"Josín", el ovetense que ha cumplido 102 años y no piensa irse sin volver a ver al Oviedo en Primera: una vida tan dura como su pasión azul

José Antonio Alvarez Cienfuegos, socio desde 1959, sopló las velas de sus 102 años con la camiseta del club y el anhelo de celebrar un ascenso antes de morir

José Antonio Álvarez Cienfuegos el día de su cumpleaños; en los detalles, de arriba a abajo, la credencial de socio compromisario de 1986/87,  «Josín», en primera fila con los brazos cruzados en el viejo Tartiere y el centenario, a la izquierda, con su tertulia del parque de Ventanielles.

José Antonio Álvarez Cienfuegos el día de su cumpleaños; en los detalles, de arriba a abajo, la credencial de socio compromisario de 1986/87, «Josín», en primera fila con los brazos cruzados en el viejo Tartiere y el centenario, a la izquierda, con su tertulia del parque de Ventanielles. / Fernando Delgado

Fernando Delgado

Fernando Delgado

Ventanielles

José Antonio Álvarez Cienfuegos, "Josín", nació el 2 de febrero de 1923 en el pueblo tevergano de Barrio, tres años antes de la fundación el Real Oviedo, el club de toda su vida y del que es socio desde 1959.

Tras soplar el pasado domingo las velas de su 102 cumpleaños, en su domicilio de Ventanielles, equipado con la camiseta y la bufanda de su equipo del alma, manifestó que su mayor deseo es "verlo subir esta temporada a Primera División para poder morir tranquilo". El año pasado sufrió mucho cuando no se logró el ascenso después de jugar la promoción y ahora no está dispuesto a que se repita la historia.

El Real Oviedo y la sidra de Casa Fran son las dos mayores pasiones de este centenario que festejó su aniversario soplando las velas de una exquisita y saludable tarta de frutas con el escudo en chocolate de su club, que le preparó su amigo Ataúlfo Valdés, propietario de la Confitería Asturias, con el firme deseo de que pueda disfrutar este año el anhelado ascenso.

Antes del postre, Josín comió unos embutidos ibéricos, unes verdines con pixín y un poco de carne guisada mientras bebía una botellina de sidra DOP Del Valle, de Casa Fran de Lugones. En el festejo le acompañaron sus hijas María Victoria y Mari Mar, y sus cuatro sobrinos. Josín muestra con orgullo su muñeca izquierda con el azul reloj del Real Oviedo que le trajeron los Reyes Magos en enero.

El domingo recibió una felicitación muy especial de Alfredo Canteli, alcalde de Oviedo, quien le envió una carta en la que le indicaba que "los que somos teverganos y del Real Oviedo estamos hechos de una pasta muy especial que imprime fortaleza a nuestro carácter".

Vida dura

La vida de Josín fue muy dura, ya que con siete años se marchó a trabajar a Bárzana, en Quirós, para servir amo en una casería. "Andaba todo el tiempo detrás de las vacas", recuerda. Después se trasladó a Oviedo para residir en una pensión de Fuente la Plata mientras trabajaba como repartidor de sifones de una fábrica de gaseosas ubicada entonces en La Argañosa. Finalmente, se instaló en la "Pensión Oriente", en la calle Melquiades Alvarez, que regentaba Benigna, madre de José Manuel Bango, que fue su gran amigo y quien décadas después pasaría a la historia del Real Oviedo por ser el presidente del último ascenso a Primera División logrado en Palma de Mallorca el 4 de junio de 1988. En la Pensión Oriente encontró Josín a su verdadera familia y Benigna "siempre me trató como un hijo más", subraya.

Cumplió el servicio militar en el Ejército de Regulares en Melilla y, al regresar, se vinculó para siempre a la empresa de transportes de su amigo José Manuel Bango. Todavía recuerda, con suma precisión, cómo en aquella época "al salir de Oviedo con el camión Tames Trade rojo, matrícula O-49.215 tenía que pagar el fielato en Colloto".

