Un punto negro en el urbanismo local
El continuo expolio del viejo HUCA harta al Cristo: "Roban lo que es nuestro"
Los vecinos denuncian la constante presencia de "cuadrillas de ladrones" y piden acelerar los derribos: "Que lo tiren y se dejen de historias"

LNE
Son las cinco de la tarde y en la calle Doctor Bellmunt es imposible echarse una siesta. Los porrazos, martilleos y gritos no paran de salir desde las entrañas de uno de los puntos negros del urbanismo ovetense. "Tres cuadrillas de ladrones", explican los vecinos, apuran para desvalijar las ventanas y techos de la tercera planta de lo que en su día fue Consultas Externas. A pesar del vallado perimetral y los anuncios del inicio inminente de los derribos, el viejo HUCA sigue siendo objeto de un expolio continuo que enerva a los vecinos. "Es indignante, están robando lo que es nuestro, pagado con impuestos y nadie hace nada", explica Ana Álvarez, una ovetense cuyos padres viven justo enfrente del abandonado complejo sanitario.
La desvergüenza de los presuntos cacos es tal que no se cortan en montar sus propios nidos para descansar e incluso acondicionan los espacios para guardar herramientas con las que arrasan con todo lo metálico que encuentran. "Vemos a plena luz del día como sacan cizallas y se ponen a cortar material como si no hubiera mañana", relatan los residentes del entorno del antiguo hospital.
La lógica les lleva a llamar a la Policía, pero esta opción, indican, tampoco sirve de mucho. "Nos dicen que están al tanto de lo que ocurre, pero ni siquiera los vemos asomar", indican los autores de las llamadas de denuncia, para los que la única solución a esta problemática pasa por acometer los derribos cuanto antes. "Que lo tiren todo de una vez y se dejen de historias", apelan al Principado y al Estado como propietarios mayoritarios de unos espacios donde reina el caos y el pillaje.
Cierre inútil
Si bien la colocación de vallas de alambre por parte del Principado para cerrar perimetralmente el recinto impiden a los cacos acceder hasta la puerta con vehículos, estos se las ingenian para organizarse para sacar a pie y poco a poco todo el material reluciente que se interpone en su camino. "Es habitual ver cómo tiran objetos metálicos por las ventanas", relatan los vecinos escandalizados, por lo que califican como "el cuento de nunca acabar".
El viejo HUCA echó el cierre hace más de una década cuando el hospital de referencia de Asturias se trasladó a La Cadellada. Desde entonces, sus edificios abandonados se han convertido en un espacio "dejado de la mano de Dios", donde ahora, pasado tanto tiempo, los vecinos esperan sentados por los derribos y planes de rehabilitación previstos en la zona por el Principado y la Universidad de Oviedo.
La Consejería de Hacienda, dirigida por Guillermo Peláez, adjudicó ya los derribos del antiguo Hospital General y sus edificios anexos a la empresa catalana Hercal Diggers por 4,3 millones de euros y un plazo de ejecución de doce meses. Por su parte, el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social cedió por 50 años a la Universidad las antiguas sedes de Silicosis, Consultas Externas y Maternidad con la idea trasladar allí a varias facultades de Llamaquique y el campus de los Catalanes. Unos proyectos que los vecinos urgen a acometer, además de pedir planes de futuro para el edificio de la antigua Residencia, propiedad de la Seguridad Social, para la que todavía no existen ningún plan.
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