equipo del museo regional y con el concejal de Cultural de Oviedo, David Álvarez, se convirtió de forma inevitable en un homenaje al director saliente, vindicación del legado que deja y orgullo de su equipo. En doce años, celebró Palacio, los que le han acompañado lo han hecho con lealtad a la misión de "tejer comunidad sin perder un ápice de calidad" y generar "un museo vivo". Ha podido trabajar, además, con todos los patronatos con "comodidad y libertad" . "He sido un privilegiado por haber tripulado esta nave", resumió.

Todas esas reflexiones llegaron al final de la presentación del nuevo programa de actividades, que Alfonso Palacio presentó con detalle y esmero, y del que destacó, por ser el último que dirige dos cuestiones con las que está especialmente satisfecho. En estos meses los dos proyectos individuales estarán dedicados a dos creadoras asturianas, Breza Cecchini y Covadonga Valdés Moré, y la obra invitada permitirá traer al Bellas Artes por primera vez a un Francisco Ribalta, autor del barroco valenciano que no está representado en la colección y que llena, aunque sea solo durante cuatro meses, esa laguna.

La primera exposición que acompañará la actividad de 2025 del Bellas Artes tendrá también un carácter singular y un peso importante en el año. Se trata de un viaje "De la España negra a la España desposeída" -reza el título- a través de otro recorrido, el que va de las pinturas y estampas de Gutiérrez Solana a las fotografías de Pérez Siquier en su serie magistral desarrollada en el arrabal almeriense de La Chanca entre 1956 y 1962. La muestra, del 6 de febrero al 11 de mayo, está comisariada por Leyre Bozal, conservadora de las colecciones de la Fundación Mapfre, entidad colaboradora en este programa.

El Bellas Artes prosigue también su camino de extensión por el territorio, y en este caso será la Casa Bárcena, en Carreña de Cabrales, la que acogerá la exposición dedicada al grabado contemporáneo asturiano, compuesta por 30 estampas y dirigida por la conservadora de artes gráficas y obra en papel del museo asturiano, Laura Baños. Palacios anunció que confía en que a lo largo del año se puedan organizar otras dos exposiciones fuera del edificio para dar continuidad a al proyecto de sacar la colección por toda la región.

Para el patio y la salas temporales del Palacio Velarde, el director anunció la presencia de "una de las creadoras asturianas más singulares en el panorama contemporáneo". Será la ovetense –naveta de vecindad– Breza Cecchini, con "Soy lo que no entiendo". Comisariada por Sara Moro, en esta exposición la artista "observa y reflexiona sobre su particular mundo, donde conviven lo mágico, la naturaleza, lo sublime y también lo oscuro que se esconde detrás del ser humano", relató el director. Otra artista asturiana, la gijonesa Covadonga Valés Moré, realizará su primera individual con "Estaciones interiores", con obra sobre papel y, por primera vez en la historia del Bellas Artes, con una pintura mural.

La obra invitada, con satisfacción de Palacio, será el "Abrazo de San Francisco de Asís la crucificado", de Francisco Ribalta, autor mayor del barroco nacional que llega del Bellas Artes de Valencia que no está representado en la colección de la pinacoteca asturiana, donde sí figura, no obstante, el que fue su sucesor, Jerónimo Jacinto de Espinosa.

En el resto de programas, el ciclo de las conferencias se iniciará con la que el propio Palacio pronunciará sobre "Aurelio Suárez y su serie 1984", que será, ésta sí, su última aparición en público, tras la presentación, esta misma tarde, de la presentación del último libro de Ricardo Menéndez Salmón inspirado por la colección del museo.

Además del ciclo de cine (todos los miércoles de marzo), ayer Cristina Heredia, encargada del programa pedagógico, anunció que a los talleres y actividades para infancia, juventud y familia, se suma una proyecto pionero desarrollado con Médicos del Mundo en Asturias. Tendrá como protagonistas a mujeres en situación de vulnerabilidad social. Víctimas de la trata a las que se les trata de ofrecer una "acogida comunitaria", la actividad "mi museo, mi refugio", pretende asentar una línea de reinserción social y enriquecimiento personal.

Si para Heredia estos programas son los que responden a la necesidad de hacer "un museo inclusivo y accesible" que tiene que "seguir floreciendo", el resto de asistentes a la inauguración de ayer incidió en el gran legado que deja Alfonso Palacio. El concejal de Cultura de Oviedo, David Álvarez, citó "el rigor científico, la variedad y la identidad" del museo, el empeño de "acercar la institución a la ciudadanía". El Director de Cultura del Principado, Pablo León, celebró y agradeció el récord de visitantes del año pasado y confió en mantener la herencia de Palacio. "Intentaremos estar a la altura de esta tradición en la que vas a seguir muy presente".

Con la cabeza puestas en ultimar las bases que regirán la contratación del nuevo director, un proceso con "todas las garantías", Palacio extendió sus agradecimientos a la Asociación de Amigos del Museo, que suma ya 1400 socios. "Es uno de los hitos de los que más orgulloso me siento", confesó. "Ese trabajo continuado y tan desinterasado por una institución a la que quieren en la que piensan es para quitarse el sombrero".

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