Así trabajan en Oviedo los mayores enemigos de los agresores de las mujeres
Los agentes de la Policía Judicial que trabajan en el cuartel del Rubín protegen a 235 mujeres víctimas de violencia machista mientras desempeñan otras labores clave para la seguridad

Uno de los agentes de la unidad. | FERNANDO RODRÍGUEZ
La NUEVA ESPAÑA inicia hoy una serie de reportajes sobre las distintas unidades de la Policía Local de Oviedo con el objetivo de acercar a los ciudadanos el trabajo, los entresijos y la importancia de cada una de ellas. Desde la protección de víctimas de violencia de género hasta el control del tráfico, pasando por la lucha contra el menudeo de drogas o la seguridad en eventos multitudinarios, estas unidades operan muchas veces en la sombra, pero su labor es fundamental para el día a día de la ciudad. Este primer reportaje se centra en la Policía Judicial, un equipo especializado que, sin uniforme y con máxima discreción, vela por el cumplimiento de las órdenes judiciales y la seguridad de las personas más vulnerables.
Al otro lado del teléfono, una voz temblorosa pide auxilio de forma desesperada. La mujer se ha asomado a la ventana y ha visto a su expareja muy cerca del portal, a pesar de que un juez le ha impuesto una condena y existe una orden de alejamiento, una medida que la ha librado de las continuas palizas que soportó durante años. El miedo la paraliza y necesita ayuda urgente. En ese momento se activa la alarma en el cuartel del Rubín y los agentes de la Policía Judicial entran en acción. No llevan capa, no salen en las películas, pero su trabajo diario salva vidas. Entre otras muchas funciones, esta unidad de la Policía Local de Oviedo, se encarga de velar por las víctimas de violencia de género, de proteger a las mujeres que huyen del terror y de perseguir a quienes intentan quebrantar la ley y también su dignidad.
Las dependencias de la Policía Judicial se encuentran en una de las alas del Rubín, separadas del resto de departamentos del cuerpo. Allí trabajan 12 agentes sin uniforme a las órdenes del subinspector David Mortera, que es el encargado de dirigir una unidad que actualmente tiene una lista de 235 mujeres a las que vigilan de forma permanente para evitar que sufran daños. Aunque parezca increíble, este listado no incluye a todas las víctimas de violencia de género de Oviedo, ya que los agentes del cuerpo municipal solo se encargan de una parte de la ciudad. "En 2021 se firmó un convenio y se dividió el núcleo urbano Oviedo en dos zonas, la Policía Nacional se encarga de una de ellas y nosotros de la otra. Además, la Guardia Civil también hace seguimientos en la zona rural", explica el subinspector Mortera.
Los agentes de la Policía Judicial acceden al puesto por concurso interno, aunque una vez dentro deben cumplir una serie de requisitos. "Para hacer este trabajo se necesitan profesionales con mucho compromiso, que tengan empatía con las personas con las que trabajan a diario y, sobre todo, que crean verdaderamente en lo que hacen", señala Mortera. No en vano, la labor de la Policía Judicial comienza desde el minuto cero. "Nosotros ya nos personamos en el juicio y nos presentamos a la víctima. Lo primero que hacemos es intercambiar los teléfonos, coger todos sus datos, la dirección de su casa, su lugar de trabajo, los sitios que frecuenta... Es el momento más importante para tenerlo todo controlado", dice uno de los agentes, que prefieren mantenerse en el anonimato por la naturaleza de su trabajo. "Siempre vamos de paisano. Por un lado, les trasmitimos más seguridad y confianza a las víctimas y por otro nos permite ser más eficientes e influir lo menos posible en el día a día de las mujeres durante las vigilancias", añade.

El concejal de Seguridad Ciudadana, José Ramón Prado (a la izquierda), con el subinspector David Mortera, en las dependencias de la Policía Judicial. | FERNANDO RODRÍGUEZ
No llevar uniforme es fundamental para pasar desapercibidos en muchas de las situaciones a las que tienen que enfrentarse . "Cada víctima tiene un nivel de riesgo y en función de eso estamos más o menos vigilantes. Hay casos en los que no las dejamos solas en las 24 horas del día, por ejemplo cuando el agresor no ha aparecido y todavía está siendo buscado", señala otro de los agentes de la unidad. En muchas ocasiones, por poner solo algunos ejemplos, tienen que acompañar al parque a alguna de las víctimas para que pueda llevar a su hijo a jugar, hacerse pasar por un cliente en la cafetería en la que trabaja la mujer por si acude su agresor o pasarse la noche frente a su portal para que se sienta protegida. "A mi ya me ha tocado ir hasta a una comunión y a fiestas de cumpleaños. Los hijos y los celos son motivo de muchos quebrantamientos de condena. Algunos no asumen que su expareja esté con otro hombre o que su hijo tenga buena relación con él", cuenta un miembro de la unidad.
Las víctimas tienen sus teléfonos, cada uno de los agentes tiene asignadas a varias mujeres para que el trato sea lo más cercano posible, pero procuran no implicarse demasiado a nivel emocional. "Somos cercanos, pero no paternalistas. Aunque a veces nos vamos a casa preocupados, es inevitable", afirma David Mortera. "Muchas veces es la propia víctima la que vuelve con su agresor, pero nosotros tenemos que detenerle porque él es el que incumple la condena que le ha impuesto un juez. Estamos para que se cumpla lo que impone el juzgado y eso hacemos", añade el subinspector. Es más, la Policía Judicial no puede ni siquiera permitir que un condenado por la justicia le de un "like" en las redes sociales a la víctima, que mire su estado de Whatsapp o que le envíe un mensaje por terceras personas. "No puede ni siquiera enviarle un Bizum, eso ya es quebrantar la condena y nosotros tenemos que estar al tanto", dice un agente. "La distancia de alejamiento se mide por el Google Maps. Si se incumple, actuamos", recalca.
Otras funciones
La protección de las víctimas de violencia de género no es el único cometido de la Policía Judicial. Los agentes del Rubín también se encargan de otros tipos de violencia doméstica, de proteger y escoltar a las autoridades –como por ejemplo al alcalde del municipio– o de tramitar los expedientes de las incautaciones de droga que hacen ellos mismos o sus compañeros del cuerpo. "Aquí custodiamos esa droga hasta que se traslada al laboratorio para ser analizada antes de presentar la correspondiente denuncia", explica David Mortera.
Además, los agentes de la Judicial protegen y hacen traslados de menores (que por ley no pueden ir en coches rotulados), controlan el absentismo y se encargan de cualquier orden que les de el juzgado. "A veces hay que vigilar a ultras que no pueden entrar en un estadio, hacer averiguaciones de domicilio, controlar que se cumplan las localizaciones permanentes (arrestos domiciliarios) o velar porque se cumpla la orden de alejamiento de un supermercado de un ladrón reincidente", dice Mortera, que recalca la buena relación con el resto de cuerpos de seguridad que trabajan en Oviedo. n
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