La ancestral y singular procesión que se celebró en Oviedo bajo la luz de las velas: catorce niños bendecidos
El monasterio de Las Pelayas celebra la Candelaria con una misa que llena de “alegría y paz” el templo

10.30 horas. Monasterio de Las Pelayas. Festividad de La Candelaria con la presentación de los niños / David Cabo. LNE
La luz de catorce niños alumbró esta mañana el monasterio de Las Pelayas. La celebración ancestral de la Candelaria volvió a reunir a las familias en el templo para la presentación y la bendición de los más pequeños y, entre ellos, estaba Jaime Fernández-Vega. Hijo de Andrés Fernández-Vega y Emma Quiroga tiene dos años y ayer vivió uno de los días más importantes de su vida. "Es una jornada especial que recordaremos toda la vida; es tan importante como el bautismo", aseguró su padre. La familia estuvo acompañada de la abuela paterna, Victoria Cueto Felgueroso. Detrás de ellos estuvo uno de los más benjamines de la jornada. Mauro Sicilia nació el 5 de enero, víspera de Reyes y que pasado mañana cumplirá su primer mes. Sus primos ya cumplieron otros años con la tradición y la familia no quiso esperar más tiempo con el benjamín. "Todavía no está bautizado; es muy pequeño, pero ya está viviendo uno de los momentos más importantes de su vida", destacó su madre, Camino Fernández, quien confesó sentirse emocionada.
Todos los niños fueron recibidos por el párroco, Daniel Fernández, en la capilla. A cada asistente se le dio una vela y, después, la comitiva procesionó por el interior del monasterio de la calle San Vicente. El recorrido finalizó en el claustro, lugar donde las monjas, con la madre abadesa, Rosario del Camino Fernández-Miranda, al frente, recibieron con cantos al resto de la comitiva. "Hoy, repetimos el mismo acto que hicieron María y José cuando presentaron a Jesús ante el templo", explicó sor Covadonga, quien recordó esta jornada es un día de fiesta en el templo. "Hace cuarenta días que celebramos con alegría la fiesta de la Navidad y, hoy hemos sido congregados por el espíritu santo".
Unas palabras que pronunció el cura momentos antes de bendecir a los asistentes y comenzar el camino de vuelta al templo donde presidió la misa. "Que ningún padre se preocupe si los niños lloran, revolotean o gritan; es una alegría ver a tantos pequeños en nuestras iglesias en estos momentos en los que faltan lloros y gritos en las iglesias", explicó Fernández a lo largo de la homilía. También, alabó, el papel de las madres porque siempre ofrecen una "estimable ayuda de forma silenciosa, humilde y laboriosa".
De la Candelaria a San Blas
Como sor Covadonga relató ayer, hoy vuelve a ser otro día de "mucho movimiento" en el convento de Las Pelayas. Se celebra San Blas con misas a las ocho de la mañana, doce del mediodía, cinco y media y siete de la tarde. Las oraciones estarán destinadas a aquellos que sufren una enfermedad y en la tienda como en el exterior del convento se venderán las tradicionales rosquillas.
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