El barrio de Buenavista, esperanzado con llegada de la Universidad Alfonso X al Calatrava: "Daría la vida a una zona muerta"

Hosteleros y comerciantes aplauden el proyecto de la Universidad privada en Oviedo, pero se muestran escépticos ante lo incipiente del proyecto

Buenavista da la bienvenida al nuevo centro: "Daría la vida a una zona muerta"

Buenavista da la bienvenida al nuevo centro: "Daría la vida a una zona muerta" / LNE

Buenavista / El Cristo

"Mucha ilusión" y "esperanza" para reactivar "una zona muerta", pero también un escepticismo e incredulidad "por los años que llevan dándole vueltas al Calatrava sin hechos". Son las sensaciones de los comerciantes y hosteleros del entorno ante la posibilidad de que la Universidad privada Alfonso X el Sabio (UAX) se instale en un complejo que lleva sin ninguna actividad demasiados años para los autónomos que desarrollan su trabajo cerca de un espacio concebido hace dos décadas para ser tractor, no solo de la zona alta de Buenavista y el Cristo, sino de toda la ciudad.

Manuel Calderón es uno los autónomos más veteranos de la zona, con 41 años al frente del café Astros, en la calle Ciriaco Miguel Vigil. "Todo lo que venga para acá es bueno, aunque a mí me queda poco aquí", dice el hostelero ante una jubilación próxima. Ha vivido las épocas de mayor actividad y también el ocaso, marcado por el traslado del HUCA y luego por el cierre del complejo comercial. "Sin el parking todavía se nota más el bajón", asegura.

La implantación de una universidad privada es vista con muy buenos ojos por hosteleros y comerciantes como palanca para reactivar la actividad en la zona. "Sería una iniciativa buenísima, ideal para todo el barrio, que quedó muerto con el traslado del HUCA. Otra cosa es que la veamos. Cuando el hospital estaba aquí vendía 600 barras de pan al día y de repente bajó a doscientas y pico", detalla Javier Fernández, que regenta la panadería de la calle Álvaro Flórez Estrada.

Diana Muñiz, titular de Cuarto Creciente, un negocio de colchones y de ropa de descanso y conocedora del día a día en esa misma calle, está convencida del efecto tractor que supondría llevar estudios universitarios al Calatrava, y no solo para los comerciantes. "La zona está en caída libre desde el cierre del centro comercial. Hay menos movimiento de gente. Por eso sería muy bueno dar un nuevo uso y aprovechar unas instalaciones perfectas para cualquier otra actividad, ya que la comercial no ha sido su punto fuerte". Diana Muñiz apunta otro activo de esta nueva propuesta: "La gente joven es dinámica y su presencia para los negocios, aunque estén de paso, entren o no a comprar, es positiva. Evitan que la calle esté vacía a las cinco de la tarde". Lydia Elguezábal, titular de la confitería Llambionadas, justo enfrente del Calatrava, comparte la idea de que "tener más gente joven en el barrio reactiva la zona y además son clientes potenciales".

La caída de ventas y de actividad por el traslado del complejo hospitalario y el cierre de la actividad comercial en el Calatrava tiene reflejo en situaciones y evoluciones como la vivida por el hostelero Iván Allonca desde que está al frente del café Marfil, en la calle Policarpo Herrero: "Llevamos aquí catorce años, había un movimiento de gente impresionante. En este negocio llegamos a ser seis personas trabajando, con los siete días de la semana abierto, ahora somos dos y cerramos los fines de semana. O sea, aquí se perdieron cuatro puestos de trabajo. La diferencia es importante, así de sencillo". Por eso Iván Allonca no duda del efecto positivo que supondría la implantación de una universidad en el Calatrava. "Si fuera verdad, se notaría en todo. Ahora das una vuelta y ves toda la zona con carteles de alquiler en locales y pisos", describe el hostelero. Carolina Fernández, responsable de Sprint Sport, se muestra optimista: "No será para hoy o para mañana, pero puede ser. La academia del MIR tiene muy buena fama y sería muy interesante para una zona que quedó devastada con los cierres del HUCA y el Calatrava".

La iniciativa de una universidad en el Calatrava genera consenso entre los comerciantes y hosteleros, que apostaron por el autoempleo como en el caso del kiosquero Alfonso González, en la calle Ciriaco Miguel Vigil. "Cogí este negocio en 2018 y al año de abrir cerró el Primark. Se notó mucho, eran más de cien trabajadores, muchas madres, muchos niños. Yo en aquella época abría todos los días también de tarde y ahora sábados y domingos ya no abro, no merece la pena porque está muy muerto. Si ahora viniesen estudiantes, gente joven, darían mucha más vida".

El escepticismo y cierta incredulidad también afloran en las valoraciones de los titulares de negocios de la zona, como el kiosquero Alfonso González: "Se habla mucho, el Alcalde dice que hay muchas empresas interesadas y esperando, pero al final esto sigue vacío y aquí por las tardes no hay nada". Javier Cobreros, titular del café del mismo nombre, suscribe "el tirón" que daría una universidad en el Calatrava a la zona. "Sería esperanzador en un edificio que podría dar mucho de sí pero está desaprovechado. Pero se han dicho tantas cosas que hasta que no lo vea, no lo creo".

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