La ópera, entre bastidores: Ópera de Oviedo y el Club LA NUEVA ESPAÑA invitan a un grupo de 30 personas a presenciar un ensayo de "Las bodas de Fígaro"

Los asistentes, ubicados en parte de las plateas, pudieron ver como el patio de butacas se convierte en un centro de operaciones, en esta ocasión capitaneado por Emilio Sagi

Celestino Varela se dirige a los asistentes al ensayo de "Las bodas de Fígaro", invitados por Ópera de Oviedo y el Club LA NUEVA ESPAÑA, para explicarles la mecánica de trabajo. | LUISMA MURIAS

Celestino Varela se dirige a los asistentes al ensayo de "Las bodas de Fígaro", invitados por Ópera de Oviedo y el Club LA NUEVA ESPAÑA, para explicarles la mecánica de trabajo. | LUISMA MURIAS

María José Iglesias

María José Iglesias

"Preparar una ópera es un proceso complejo que implica el estudio de la partitura, la selección de reparto, el trabajo interpretativo, los primeros ensayos con piano, los posteriores con orquesta, ensayos de escena, iluminación, escenografía, y un sinfín de detalles de vestuario y utillería, entre otras cosas".

Así lo explicó Celestino Varela, director general y artístico de Ópera de Oviedo, a un grupo de treinta personas que presenciaron un ensayo en el Campoamor de "Las bodas de Fígaro", invitados por la Fundación Ópera de Oviedo, en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA. Quince de ellos fueron lectores que consiguieron una entrada a través de una iniciativa en la web del periódico (lne.es). Todos, con un perfil muy variado, (desde abonados y aficionados a personas que nunca habían pisado el Campoamor), se mostraron entusiasmados al poder asistir a una de las sesiones preparatorias previas al estreno de este sábado.

El grupo de público, ubicado en parte de las plateas, pudo ver como el patio de butacas se convierte en un centro de operaciones, en esta ocasión capitaneado por Emilio Sagi, director de escena, que con exquisito tacto y "savoir faire", da órdenes contundentes a los cantantes en el escenario. El ensayo fue el segundo con la orquesta, la OFIL, bajo la batuta del director musical Lucas Macías. En la mesa de trabajo del equipo de iluminación, Sagi y su asistente, Javier Ulacia, supervisan cada ajuste técnico, asegurándose de que las luces acompañan de manera perfecta la atmósfera que se quiere crear. Sagi, reconocido por su maestría en la dirección de grandes producciones, está pendiente de los más mínimos detalles. Detrás de ellos, Rubén Fernández, asistente musical de la Ópera de Oviedo, toma notas detalladas en su libreta. A veces también se acerca al maestro Lucas Macías para comentar los aspectos musicales que necesitan ser afinados. En la sala, otra sorpresa: el maestro italiano Gianluca Marcianò, que dirigió "Aida" (cuarto título de la temporada), que viajó desde Londres para escuchar con atención las voces del reparto con la presencia entre otros de José Antonio López (conde Almaviva); María José Moreno (condesa de Almaviva) y Pablo Ruiz y Mercedes Gancedo en los roles de Fígaro y Susanna, respectivamente. "Me gusta lo que estoy viendo, va a ser un éxito", indicó el maestro, que no puede evitar mover las manos y llevar el compás de la música a medida que avanza la interpretación. Pablo Moras, director del coro, sale al patio de butacas para supervisar la actuación del reparto coral mientras los cantantes del "Viernes de ópera" observan el ensayo para tomar buena nota de lo que hace el primer reparto. "El ensayo más importante es el del día del estreno". Celestino Varela lo tiene claro. El reloj ya cuenta hacia atrás.

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