La singular historia de cómo cinco "Amigas de lo Ajeno" están resucitando el campus de Humanidades de Oviedo

La segunda historia más "cute" –adjetiva Ari, Ariane Álvarez, emocionada con estos relatos tan "bonitos" que rodean los inicios de Amigas de lo Ajeno– fue cuando Corte pasó unos días en el campus de Filosofía de la Complutense en septiembre de 2023, justo antes de empezar segundo. "Me sorprendió el flujo. Allí pasaban cosas, y en cuanto volví a Oviedo se lo dije a Sara y a Paloma, que ya vivían juntas, me mudé con ellas y empezamos a trazar planes".

Sara Jiménez venía de Logroño, Paloma Picos, de Ponferrada. Lucía Corte, de Gijón. Las tres nacieron en 2004 y su aterrizaje en el campus de Humanidades de la Universidad de Oviedo, en el Milán, las había situado muy lejos de la vida universitaria soñada en el instituto, idealizada por los "college" de las series de televisión y por la nostalgia heredada de sus mayores. "Caminas por la facultad, vas a clase y ya. No ves ningún afán. No ves, directamente. Hablo, claro, de lo extraacadémico. Nadie está involucrado, la peña no se sienta a charlar en ningún sitio, los espacios públicos no se sienten como tuyos. No es que te preguntes dónde está la fiesta, porque tampoco somos tanto de fiesta, pero es que encontramos una universidad muy reprimida, sin gente con la que hablar". De la rebelión contra ese estado de las cosas en el campus de Humanidades de Oviedo nació este colectivo que un año y medio después de sus inicios ya ha conseguido poner en contacto a unos 200 estudiantes a través de grupos de Whatsapp y organizar, la semana pasada, las primeras Semanas Culturales del Milán, recuperadas a imagen y semejanza de aquellas célebres de los años noventa en las que se miran con cierta envidia pero con un inevitable descaro.

La primer historia "cute" sobre Amigas de lo Ajeno explica su nombre. Es larga. Pero merece la pena y aporta otros datos para entender cómo cinco amigas se empeñaron en recuperar la vida en el campus del Milán más allá de las aulas. Sucede que Corte fue monitora de campamentos antes que estudiante de Filosofía. Allí aprendió habilidades que ahora le han servido para poner en práctica con los de primero, para ayudarles a socializar, a presentarse, a inventarse juegos que ayuden a conocerse y hacer vida en común. Algunos tienen nombres muy sugerentes, como el "bingo musical" o las "visitas informales a Oviedo". De sus años de monitora trajo también algunas batallitas de campamento que divertían muchos a sus amigas, como la de ese niño de diez años que no podía reprimir su pulsión cleptómana y al que, de tanto robar en las tiendas, bautizaron como "el amigo de lo ajeno". Así que en primero de carrera, cuando Corte tuvo que hacer un trabajo sobre el papel de la mujer en la Guerra Civil Española, a otra compañera, Elena del Frade, –nuevo talento de la penúltima escena musical asturiana ahora emigrada a Madrid– se le ocurrió titularlo así, "Amigas de lo ajeno". "Amigas por la ‘sororidad’ entre aquellas mujeres para las que aquello ni era su lucha ni su momento histórico, por eso ‘lo ajeno’". Un año después, cuando en casa de Sara y Paloma, también con Laura Prendes, de Avilés, surge la idea de empezar a resucitar la vida en el campus, se les ocurre volver a utilizar el título. "Somos amigas y lo que buscamos es activar a los otros, hacer que pasen cosas, amigas de la otredad".

Lo que siguió durante todo el curso y también en este, aunque Corte pasa este año de Sicue –el Erasmus entre universidades españolas– en la Complutense, fue que empezaron a abordar a los de primero en la cafetería para ofrecerles actividades. Café filosófico, las visitas informales por Oviedo, las visitas igual de informales al Museo de Bellas Artes, un Cine Club todos los viernes a las cinco en el aula -11... Daniel González fue uno de esos alumnos de primero que llegó al campus este año. Venía de Mieres, tocaba en grupos, ahora tiene la banda "La fuente de Duchamp" y en clase de primero de lógica se encontró con Ari, "personaje público" del campus, subraya, que como estudiante de quinto con algunas pendientes ejerció uno de los mejores apostolados del programa de Amigas de lo Ajeno.

ADA también organizaron unas jornadas feministas que ya han tenido tres ediciones con el apoyo de profesores como Noelia Bueno y Abel Pérez Pazos. La recuperación de la Semana Cultural del Milán ha sido la guinda de esta primera tentativa de resurrección del campus. Se celebró entre el 7 y el 10 de abril y logró una movilización desigual en según qué actividades. Desde el Decanato, lamentan, algunas ideas se rechazaron por cierto prurito burocrático, como no considerar actividad cultural un mónologo de Silvia Sparks, exalumna de Filosofía en Oviedo, o no dejar opción a organizar los conciertos en el campus, obligando a las Amigas a alquilar una sala en Oviedo.

Con todo, sienten que las semillas se han esparcido y que será difícil que los alumnos que este año cursan primero no cojan el relevo en segundo. O, como comentaban Ari y Duchamp en un paseo de cuatro horas por la playa de Gijón después de ver el documental sobre el Xixón Sound de Aure Roces, "igual ahora está pasando otra vez y es el momento de hacer algo grande". Seguro, ¡vamos! n

Suscríbete para seguir leyendo