"Oviedo a pie de calle": un viaje barrio a barrio por la vida de la ciudad

Oviedo deja atrás el parón demográfico provocado por la gran recesión económica y supera el primer cuarto del siglo XXI con récord de vecinos y el objetivo de avanzar en la transformación de espacios urbanos

Oviedo, a pie de calle: un acercamiento a una ciudad milenaria a través de sus barrios

Amor Domínguez

Oviedo

LA NUEVA ESPAÑA inicia hoy la serie "Oviedo, a pie de calle", un recorrido por una ciudad con más de mil doscientos años, una capital a escala humana que se vive a través de sus barrios, que acaba de batir su récord de población y que mira al futuro a través de sus vecinos, protagonistas de esta transformación urbana. En diversas entregas, la serie ofrecerá un recorrido por esos barrios en busca de las historias humanas que definen a la capital asturiana

"De forma que no haya aquí ni hambre, ni peste, ni enfermedad, ni violencia y las gentes se sientan felices en el siglo futuro". El Oviedo que deseaba Alfonso II en su testamento del año 812 avanza al primer cuarto del siglo XXI, más de mil doscientos años después, a paso de récord demográfico, ya por encima de los 226.000 habitantes, con una vida que late barrio a barrio en una ciudad de corazón universitario, pulmón funcionario y músculo del sector servicios, sin olvidar una impronta industrial ligada, ahora otra vez, a la Fábrica de Armas, antes dos y ahora una.

Una historia más que milenaria desde la fundación de Máximo y Fromestano da para mucho. Origen del camino de Santiago y segundo santuario de la Europa medieval, cuna de un fuero jurídico que en 1145 ya establecía la inviolabilidad del domicilio y reconocía libertades como el ejercicio de la actividad comercial, Oviedo vivió terremotos y demoledores incendios, como el de 1521, pero tres siglos después, en 1826, acogía a 10.500 habitantes. Una población que se multiplicó por siete apenas cien años después, en los felices años veinte, cuando la economía local y la asturiana crecían pujantes, favorecidas por la actividad surgida a rebufo de la Primera Guerra Mundial en un país ajeno al conflicto. Eran los tiempos del tranvía, la ciudad que había nacido y crecido en torno a su Catedral y a lo que hoy se conoce como el Oviedo Antiguo comenzaba a ensancharse. Para superar el listón de los cien mil habría que esperar a la mitad del siglo XX.

El salto demográfico exigía nuevos suelos urbanísticos . Buenavista y Llamaquique fueron dos buenos ejemplos visuales de cómo las necesidades de expansión en forma de edificios se fueron adueñando de terrenos que antes eran pura periferia.

Así, cuando Carlos Tartiere y su directiva apostaron por construir el campo de fútbol del Real Oviedo, en Buenavista, no había alrededor ninguna otra edificación civil de importancia. El escenario de las primeras hazañas deportivas de los Óscar, Lángara, Herrerita y Emilín, en los años treinta del siglo XX, antes de la Guerra Civil que convirtió el estadio en una trinchera, estaba en el extrarradio, todavía más allá de un inmenso descampado, el llamado Campo de Maniobras de Llamaquique, cuyo nombre no era nada casual. El lugar había sido elegido precisamente para las labores militares desde varias décadas atrás porque no tenía ningún vecino cerca. Justo donde hoy tiene su sede el "cerebro" de la administración autonómica del Principado y buena parte de la futura Ciudad de la Justicia, una de las asignaturas pendientes en el Oviedo del primer cuarto del siglo XXI.

Una ciudad milenaria que late barrio a barrio

La Catedral, símbolo del Oviedo histórico en torno al cual creció la ciudad. / LNE

El Oviedo que pasó de diez mil a setenta mil vecinos en la centuria que va de 1826 a 1920, se ha más que triplicado en 2025, cuando ya pasa de los 226.000 habitantes, después de que la barrera de los doscientos mil vecinos quedase atrás en la última década del siglo XX. Un crecimiento sin prisa pero sin pausa, que vivió un paréntesis forzado en los años de la gran recesión económica (2010-2015), cuando las grúas dejaron de acompañar el paisaje habitual de barrios de gran potencial urbanístico como La Florida, Montecerrao o La Corredoria. No era buen tiempo para meterse en una hipoteca o comprar una vivienda y el hasta entonces motor de la economía, que era la construcción residencial, gripó dejando el negocio en barbecho para mejor ocasión.

Este parón de la actividad económica puso freno a otro de los fenómenos que marcó el crecimiento demográfico de Oviedo en los últimos años del siglo XX y la primera década del XXI, la llegada de una comunidad, la ecuatoriana, que se hizo notar rápidamente en el mundo laboral local, sobre todo en la construcción y en el cuidado de los mayores, y también en la vida social de la capital, donde primero se dejaron ver en el parque de San Pedro de los Arcos y luego, tras quedar pequeño este espacio, en el parque Purificación Tomás, que todavía hoy es punto de reunión durante los fines de semana, aunque con menos afluencia que dos o tres décadas atrás.

