El periodismo y el arte asturianos lloran a Evaristo Arce, uno de sus pilares en los últimos 60 años

El escritor maliayo, hijo predilecto de la Villa y adoptivo de Oviedo, dirigió la Obra Cultural de la Caja Ahorros y la colección de arte Masaveu

Evaristo Arce,  en el pregón de la Balesquida, en mayo del año pasado.

Evaristo Arce, en el pregón de la Balesquida, en mayo del año pasado. / David Cabo

Chus Neira

Chus Neira

Oviedo

Mantenía a sus 83 años Evaristo Arce la presencia de los grandes periodistas de la segunda mitad del XX: una mirada escéptica para el buen análisis y una elegancia británica en lo formal. Gran autor e impulsor de la escena cultural de la región en el paso de un siglo a otro, una enfermedad pulmonar acelerada de forma fulminante en los últimos días acabó con su vida este miércoles 12 de febrero. Oviedo pierde a uno de sus hijos adoptivos, Villaviciosa a uno de los predilectos y toda la región a un hombre bueno, generoso, riguroso y muy trabajador.

Evaristo Arce Piniella (Villaviciosa, 30 de diciembre de 1941) era maliayo de nación y carbayón de pación, o, en sus propias y más acertadas palabras, tenía la Villa en el ADN y Oviedo en el DNI. Lo que Evaristo Arce quería decir es que había logrado convertirse en un vecino y hombre de Oviedo por voluntad propia y con total entrega. Hasta el punto de que a la ciudad y sus gentes dedicó uno de sus libros más celebrados, reeditado en LibrOviedo hace dos años, "Oviedo y los ovetenses".

Desplazado a Madrid en sus primeros años de ejercicio de la profesión periodística, Manuel Paredes lo trajo de vuelta a la región para incorporarse a La Voz de Asturias (1962-1963). De ahí Evaristo Arce pasaría a formar parte de la redacción de LA NUEVA ESPAÑA (1963-1982) y "Asturias Semanal" (1969-1977), años que compartió estrechamente con colegas como a Juan de Lillo, Graciano García, Orlando Sanz o Manolo Avello.

Su trayectoria le emparejó rápidamente con los asuntos del arte y la cultura, donde encontró un cómplice, compañero y hermano del alma en el crítico Rubén Suárez, fallecido hace cinco años. El propio Suárez destacaba por encima de todo de su compañero su contribución al arte: "Creo sinceramente", dejó escrito, "que habrá muy pocas personas que hayan hecho tanto por el arte y la cultura en Asturias como Evaristo Arce, sin hacer gala de ello, sin aprovecharse de nada, únicamente con ser trabajador, inteligente, eficaz y responsable".

Muy alérgico siempre a los protagonismos y las vanidades, Evaristo Arce fue uno de los grandes impulsores de la escena cultural y artística asturiana en la transición. Entre otras responsabilidades, fue director del área de arte y literatura de la Obra Social y Cultural de la Caja de Ahorros, dirigió la colección de arte Masaveu entre los años 1986 y 2010, puso en marcha y dirigió en sus dos primeras ediciones la Bienal Nacional de Arte de Oviedo (1976-1979). Su rigor profesional estuvo también detrás de otros proyectos editoriales tan relevantes para la escena artística como los "Cuadernos del Norte" de Juan Cueto.

En su producción bibliográfica, además de "Oviedo y los ovetenses", que publicó por primera vez en Ayalga, en 1977, destacan sus trabajos sobre Alejandro Casona, el de la obra inédita y charlas radiofónicas editado por el IDEA, institución de la que era miembro correspondiente, los tomos dedicados al dramaturgo en la colección Hércules-Astur o el análisis de su faceta de escritor de periódicos (Alsa, 1983). Junto a una amplia producción de monografías y catálogos sobre artistas asturianos (Navascués, Linares, Baragaña,Magín Berenguer, Humberto Alonso, Joaquín Fanjul, Santamarina…), Evaristo Arce también dedicó su tiempo a la pequeña historia local, como el libro sobre el perro Rufo editado por KRK en 2016.

Asturiano afable, bellísima persona, seguía cultivando el arte de la tertulia como ecosistema intelectual irrenunciable y casi a diario se lo podía ver en la mesa de uno de los cafés más antiguos de Oviedo, en el centro del Antiguo.

Tampoco se alejó nunca de sus raíces maliayesas. Villaviciosa lloró ayer también la muerte de su paisano, vinculado desde sus inicios y hasta su última edición al Certamen Nacional de Pintura de la Villa. El Alcalde, Alejandro Vega Riego, lamentó ayer la pérdida de una persona "tan valiosa, tanto desde el punto de vista humano, como colectivamente para Asturias y en particular para Villaviciosa, su tierra natal, a la que tanto quiso. Perdemos a uno de los mejores, pero a la vez Villaviciosa debe estar agradecida por haberle tenido, y por todo los aportó a su tierra", concluyó, después de prometer que mantendrá vivo su legado.

A Evaristo Arce, pese a su talento escapista para homenajes y medallas, le llegaron en los últimos años importantes reconocimientos. Villaviciosa le otorgó el título de hijo predilecto en 2019 y posteriormente, en 2022 y en 2024, recibió la Amuravela de Oro en Cudillero y el título de Hijo Adoptivo de Oviedo.

Su capacidad de trabajo y su generosidad se evidenció ayer con el caudal de mensajes de pésame llegados de toda Asturias. Entre otros artistas, Pelayo Ortega habló del "buen amigo": "Siempre fue estímulo para todos y muy generoso en la amistad. Lo echaremos mucho en falta", declaró. Desde Madrid, Alfonso Palacio, director adjunto de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado calificó a Arce de "nombre fundamental para conocer por dónde han caminado los derroteros de la cultura asturiana, y en concreto de las artes plásticas, en estos últimos 60 años".

La capilla ardiente de Evaristo Arce, que deja viuda, tres hijos y cuatro nietos, quedó instalada en Los Arenales y hoy se celebrará su funeral en la iglesia de San Isidoro a las cinco de la tarde.

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