Furor adolescente para elegir ropa usada en media hora: largas colas en un mercadillo muy especial en La Florida (Oviedo)

Las prendas de segunda mano valen diez euros

Furor adolescente para elegir ropa usada en media hora: largas colas en un mercadillo muy especial en La Florida (Oviedo)

R. Agudín / A. Domínguez

"Hay colas de tres, cuatro y cinco horas". El Espacio La Biznaga, de La Florida, se ha reconvertido este fin de semana en un mercadillo de ropa. Cada prenda tiene un coste de diez euros. Al frente de la iniciativa está la empresa valenciana Jaleo Vintage, que está arrasando entre los más jóvenes: "La media de edad de nuestros clientes es de 25 años, aunque entre el público tenemos de padres a hijos", explica Felip Peña, uno de los organizadores de esta iniciativa que la semana pasada ya triunfó en Barcelona y la que viene, lo hará en Burgos.

Las reglas para acceder a este evento son muy claras. Primero, los organizadores lanzan un mensaje por redes para que sus seguidores comenten dónde viven. Las ciudades más demandadas son a las que viajan durante tres días: abren a las diez de la mañana del viernes y cierran a las nueve de la noche. Así hasta el domingo. Una de las tónicas habituales es que tienen un gran número de clientes en todos los sitios a los que van. A modo de ejemplo, Peña contó en la tarde de ayer, que acudió a las ocho de la mañana a La Biznaga para organizar la jornada y ya había gente esperando. "Eran quince personas de la fila VIP".

La cola de jóvenes para  acceder al mercadillo ayer  en el barrio de la Florida.  | R. A

Felipe Peña, en mitad del mercadillo mientras los clientes se probaban las prendas de ropa. / R. A

La calle Bermudo I el Diácono se ha dividido en dos. En la acera que da acceso al espacio se estableció una zona de espera para aquellas personas que han adquirido su entrada a través con precios que van desde los 5 hasta los 50 euros. Con las primeras, no hace falta que el público haga espera y de diez a once de la mañana tienen acceso exclusivo. La más cara incluye, además de estos privilegios, la compra de cuatro prendas de ropa.

En la otra cola están los que no han adquirido su entrada y, ayer, más de uno se llevó una sorpresa. "Llevamos esperando una hora; esperamos que merezca la pena", explicó Elisa Báez que acudió con su hija. La entrada al local se hace por grupos para evitar que las instalaciones se llenen de gente impidiendo que todo el mundo vea la ropa.

Ya dentro del mercadillo continúan las reglas. El público tiene media hora para ver todas las prendas. Ni un minuto más. "Nuestra idea es democratizar la ropa de segunda mano y dividimos el espacio por secciones. Por ejemplo, hay una zona de tejanos, otra dedicada al cuero y puedes encontrar también ropa de marca". Después, los clientes pasan por caja; mientras ellos reponen los percheros de ropa antes de que pase el siguiente grupo de gente "Esta iniciativa nació en el centro de Valencia y fin de semana tras fin de semana vemos el éxito en todos los lugares a los que vamos", contaba Peña; mientras a pie de calle sigue llegando gente. "No me esperaba tanta cola", decía una joven que no dudó en esperar para obtener su recompensa.

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