Pillaje vandálico y preparativos para el derribo, una tensa convivencia en el viejo HUCA

"Ya no sabemos qué pensar, tan pronto vemos obreros barriendo como supuestos chatarreros arrancando y robando ventanas para sacarse una propina". Así describe Carmen Fernández, vecina del Cristo la situación actual del viejo HUCA, el complejo sanitario cerrado desde 2014, donde los trabajos preparatorios para iniciar los derribos del antiguo Hospital General a la vuelta del trabajo y las constantes visitas de intrusos para sustraer todo tipo de materiales que puedan tener cierto valor descoloca al vecindario.

Lo cierto es que la empresa barcelonesa Hercal Diggers, adjudicataria de los trabajos de desmantelamiento del hospital abandonado por 4,3 millones de euros se encontrará poco más que el esqueleto de dicho edificio y sus anexos cuando se disponga a iniciar los derribos de sus estructuras allá por los meses de agosto y septiembre, según los cálculos de la consejería de Hacienda, impulsora de los trabajos.

Unas imágenes captadas por LA NUEVA ESPAÑA a vista de dron plasman el avanzado deterioro que presentan tanto los edificios que pasarán a la historia en menos de un año, como los otros grandes inmuebles del antiguo complejo, que se dividen entre los que la Universidad quiere usar para trasladar varias facultades de Llamaquique (Maternidad, Silicosis y Consultas Externas) y la Residencia, el gran inmueble para el que su dueña, la Seguridad Social, carece de planes.

Las fotos tomadas por el dron reflejan el paisaje bélico del que en su día fuera el hospital de cabecera de toda Asturias. Apenas quedan ventanas, las barandillas de las terrazas han sido arrancadas, casi todas las estructuras metálicas o cualquier cosa que brillase ha sido sustraída y grandes grafitis ejercen de huellas de un vandalismo diario.

Los vecinos dan un voto de confianza al Principado respecto al derribo del Hospital General, pero se muestran escépticos ante el futuro de los inmuebles cedidos a la Universidad. "Les pedimos que los arreglen rápido, porque seguro que les lleva mucho tiempo. Están destrozados", sostiene Ana Rodríguez, también vecina del Cristo.

De momento, la adjudicataria ha comenzado las tareas para retirar 130 toneladas de amianto del viejo Hospital. Una labor imprescindible para derribar dicho edificio y otros bloques anexos. De la quema se salvarán las construcciones conocidas como "los hongos", donde el Principado aspira a desarrollar proyectos innovadores. Los vecinos piden agilidad. Llevan once años esperando por medidas para resucitar un barrio que, desde el traslado del HUCA a La Cadellada, pide a gritos un revulsivo.

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