Ciudad secreta
El ovetense que fue torero y ahora es un truhan, es un señor: así es el Julio Iglesias asturiano
El torero ovetense Diego Ramos fue uno de los últimos en empuñar la muleta hace veinte años en el coso de Buenavista. Ahora regresa, como cantante tributo, "serio y sin caricaturas", del intérprete español más universal

Ramos, frente al teatro Campoamor. / David Cabo
Feria de San Mateo, 2003. Seis morlacos, dos novilleros y un mano a mano inesperado. "En el sorteo salieron unos animales muy grandes y el tercer novillero se rajó, no apareció", cuenta Diego Ramos, sobre su debut en la plaza de Buenavista, un coso que en aquel momento ya vivía sus últimos ramalazos taurinos. El torero nacido en Oviedo cortó tres orejas, se llevó una ovación y salió a hombros en una tarde que nunca olvidará. Más de veinte años después de aquel hito, que recuerda con nostalgia, el hoy matador está retirado de la tauromaquia y se dedica a otros menesteres. Abogado de carrera, se gana la vida como empresario del mundo del embutido; por otro lado, su talento musical y su innegable parecido con Julio Iglesias le están convirtiendo en la nueva sensación del panorama de los tributos al cantante español más universal.
Al llegar a las inmediaciones del teatro Campoamor, donde se citó con el periodista que escribe estas líneas, su presencia llama la atención. Vestimenta elegante, presencia impoluta, percha innegable y un parecido físico con el intérprete de canciones como "De niña a mujer", "Hey". "Sácame bien en la foto, que Julio, como no acertases, te echaba", bromea con el fotógrafo.
La aventura del polifacético Diego Ramos en este loco planeta llamado Tierra arrancó en 1977, cuando vino al mundo en Oviedo, aunque poco después la familia se trasladó a Salamanca. Desde pequeño, en esas tierras mesetarias, le picó desde pequeño no el aguijón de nada, sino el pitón de la tauromaquia. "Ser torero fue algo que ambicioné desde que tengo uso de razón", admite, sobre una carrera que arrancó a los diez años.

De novillero, el día que toreó en San Mateo. / LNE
El mundo del toro es "muy complicado ", pero logró su sueño de ser matador , siempre con el diestro abulense Julio Robles como máximo referente. Aunque no figura. "Pero no logré ser figura; muchos son los llamados, pocos los elegidos", suspira. Tomó la alternativa en Higuera la Real, en Badajoz, la tarde del 15 de septiembre de 2012, con un toro de nombre "Guapillo". Actuó en una corrida como matador y se retiró para enfocarse en su familia y negocios. "Uno nunca deja de ser torero, eso sí", sentencia.
En Oviedo tuvo dos actuaciones, una en la citada Feria de San Mateo, de 2003, y la siguiente, en la de la Ascensión, en 2004. Guarda muy gratos recuerdos de aquellas citas, y agradece a dos personas aquella visita. Una es Javier Prieto, fotógrafo taurino, y otro, Carlos Perelétegui, crítico del ramo que en aquellos tiempos firmaba las crónicas en este diario y al que llamó la atención que aquel joven novillero, con la carrera de derecho recién acabada, fuese ovetense.

Con su padre, Fulgencio, y el torero Julio Robles. / LNE
Aunque desde su más tierna infancia ha sido un "showman" y ya le gustaba cantar, precisamente de esos años universitarios surge el mayor fervor por su cantante fetiche, Julio Iglesias. Ramos y su pandilla se juntaban para hacer copas antes de salir de fiesta y escuchaban el doble CD de grandes éxitos "Mi vida", publicado en 1998. El grupo acababa en las discotecas cantando a grito pelado hits como "Quijote" o "Soy un truhán, soy un señor". "El Julio de finales de los 70 y principios de los 80 es el mejor", incide, "es al que yo tributo".

Junto a la soprano Tina Gutiérrez y el productor Manolo Díaz. / LNE
Pasados los años, padre de familia, empresario, sin ninguna pretensión musical, hace un par de años, en un concierto tributo al cantante que pudo triunfar en el Real Madrid que ofrecía un amigo, le suben espontáneamente al escenario para cantar unos temas. "Ahí empecé a crecer que podría hacer esto de una manera seria, con dignidad y respeto, huyendo de la caricatura y el enfoque que siempre se le da a imitar", porque, recalca: "Yo no imito a Julio, ni es mi pretensión, yo le homenajeo".

En uno de sus tributos a Julio Iglesias. / LNE
Los hechos avalan sus palabras. Ya ha realizado una gira por las principales plazas (musicales) españolas y la gente le descubre y disfruta de su talento. Incluso llamó la atención del afamado productor asturiano Manolo Díaz, que trabajó en su día codo a codo con Iglesias. El antiguo ejecutivo se acercó a su actuación del miércoles en Avilés. A cambio, Ramos le visitó en su homenaje del jueves, en Oviedo.
"Ojalá así me dé a conocer y un día yo pueda hacer mi propia carrera", anhela Ramos. Quizá con canciones que Julio nunca cantó, o con otras nuevas, pero siempre como el matador –canción homónima que también cantó Iglesias, con José Luis Rodríguez, "el Puma"– que nunca dejará de ser.
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