Residió en la Pensión Oriente, de Benigna, hasta que en 1958 se casó en Vega de Poja, en Siero, con María Asunción Martínez Ordiales, la única de sus once hermanos que contrajo matrimonio. Después de la boda fijaron su residencia en Oviedo, en el barrio de Ventanielles, se hizo socio del Real Oviedo y tuvo tres hijos: María Victoria, José Antonio y Mari Mar.

Vinculado siempre al sector del transporte, llevó durante veinte años la leche a Infiesto en su rojo camión y regresaba cargado de Chupa-Chups de la fábrica de Villamayor. También amplió fronteras a Sevilla y Málaga para llevar la mantequilla de Arias.

Se jubiló a los 65 años, pero siguió vinculado a Bango colaborando en su agencia de transportes ubicada en la calle Comandante Bruzo, a la entrada del antiguo cuartel militar del Milán en Pumarín, y en la posterior correduría de seguros de la calle Foncalada. Hasta los 95 años pateó las calles de Oviedo con la correspondencia de Bango a los domicilios de sus clientes y a las oficinas de las aseguradoras.

Después de fallecer su esposa María Asunción en diciembre de 2015, llevó una vida más sedentaria en su domicilio de Ventanielles, donde reside junto a sus hijas María Victoria "Viti" y Mari Mar.

La historia de una pasión

El 15 de junio de 1959, Josín se hizo socio del Real Oviedo, con quien disfrutó momentos históricos como el ascenso de 1988 a Primera División ejerciendo como presidente su amigo y hermano José Manuel Bango. En la temporada 2023 se dio de baja durante un año cuando Celso González se consolidó como accionista mayoritario y el 2 de agosto de 2004 volvió a sacar de nuevo su carnet, que mantiene vigente a día de hoy. En total, lleva 65 años como socio, pero no tiene derecho a la insignia de oro del club por no ser ininterrumpidos al haber causado baja en 2004. En la actualidad sigue abonando la cuota anual de 211 euros, aunque ya no asiste al campo y sigue todos los partidos por televisión enfundado en su camiseta del Real Oviedo.

La última ocasión que acudió al Tartiere fue en noviembre de 2019 y, tras la pandemia, ya no volvió más, aunque sigue abonando anualmente su cuota de socio.

Antes del Covid-19, jugaba todos los días al chinchón y al tute cabrón a las cinco de la tarde con sus amigos del centro social de Ventanielles. Ahora ya sale menos porque padece vértigo y también perdió audición. Lo que nunca perdió fueron las ganas de tomar unos culetes, eso sí, siempre de sidra Fran, y comer chorizo y picadillo, su plato preferido, acompañado siempre de un huevo frito con patatas.

Su rutina diaria comienza cuando se levanta a las diez y, después de desayunar, lee LA NUEVA ESPAÑA comenzando siempre por las esquelas. Para ejercitar la memoria, realiza algunas cuentas de números a mano y, a mediodía, sale al parque de Ventanielles para charlar con su tertulia de amigos hasta las dos que regresa a comer a casa. Luego una siesta hasta las seis, merienda y se entretiene con algunos concursos de televisión. También le gusta mucho escuchar canción asturiana. Se acuesta sobre las once de la noche.

No pierde en televisión un solo partido del Real Oviedo ni del Real Madrid y nunca quiere ver los del Sporting ni los del Barcelona. Cuando el Oviedo descendió a Segunda e iba a Infiesto a repartir paquetería, alguien le colocó un farolillo rojo en la parte trasera de su camión. Se dio cuenta al llegar a Oviedo y, años más tarde, cuando descendió el Sporting, Josín devolvió el farolillo a la misma persona de Infiesto que se lo había colgado.

Su mayor deseo, después de soplar las velas de su 102 cumpleaños, es "ver subir al equipo a Primera División para poder morir tranquilo". Esperemos que los jugadores del Real Oviedo estén este año a altura para cumplir el anhelo de Josín y lo pueda disfrutar durante muchos años.

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