Tendencia al alza

La gran crisis económica pasó factura a un crecimiento de la población que ahora vuelve a repuntar. Datos cantan: Oviedo estaba en el año 2008 cerca de los 223.000 habitantes; ahora, acaba de cerrar el mes de marzo con su récord histórico, de 226.353 habitantes. Una tendencia al alza que el estudio "Población, administración y territorio en Asturias", del Consejo Económico y Social del Principado (CES) ya presagiaba en el año 2007.

Aquel informe, coordinado por el geógrafo Aladino Fernández bastante antes de que la recesión impactase sobre el tejido económico local y regional, ya preveía para Oviedo una población que rondaría los 228.000 habitantes a lo largo de 2025. Aunque todo cálculo hecho a 20 años vista conlleva riesgos como, por ejemplo, el de una crisis económica de impacto global, la estimación se aproxima mucho a la actual realidad demográfica ovetense. Un poco más alejada quedó la proyección que ese mismo informe hacía para la población total de Asturias, que pronosticaba de 1.036.796 habitantes para este año pero que de momento está en poco más de 1.014.000.

Mas su diagnóstico en lo tocante a Oviedo se ha demostrado de lo más certero. El citado estudio ya señalaba a Oviedo como "un territorio ganador" de población, al ser "un polo de atracción muy fuerte en inmigración interna" y también de población extranjera para trabajar en el sector servicios. Otra de las conclusiones del estudio realizado por el CES, una entidad suprimida del sector público autonómico como consecuencia precisamente del "tijeretazo" de la crisis económica, era que La Corredoria, a la que ya definía como "ciudad satélite" de Oviedo, sería de uno de los lugares de mayor crecimiento de Asturias, por su condición de "dormitorio" de la capital y su proximidad a los polígonos de Asipo, Silvota, el Parque Tecnológico de Llanera y a las grandes superficies comerciales del área central, sobre todo a Parque Principado.

Cuando se gestó el informe, La Corredoria contaba con 11.156 habitantes; el último recuento del Ayuntamiento, del pasado 31 de marzo, da cuenta de 20.224 vecinos, una población que ya la sitúa por detrás de los siete mayores concejos de Asturias: Gijón, Oviedo, Avilés, Siero, Langreo, Mieres y Castrillón.

Las estadísticas municipales dan fe de la recuperación de vecinos en barrios como La Argañosa y Pumarín, un crecimiento ligado a la existencia de alquileres más económicos para una población inmigrante cuya presencia amortigua el crecimiento vegetativo negativo marcado por la gran diferencia entre defunciones y nacimientos, una realidad endémica de toda la región.

Una ciudad milenaria que late barrio a barrio

Aspecto del parque lineal en el nuevo acceso este de Oviedo, la más reciente actuación en la trama urbana local. / LNE

El corazón de Oviedo late en sus vecinos, en los habitantes que día a día hacen ciudad, una vida que construye en cada barrio. Una vitalidad que se constata a lo largo y ancho de los más de cuarenta kilómetros cuadrados urbanos de los 185 que delimitan todo el concejo y que hoy día se palpa en La Corredoria, uno de los cuatro barrios con más población de toda Asturias; en La Florida, uno de los tres de toda la región con mayor proporción de menores entre sus vecinos o la Argañosa, uno de los que presenta mayor densidad de población., según los estudios de Sadei.

Una ciudad que mira al futuro, con asignaturas a las que toca dar respuesta. Si las obras de urbanización marcaron los años ochenta, la peatonalización protagonizó los años noventa y la Losa fue expresión máxima de la operación Cinturón Verde para integrar la red ferroviaria en la trama urbana en el paso del siglo XX al XXI, la intervención en el entorno de San Julián de los Prados y el acceso este de la ciudad, con el nuevo parque lineal que discurre en paralelo a Ventanielles y El Rancho, ha de ser el inicio de una serie de actuaciones que den valor añadido a la ciudadanía en espacios tan singulares y claves para el desarrollo de Oviedo como La Vega o Rayo-Mercadín-Tenderina en la zona baja de la ciudad, o los terrenos del antiguo HUCA en la parte alta . Un latido colectivo el de la sociedad ovetense que se plasma en su pasión por la cultura y el deporte y en su dinamismo, reflejado, sin ir más lejos, en que más de la mitad de los ovetense son usuarios activos de la tarjeta de transporte colectivo, la mayor proporción, de largo, de entre todas las ciudades de Asturias. Oviedo se mueve. n

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