Entrevista | Pablo Hernández-Lahoz Escritor

"En Tapia de Casariego es fácil dar rienda suelta a la imaginación"

El autor ovetense fue premiado en el Festival Octubre Negro de Madrid por su novela "Nadie es intocable", que presenta hoy en Oviedo

Pablo Hernández-Lahoz.

Pablo Hernández-Lahoz.

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Oviedo

Abogado del Estado y director de Asuntos Legales y Corporativos de Aena, Pablo Hernández-Lahoz (Oviedo, 1977) narra en «Nadie es intocable» una historia muy negra en escenarios de Tapia de Casariego, sacudida por el asesinato de Virginia Morató, hija de un exministro del Interior. Mencía Ruiz, antigua inspectora de policía, se encarga del caso. La novela fue accésit del premio «Taninos Asesinos», convocado por el Festival Octubre Negro de Madrid. Este martes la presentará en la librería Matadero Uno de Oviedo.

¿Cómo nace la idea?

Hasta ahora siempre había escrito relatos cortos y tenía ganas de empezar un proyecto más ambicioso. El verano, con la mente descansada, es un buen momento para la reflexión. Si además puedes hacerlo en un entorno maravilloso e inspirador como Tapia de Casariego, es fácil dar rienda suelta a la imaginación.

 ¿Influye su profesión en el oficio de escribir?

Sí. La profesión de abogado exige mucha actuación escrita. Redactar escritos procesales, actas de consejos de administración o dictámenes jurídicos ayuda a mantener vivo el hábito de escribir. Además, aunque pueda parecer extraño, cuando se redacta una demanda o un dictamen se cuenta una historia con su planteamiento, nudo y desenlace. El argumento debe ser convincente y si el documento, a su vez, es de lectura entretenida para el juez que debe resolver el litigio, el éxito está asegurado.

 ¿Cómo es la Tapia de Casariego que aparece en las páginas?

Hay mucho de «mi» Tapia de Casariego. He disfrutado la mayor parte de los veranos de mi vida en Tapia y nunca perdono mi estancia allí durante la primera quincena del mes de agosto. Aunque tratándose de una novela negra resultaba inevitable la presencia del mal y la comisión de asesinatos, a lo largo de la historia se describen las magníficas rutas por las que la protagonista, Mencía Ruiz, practica su «running» diario o los restaurantes en los que puedes disfrutar de una buena gastronomía. Como dice la cabo Covadonga Souto en un pasaje del libro: «En Tapia, cocinar el bonito es casi una religión».

 Dos historias paralelas...

Lo cierto es que la idea de que en la novela hubiera dos historias surgió como algo natural, porque su origen tiene un nexo común: la protagonista, Mencía Ruiz. Además, las tramas avanzan y se resuelven al mismo tiempo. Como las dos historias se van alternando, llega un momento en el que no sabes cuál de ellas resulta más entretenida.

Presénteme a sus personajes.

La exinspectora de policía Mencía Ruiz es una mujer dura y tiene unos principios vitales inquebrantables. Su forma de ser, poco pragmática y bastante tozuda, puso fin a una carrera fulgurante en el Cuerpo Nacional de Policía, pero, veinticinco años después, también la redime de una vida gris como vigilante de seguridad en un polígono industrial del extrarradio madrileño. Fernando Morató, ministro del Interior entre 1992 y 1996, es altivo y soberbio, pero el asesinato de su hija, Virginia, le vuelve más humano y ayuda a resolver antiguas cuentas pendientes con su pasado ministerial. La cabo Covadonga Souto está al frente del puesto de la Guardia Civil de Tapia de Casariego. Es ordenada y meticulosa. Lleva una vida tranquila resolviendo controversias vecinales y, por primera vez, se enfrenta a la investigación de un asesinato.

¿Cómo engancha a los lectores?

Fundamentalmente, con una trama y un suspense mantenidos a lo largo de la novela. Por otro lado, el libro también tiene una dosis de humor, con personajes como @xanquete, un hacker que forma parte del equipo investigador. Se comunica con el equipo a través de una app que ha diseñado él mismo. Es un fan de la serie ochentera Verano Azul y se tunea la voz con la de los protagonistas de la serie: Chanquete, Julia, Bea…

¿Qué aporta su libro en el mapa actual de la novela negra?

En la actualidad, el subgénero rey en la novela negra es el thriller, con autores superventas como Javier Castillo o Carmen Mola. «Nadie es intocable» busca una reconciliación con la novela policiaca clásica, en la que lo importante son los personajes y el desarrollo de la investigación, con sus interrogatorios y pruebas indiciarias. Las piezas del rompecabezas policial acaban encajando a la perfección al final de la historia.

¿Los personajes secundarios tienen mucho que decir?

Absolutamente. Es una novela de personajes secundarios. Personalmente, siento debilidad por el excomisario general del Cuerpo Nacional de Policía, José Luis Villaplanas, y el capo de la droga de la Mariña lucense, Anxo Cortizo. Son individuos que actúan al margen de la ley, pero, para ellos, la lealtad con su gente y el cumplimiento de sus códigos son fundamentales para sobrevivir en su mundo.

 ¿Le esperan muchas sorpresas a los lectores?

Sin duda. El lector sospechará que varios personajes pueden ser los asesinos, empatizará con otros, a pesar de dedicarse a actividades ilegales, como la de lanchero de la droga en la ría del Eo. Pero la sorpresa de verdad viene al final, cuando se desenmascara al asesino.

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